¡°No sab¨ªamos si se las llevaban a otro pa¨ªs¡±: ?ad¨®nde van las bicicletas robadas?
El seguimiento por GPS a un centenar de bicis sustra¨ªdas en ?msterdam muestra que vuelven a la circulaci¨®n en la misma ciudad
Pa¨ªses Bajos y en particular ?msterdam son ejemplos mundiales de c¨®mo convertir a la bicicleta en la base de un sistema de transporte saludable y sostenible. Pero cada a?o se roban cerca de medio mill¨®n de ellas. Podr¨ªa parecer que robar tal cantidad en un pa¨ªs de apenas 17 millones de habitantes deber¨ªa de comprometer todo el modelo. Sin embargo, una original investigaci¨®n que ha seguido a un centenar de bicis equipadas con GPS muestra que los ladrones no se las llevan muy lejos. De hecho, a los pocos d¨ªas vuelven a servir como medio de transporte por la ciudad, aunque montadas por otra persona.
Investigadores del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT, de Estados Unidos) y la Universidad de Tecnolog¨ªa de Delft (Pa¨ªses Bajos) se plantearon averiguar d¨®nde iba tanta bicicleta robada. Solo en ?msterdam, se sustraen entre 28.500 (seg¨²n datos del ayuntamiento) y 80.000 (que estiman las asociaciones ciclistas). El robo est¨¢ tan a la orden del d¨ªa, que muchos de ellos ni se denuncian, por lo que la cifra podr¨ªa estar m¨¢s cerca de la segunda que de la primera. F¨¢bio Duarte, investigador principal del Senseable City Lab del MIT, laboratorio que pretende tomarle el pulso a las ciudades con tecnolog¨ªa y aplicarla al dise?o urbano, cuenta que part¨ªan con un prejuicio. Como sucede con los veh¨ªculos y otros art¨ªculos robados, ¡°pens¨¢bamos que se las llevaban fuera, quiz¨¢ a pa¨ªses del este¡±, dice. Pero estaban mucho m¨¢s cerca.
La investigaci¨®n, que ha contado con la colaboraci¨®n del ayuntamiento de ?msterdam, ha confirmado que en la ciudad holandesa se roban muchas bicicletas. En su caso, repartieron un centenar de ellas por algunas de las zonas de concentraci¨®n de bicis, como plazas o en las cercan¨ªas de estaciones. Todas llevaban candado y cuidaron mucho que su apariencia y estado no las hicieran destacar: las 100 eran de segunda mano, pero hab¨ªa de una decena de marcas y en todos los estados, desde oxidadas a pr¨¢cticamente nuevas. Llevaban un GPS escondido en la luz o bajo el sill¨ªn y las rastrearon entre junio y diciembre de 2021. El resultado, publicado en la revista cient¨ªfica PLoS ONE, es que los ladrones se llevaron 70 de ellas.
¡°Las mafias las roban, pero se las venden a los habitantes de ?msterdam. Es posible incluso que alguno compre una bici que le robaron tiempo atr¨¢s¡±F¨¢bio Duarte, investigador principal del Senseable City Lab del MIT, Estados Unidos
¡°Es clave donde dejas la bicicleta¡±, cuenta Duarte. ¡°Cuantas m¨¢s hay, m¨¢s probabilidades de que la roben¡±, a?ade. La l¨®gica de este dato creen que est¨¢ en que los ladrones de bicicletas aprovechan la acumulaci¨®n para que su sustracci¨®n pase desapercibida. ¡°Si solo hay unas pocas, siempre existe la posibilidad de que el due?o est¨¦ cerca¡±, justifica Duarte. Otros datos del estudio son relativamente obvios: los robos son m¨¢s habituales en las cercan¨ªas de las estaciones y otros puntos de paso de muchas personas y la inmensa mayor¨ªa se producen de noche.
El seguimiento por GPS les permiti¨® responder a la pregunta que se hac¨ªan los cient¨ªficos, pero tambi¨¦n la autoridades municipales: ?ad¨®nde van? Pues solo dos de las 70 bicicletas robadas salieron de ?msterdam o sus cercan¨ªas y ninguna sali¨® del pa¨ªs. Tras pasar unos d¨ªas sin moverse o con movimientos aleatorios, las bicis son localizadas siguiendo un patr¨®n de dos viajes con el mismo trayecto de ida y vuelta. Es decir, otro amsterdam¨¦s la est¨¢ usando para ir al trabajo y volver a casa.
¡°Pens¨¢bamos que las mafias las robaban, pero no sab¨ªamos si se las llevaban a otro pa¨ªs¡±, comenta Duarte. De hecho, del an¨¢lisis en red de los datos, deducen que al menos un tercio de las bicicletas hab¨ªan sido robadas por alguna mafia. ¡°Lo que sucede es que las mafias las roban, pero se las venden a los habitantes de ?msterdam. Es posible incluso que alguno compre una bici que le robaron tiempo atr¨¢s¡±.
?mterdam fue pionera hace 50 a?os con un experimento que buscaba universalizar el uso de las bicicletas en una ciudad que se mor¨ªa ahogada en el tr¨¢fico. Para ello, lanzaron el proyecto de las bicicletas blancas, con un flota de 10.000 bicis distribuidas por la ciudad y que cualquiera pod¨ªa usar. Fue el primer sistema de movilidad compartida, d¨¦cadas antes de que se hablase de ello. Pero result¨® ser un fracaso y el plan cay¨® en la llamada tragedia de los bienes comunales: al ser de todos, no eran de nadie y muchas acabaron destrozadas, mientras otras se las llevaron los ladrones a casa y las pintaron de otro color. La paradoja ahora es que el robo, da valor a la bicicleta y los ladrones las protegen de caer en aquella tragedia.
Sobre el robo de las bicicletas, Titus Venverloo, investigador de la Universidad de Delft y del MIT y coautor del estudio, comenta que del an¨¢lisis de las trayectorias de las bicis robadas, notan ¡°que vuelven a un patr¨®n regular de movilidad con bastante rapidez¡±. Eso implica que la mayor¨ªa se usan directamente o se venden r¨¢pidamente, ¡°por lo que estas bicicletas vuelven a estar disponibles para la movilidad general de la ciudad¡±, a?ade. Tambi¨¦n destaca cierto aspecto positivo en el robo: ¡°La gran disponibilidad de bicicletas baratas de or¨ªgenes dudosos tambi¨¦n parece alentar la adopci¨®n de la bici en la ciudad, ya que el modo de transporte es muy accesible para cualquiera¡±. Y apunta un tercer aspecto: ¡°Adem¨¢s, debido a la gran cultura del ciclismo en los Pa¨ªses Bajos, los ciudadanos de ?msterdam est¨¢n casi acostumbrados al problema del robo de bicicletas. Por lo tanto, pueden comprar otra bicicleta r¨¢pidamente¡±. As¨ª que su conclusi¨®n es que ¡°el efecto del robo de bicicletas en el sistema de movilidad de una ciudad no es grande, sin embargo, el efecto en la v¨ªctima del robo de bicicletas es evidente¡±.
¡°Estos resultados conectan con los planteamientos de ciertos grupos anarquistas de Pa¨ªses Bajos que, en los a?os 80, postulaban el robo de bicicletas¡±Pedro Malpica, soci¨®logo experto en movilidad sostenible
Pedro Malpica, soci¨®logo experto en movilidad sostenible, comenta que ¡°estos resultados conectan con los planteamientos de ciertos grupos anarquistas de Pa¨ªses Bajos que, en los a?os 80, postulaban el robo de bicicletas. No era tanto por su desprecio por la propiedad privada, sino porque estaban convencidos de que era un sistema viable de compartir los medios de transporte¡±. Pero Malpica, que hizo su tesis sobre movilidad ciclista en la transici¨®n a un nuevo modelo de ciudad, estudi¨¢ndolo a fondo en Sevilla, tambi¨¦n recuerda que el robo puede tener un efecto indeseado: ¡°quien empieza a usar la bicicleta y se la roban, desiste de seguir transport¨¢ndose en bicicleta¡±. Por fortuna, a?ade, su trabajo de campo mostrar¨ªa que la existencia de sistemas de bici p¨²blica palia este problema. ¡°No quieren comprar una segunda despu¨¦s del primer robo, pero no abandonan el ciclismo urbano¡±. Tanto Malpica, como Duarte creen que si la polic¨ªa prioriza la persecuci¨®n de las mafias, ser¨ªa una medida para incentivar el uso de bicicletas como transporte urbano.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.