China desvela sus planes para mandar ¡®taikonautas¡¯ a la Luna a partir de 2030
El proyecto de la superpotencia asi¨¢tica, que combina elementos de los programas de misiones tripuladas de los a?os 1960, arranca con el lanzamiento de un sat¨¦lite lunar
La Agencia Espacial China ha hecho p¨²blicos sus planes para un desembarco en la Luna. Ser¨¢, si todo funciona como esperan, en el decenio de 2030. A principios o a finales, no est¨¢ claro. Hoy por hoy, la NASA espera hacerlo en septiembre de 2026, pero los retrasos sufridos hasta ahora apuntan a que probablemente se aplazar¨¢ un poco m¨¢s. As¨ª que cabe la posibilidad de que en el futuro asistamos a una reedici¨®n de la carrera que protagonizaron Estados Unidos y la URSS en los a?os 1960. De momento, China ya ha colocado tres aparatos en la superficie lunar en los ¨²ltimos a?os y el mi¨¦rcoles pasado lanz¨® con ¨¦xito el sat¨¦lite Queqiao-2 como punta de lanza, para mejorar la comunicaci¨®n desde la Tierra y apoyar las pr¨®ximas misiones en la cara oculta y el polo sur de la Luna.
Hace medio siglo, la Uni¨®n Sovi¨¦tica mantuvo sus planes en el m¨¢s riguroso secreto. De hecho, tras el alunizaje del Apolo 11, neg¨® oficialmente que hubiese tenido intenci¨®n de ir a la Luna arriesgando vidas cuando pod¨ªan conseguirse id¨¦nticos resultados mediante robots. Y lo cierto es que en ese campo cosech¨® espectaculares ¨¦xitos. Solo en la ¨¦poca de Gorbachov empezaron a aparecer aqu¨ª y all¨¢ modelos de las que deb¨ªan haber sido las naves lunares sovi¨¦ticas. Pese a que el Kremlin hab¨ªa ordenado destruir todo rastro del programa, parte del material sobrevivi¨® lo suficiente como para que los historiadores puedan hacerse una idea de lo que pudo haber sido y no fue.
Ahora, China aplica una pol¨ªtica algo m¨¢s transparente. Todav¨ªa no facilita muchos detalles, pero s¨ª que ha mostrado recientemente sus modelos de nave lunar con nombre y todo: la c¨¢psula principal, que llevar¨¢ a tres astronautas hasta la Luna y los traer¨¢ de regreso, se llamar¨¢ Mengzhou (que se traduce como nave de sue?os); el m¨®dulo de descenso hasta la superficie, Lanyue (abrazo a la Luna). Son dos nombres muy del gusto de la cultura china, seg¨²n la tradici¨®n de otros veh¨ªculos, que fueron bautizados como palacio celestial o nave divina.
Hace medio siglo, sovi¨¦ticos y estadounidenses decidieron utilizar un solo lanzador para elevar simult¨¢neamente el m¨®dulo tripulado y el de alunizaje. Eso exig¨ªa cohetes monstruosos como el Saturno V de EE UU o el N-1 de la URSS. Por ahora, China no dispone de lanzaderas espaciales tan potentes, as¨ª que enviar¨¢ las dos piezas por separado. El cohete empleado ser¨¢ un modelo de tres cuerpos cuyo aspecto recuerda mucho al Falcon Heavy de SpaceX, aquel que en su vuelo inaugural envi¨® al espacio el Tesla descapotable de Elon Musk.
Primero se lanzar¨¢ el m¨®dulo de alunizaje para que entre en ¨®rbita en torno a la Luna, a la espera de que lleguen a ¨¦l dos astronautas (taikonautas, en su versi¨®n china). Una vez completada esta primera maniobra, y con el Lanyue correctamente aparcado (dando vueltas a la Luna), un segundo cohete impulsar¨¢ el Mengzhou con sus tres tripulantes desde la Tierra hasta la ¨®rbita lunar. All¨ª amarrar¨¢ con el veh¨ªculo de descenso de forma parecida a como lo hac¨ªan los del programa Apolo. Dos astronautas pasar¨¢n hasta ¨¦l a trav¨¦s de una escotilla interna, separar¨¢n ambas naves y emprender¨¢n la maniobra de alunizaje.
Nueva carrera a la Luna: similitudes y diferencias
El m¨®dulo chino de alunizaje est¨¢ m¨¢s inspirado en el sistema ruso (que nunca lleg¨® a utilizarse) que en el estadounidense. Ir¨¢ montado sobre un cohete de gran tama?o, encargado de ejecutar la mayor parte del frenado sobre la Luna hasta llegar a poca altura sobre el suelo. All¨ª se desprender¨¢, dejando que el Lanyue complete los ¨²ltimos metros del descenso sostenido por sus cuatro motores gemelos.
El alunizador chino tiene capacidad para dos personas; su tren de aterrizaje consta de cuatro patas con sistema de amortiguaci¨®n; la escotilla de salida, cuadrada, conduce directamente a una escalera adosada a la pata frontal. Esos detalles recuerdan mucho al M¨®dulo Lunar Apolo; y su peso ser¨¢ similar, quiz¨¢s ligeramente superior en el veh¨ªculo chino. Pero ah¨ª terminan las semejanzas.
El Lanyue solo dispone de un juego de motores; el m¨®dulo lunar estadounidense ten¨ªa dos, independientes, uno para aterrizar y otro para volver a elevarse. Cada uno con sus propios sistemas de control y reservas de combustible. China parece haber adoptado una soluci¨®n id¨¦ntica a la de los rusos hace 60 a?os: un gran cohete descartable en pleno descenso y unos motores comparativamente d¨¦biles para la fase final del aterrizaje.
De vuelta a la Tierra, para el despegue se utilizar¨¢ el mismo grupo de motores que para el descenso. Otra vez, la misma soluci¨®n adoptada en el m¨®dulo lunar ruso de los a?os 1960. Para m¨¢s seguridad, aquel llevaba dos reactores; el Lanyue llevar¨¢ cuatro. El m¨®dulo lunar Apolo lo fiaba todo a uno solo, distinto del de aterrizaje. Eso s¨ª, de construcci¨®n tan sencilla que, en teor¨ªa, no hab¨ªa nada que pudiera fallar. Los cuatro motores del Lanyue desarrollan un empuje conjunto de unas 3 toneladas. En la reducida gravedad lunar, podr¨ªan levantar una carga de 15.000 kilos, m¨¢s o menos lo que pesaba un Apolo completo (es decir, con el segmento inferior y las patas incluidas).
El veh¨ªculo de descenso podr¨ªa reutilizarse
Parece que, al contrario que en el programa Apolo, el proyecto chino podr¨ªa despegar desde la Luna con la nave entera, sin necesidad de abandonar en el suelo peso muerto como el tren de aterrizaje. Tras volver a la ¨®rbita lunar, atracar¨¢ con la nave principal en la que espera el tercer astronauta para emprender el regreso a casa, dejando atr¨¢s el veh¨ªculo de alunizaje.
En los programas estadounidense y sovi¨¦tico del siglo XX, una vez reunidos los astronautas en la ¨®rbita, el m¨®dulo lunar se descartaba estrell¨¢ndolo contra la superficie. Como su segmento de aterrizaje hab¨ªa quedado en el suelo, ya no ten¨ªa ninguna utilidad. Pero si el m¨®dulo lunar chino entero queda de nuevo aparcado dando vueltas a la Luna, se abre una interesante posibilidad: reabastecerlo de combustible y utilizarlo en una segunda expedici¨®n.
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— Future Spaces (@SpacesFuture) September 21, 2023
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La agencia espacial china no ha aclarado nada al respecto. Una maniobra de repostaje en ¨®rbita exige dominar dos t¨¦cnicas: el encuentro autom¨¢tico y la transferencia de l¨ªquido de una nave a otra. Ya en 2020, China demostr¨® con su robot Chang¡¯e 5 que ha resuelto el primer reto. La recarga de combustible es otro asunto; que, por cierto, tambi¨¦n preocupa a Elon Musk y su megacohete Starship, puesto que ser¨¢ una operaci¨®n imprescindible para el descenso a la Luna de los tripulantes de la misi¨®n Artemisa 3. Y todav¨ªa no se ha experimentado.
El Lanyue lleva en el techo dos piezas que recuerdan a las orejas de Mickey Mouse. Son paneles fotoel¨¦ctricos plegables como un abanico chino. Aliment¨¢ndose de energ¨ªa solar, su estancia en la Luna puede prolongarse hasta 15 d¨ªas, mucho m¨¢s que el m¨®dulo lunar Apolo, que solo dispon¨ªa de bater¨ªas no recargables.
En cambio, sorprende la aparente ausencia de ventanillas, aunque el dise?o puede cambiar. La agencia espacial china ha adelantado que el Lanyue podr¨¢ operar bajo mando manual o en versi¨®n autom¨¢tica; pero si hay taikonautas a bordo, parece razonable permitirles ver el panorama hacia el que se dirigen. Los del programa Apolo siempre se posaban bajo mando manual, pero China ha desarrollado excelentes sistemas de aterrizaje autom¨¢tico que le han permitido descender varias veces, no solo en la Luna, sino tambi¨¦n en Marte. Al contrario que otros competidores, nunca una sonda china se ha estrellado en la Luna.
El modelo de la nave lunar china tambi¨¦n incluye un veh¨ªculo de cuatro ruedas plegado y adosado al exterior de la cabina. Por ahora es solo un proyecto, cuyo desarrollo se ha encargado a una empresa independiente. Igual que hizo la NASA cuando contrat¨® a Boeing la construcci¨®n de los cochecitos el¨¦ctricos utilizados en las tres ¨²ltimas expediciones lunares.
Objetivos y debilidades del programa chino
Por otra parte, algunos expertos han apuntado ciertas debilidades en el dise?o chino. La principal, el peligro de da?ar los motores durante el aterrizaje, lo cual supondr¨ªa un grav¨ªsimo riesgo para los dos astronautas. Durante la misi¨®n Apolo 15, la tobera del m¨®dulo lunar se deform¨® al golpear contra el suelo. El incidente no tuvo consecuencias porque ese motor solo se utilizaba en el descenso, mientras que el de despegue segu¨ªa a salvo dentro de la cabina. Pero en el caso chino, todas las toberas se encuentran desprotegidas y expuestas a sufrir da?os por impactos o el rebote de fragmentos arrastrados por los gases de escape.
Salvo por el anuncio de su intenci¨®n de llegar a la Luna en el pr¨®ximo decenio, la agencia china no ha publicado ning¨²n programa de vuelos. Si la experiencia de hace 60 a?os sirve de algo, cabe esperar al menos cuatro misiones de prueba, algunas sin tripulaci¨®n y otras limitadas a la ¨®rbita. En todo caso, el cohete lanzador definitivo no estar¨¢ listo hasta dentro de unos tres a?os.
Solo cuando los veh¨ªculos hayan demostrado su fiabilidad podr¨¢ intentarse el alunizaje. Ya han identificado unos 30 posibles lugares, que incluyen el cr¨¢ter Shackelton (pr¨®ximo al Polo Sur) e incluso uno en la cara oculta (en el mar de Mosc¨²), aunque dadas las dificultades que comporta, es probable que quede para mucho m¨¢s adelante. Con toda probabilidad, el primero ser¨¢ en la zona ecuatorial, donde existen amplias llanuras relativamente libres de obst¨¢culos.
El objetivo ¨²ltimo del programa no es solo clavar banderas nacionales, y regresar con unos kilos de rocas, sino establecer una base permanente, probablemente cerca del sur. La agencia china se refiere a ella como ILRS (siglas en ingl¨¦s de Estaci¨®n Internacional de Investigaci¨®n Lunar), aunque hasta ahora pocos pa¨ªses han planteado colaborar. Los acuerdos Artemisa, una iniciativa rival auspiciada por la NASA, para coordinar la futura exploraci¨®n de nuestro sat¨¦lite, re¨²nen ya 35 pa¨ªses signatarios, con Espa?a entre ellos.
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