Los loros que aprendieron a ¡®tirar de agenda¡¯ para hacer videollamadas y sentirse menos solos
Cient¨ªficos tratan de resolver por medio de la tecnolog¨ªa la soledad que sufren estos animales sociales, que les provoca depresi¨®n y autolesiones
Los loros son unos animales de compa?¨ªa muy populares en Estados Unidos, lo que los convierte en el cuarto animal dom¨¦stico favorito, con m¨¢s de 20 millones de aves. El problema es que su popularidad entronca con las condiciones de su cautiverio: suelen estar solos, o como mucho en parejas, cuando en realidad son una especie muy social, que busca bandadas de compa?eros, y posee una inteligencia notable que requiere de est¨ªmulos para entretenerse y no aburrirse. El aislamiento de los loros les causa malestar emocional o incluso trastornos psicol¨®gicos, que se manifiestan en comportamientos autolesivos como arrancarse las plumas o deambular en c¨ªrculos por los laterales de la jaula.
Con este problema en mente, R¨¦becca Kleinberger, de la Universidad Northeastern en EE UU ha dise?ado un modelo de interacci¨®n tecnol¨®gica para que un grupo de loros pudieran realizar videollamadas casi sin intervenci¨®n humana. Para los cient¨ªficos, una reuni¨®n por chat pod¨ªa ayudar a estas aves a sobrellevar la soledad, similar a las quedadas online que las personas mantuvieron durante la pandemia de covid.
El experimento, publicado en un reciente estudio, busca ante todo el bienestar y la predisposici¨®n de los loros. A las 18 aves elegidas, de diferentes tipos de cacat¨²as y loro gris, sus entrenadores las prepararon principalmente para adaptarse a las tablets que portaban. En una primera fase, los educadores ense?aron a los loros a relacionar el sonido de la campana de la tableta digital con una llamada a distancia. Y, en un segundo proceso, a que las aves fueran capaces de repicar la campana para que su cuidador les mostrara el dispositivo digital en el que elegir, v¨ªa picotazo, otro loro al que videollamar.
Los cient¨ªficos buscaban que la tecnolog¨ªa fuera una forma de fomentar la capacidad y autonom¨ªa del animal aislado; por eso, su posibilidad de elecci¨®n era central para los investigadores. De ah¨ª que buscaran que la relaci¨®n entre el animal y la app beneficiara a sus usuarios, permitiendo, en todo momento, que los loros pudieran rechazar las llamadas o dejar el experimento si se estresaban.
Para los cient¨ªficos la posibilidad de elecci¨®n de los loros al videollamar era vital, ya que la socializaci¨®n forzosa puede derivar en mayor estr¨¦s e incluso autolesiones
Entre los dilemas ¨¦ticos de la experimentaci¨®n animal, los investigadores describen c¨®mo la socializaci¨®n forzosa en loros puede derivar en mayor estr¨¦s e incluso agresiones. Por este motivo, el equipo de Kleinberger destaca en su estudio c¨®mo su inter¨¦s principal era conseguir que los loros aprendieran a utilizar la tecnolog¨ªa y tambi¨¦n a estar c¨®modos con las videollamadas. Y se adaptaron mucho: de las 234 posibles citas en las ocho sesiones que prepararon, los loros realizaron 147 llamadas. Seg¨²n los datos del trabajo, un 74% respondi¨® positivamente a las peticiones de mantener conferencias con otros loros, que normalmente consist¨ªan en 5 minutos de interacci¨®n digital.
Seg¨²n los cuidadores al frente del experimento, se nota cuando las aves disfrutan del contacto con otros loros: se acercan a la pantalla, les ofrecen comida a sus compa?eros e incluso cantan coordinados, igual que en una relaci¨®n en la naturaleza. Y cuando se mueven y desaparecen de la pantalla, los loros reaccionan mirando detr¨¢s del dispositivo digital, esperando encontrar all¨ª a sus cong¨¦neres. Tras m¨¢s de 1.000 horas de grabaci¨®n y seguimiento a las citas entre los loros dom¨¦sticos, la investigaci¨®n sugiere que efectivamente se dan beneficios para las aves; muestra signos de sentirse menos aislados y de mejora en su estado de ¨¢nimo.
La vida social est¨¢ en equilibrio: los loros contactados con frecuencia, tambi¨¦n realizaban muchas m¨¢s llamadas. De modo que la popularidad en las aves tambi¨¦n tiende a concentrarse en unos pocos elegidos
Adem¨¢s, apuntan a un detalle similar a las relaciones humanas: los loros que eran contactados con frecuencia, tambi¨¦n realizaban muchas m¨¢s llamadas por s¨ª mismos, lo que indica, seg¨²n los investigadores, que la vida social est¨¢ en equilibrio con la motivaci¨®n que tengan sus participantes. De modo que la popularidad social en las aves tambi¨¦n tiende a concentrarse en unos pocos elegidos.
El ec¨®logo evolutivo Juan Antonio Fargallo se muestra menos optimista con el trabajo debido al ¡°pobre tama?o de la muestra¡± y explica que los individuos debieran ser de la misma especie para lograr una comunicaci¨®n fluida y que sea posible su correcta socializaci¨®n. Este cient¨ªfico, del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, considera que la autoevaluaci¨®n de los propietarios del ¨¦xito del modelo debiera ¡°estandarizarse y ser analizada estad¨ªsticamente¡± para poder hablar de beneficios concretos.
En el estudio de Kleinberger, que se enmarca dentro del evento Human Factors in Computing Systems celebrado en Hamburgo (Alemania), se agrupan soluciones que los cuidadores de loros suelen usar para evitar la soledad o el aburrimiento de sus mascotas, como el dise?o de la jaula, los juguetes del animal o instalar puzzles para su esparcimiento. Pero los cient¨ªficos concluyen que ninguno de estos apa?os puede sustituir ¡°la importancia de la socializaci¨®n con otros loros¡±.
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