El primer neandertal con s¨ªndrome de Down ilumina el origen de la compasi¨®n humana
El hallazgo en Valencia del f¨®sil de un ni?o de seis a?os con lesiones graves en el o¨ªdo implica que su clan cuid¨® de ¨¦l sin esperar nada a cambio
El an¨¢lisis de un f¨®sil del tama?o del dedo pulgar encontrado en Valencia en los a?os 80 ha permitido identificar el primer caso de s¨ªndrome de Down entre neandertales, nuestros primos hermanos evolutivos, que desaparecieron hace unos 40.000 a?os por razones desconocidas. Los restos eran de un ni?o de seis a?os. Seg¨²n los cient¨ªficos que lo han identificado y analizado, este hallazgo demuestra que tambi¨¦n ellos cuidaban de los m¨¢s d¨¦biles sin esperar nada a cambio, un altruismo que se pensaba exclusivo de nuestra especie, el Homo sapiens.
Entre los rasgos que pueden diferenciar a un sapiens de un neandertal est¨¢ el petroso, un hueso craneal situado detr¨¢s de las orejas que es tan denso que tambi¨¦n se le llama pe?asco. Las sutiles diferencias en la arquitectura de este hueso est¨¢n relacionadas con cambios en el sistema auditivo. Cuando hace a?os se hall¨® el petroso de un individuo infantil en Cova Negra, un yacimiento neandertal cerca de X¨¤tiva cuyas excavaciones dirige Valent¨ªn Villaverde, se pens¨® que se trataba de un ni?o neandertal m¨¢s entre los varios que ya se hab¨ªan localizado en esta cueva.
El resto fue analizado por Ignacio Mart¨ªnez y Mercedes Conde-Valverde, expertos en las diferencias auditivas de sapiens y neandertales, que llegaron a aplicar la tomograf¨ªa axial computarizada para analizar el f¨®sil. La sorpresa lleg¨® justo ah¨ª, pues se descubri¨® que el hueso presentaba marcas de malformaciones cong¨¦nitas que normalmente est¨¢n asociadas al s¨ªndrome de Down.
Es imposible saber si el individuo de la Cova Negra era ni?o o ni?a, pero s¨ª saber que las lesiones en su o¨ªdo interno le dejaron probablemente sordo y sin apenas equilibrio. Es casi imposible que el cr¨ªo hubiese sobrevivido seis a?os sin el cuidado no solo de su madre, sino tambi¨¦n de otros miembros de su familia, argumentan los responsables del estudio del f¨®sil, publicado hoy en la revista Science Advances.
Durante d¨¦cadas se ha debatido si alguna otra especie humana es capaz del tipo de altruismo que delata el cuidado de un ser d¨¦bil o enfermo del que no se puede esperar que pueda dar nada a cambio. Apenas hay casos conocidos. Pero en 2016 se public¨® el caso de un chimpanc¨¦ que naci¨® con s¨ªndrome de Down. La cr¨ªa sobrevivi¨® casi dos a?os gracias a los cuidados de su madre y su hermana mayor. Cuando esta ¨²ltima muri¨®, la madre no pudo hacerse cargo de su hija enferma y esta falleci¨®.
En nuestra propia especie, los casos de s¨ªndrome de Down m¨¢s antiguos se remontan a hace unos 5.000 a?os, seg¨²n desvel¨® un estudio publicado en febrero basado en el an¨¢lisis de ADN. Ninguno de los ni?os identificados sobrevivi¨® m¨¢s de 16 meses, aunque varios de los detectados en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica fueron enterrados con honores.
El ni?o de Cova Negra es el primer caso de s¨ªndrome de Down en neandertales. Aunque el hueso no se ha podido datar, las fechas aproximadas del yacimiento son de hace entre 270.000 y 146.000 a?os. Se trataba de neandertales cl¨¢sicos, la especie humana aut¨®ctona de Europa, que viv¨ªan en peque?os clanes y llevaban una vida n¨®mada en busca de caza. A pesar de la dureza de esta existencia, el ni?o de Cova Negra sobrevivi¨® hasta los seis a?os. Un abismo de tiempo despu¨¦s, en 1929, la esperanza de vida de los ni?os con esta condici¨®n era de apenas nueve a?os, resaltan los autores del trabajo. En la actualidad, gracias a los adelantos m¨¦dicos, pero tambi¨¦n a la mejora de la protecci¨®n que las sociedades brindan a estas personas, la esperanza de vida con s¨ªndrome de Down es de unos 60 a?os en los pa¨ªses desarrollados, a?ade el trabajo.
¡°Este descubrimiento es una bomba¡±, enfatiza Juan Luis Arsuaga, codirector de Atapuerca y coautor del estudio. ¡°Demuestra que la trisom¨ªa [la causa del s¨ªndrome de down, caracterizado por tres copias del cromosoma 21] existi¨® en cualquier ¨¦poca. Pero sobre todo nos invita a pensar en este ni?o, al que cuid¨® una familia entera y que sobrevivi¨® durante a?os. Est¨¢ claro que este tipo de altruismo no es exclusivo de nuestra especie¡±, resalta el cient¨ªfico. ¡°Los neandertales apreciaban mucho a sus ni?os, y lo sabemos precisamente gracias a que en Cova Negra se han encontrado muchos restos infantiles que pensamos que recibieron enterramientos¡±, a?ade.
La arque¨®loga y matrona Patxuka de Miguel, una de las autoras del estudio sobre los primeros casos de Down entre sapiens, cree que este nuevo estudio es ¡°excelente¡±. ¡°Desconozco si el grupo que vivi¨® en Cova Negra era consciente de la importancia de cada persona que nac¨ªa en el grupo, pero creo que en todas las sociedades en las que la supervivencia se basa en esta colaboraci¨®n, nadie estaba de m¨¢s. En el caso de la poblaci¨®n neandertal, cada vez m¨¢s se asume que dispon¨ªan de conocimientos sobre uso de recursos para algunas patolog¨ªas, un mundo simb¨®lico propio y cuidado de personas con secuelas de patolog¨ªas graves que sobrevivieron durante largo tiempo tras su padecimiento¡±, comenta.
Edgard Camar¨®s, arque¨®logo de la Universidad de Santiago de Compostela, opina que este es un hallazgo ¡°excepcional¡±. ¡°Abre toda una ventana a la arqueolog¨ªa de los cuidados; algo muy interesante para entender nuestra evoluci¨®n. S¨ª es verdad que se trata de un solo caso, y el diagn¨®stico se basa ¨²nicamente en un escaneado. Entiendo que requerir¨ªa tambi¨¦n de estudios gen¨¦ticos, sobre todo para encontrar esa mutaci¨®n en el cromosoma 21, que es lo que acabar¨ªa de confirmar un s¨ªndrome de Down¡±, detalla.
El m¨¦dico y paleopat¨®logo de la Universidad de Granada Miguel Botella destaca: ¡°Si bien ya se conoc¨ªa la complejidad de sus comportamientos, esta es una nueva aproximaci¨®n de inter¨¦s por tratarse de un ni?o. Sin embargo, la adscripci¨®n de la patolog¨ªa del o¨ªdo a un posible s¨ªndrome de Down debe tratarse con suma cautela, ya que en modo alguno es exclusiva de este¡±, a?ade.
Chris Stringer, paleoantrop¨®logo del Museo de Historia Natural de Londres, destaca: ¡°Aunque la gravedad¡± de esta condici¨®n ¡°puede variar enormemente en los individuos afectados hoy en d¨ªa, el grado de alteraci¨®n patol¨®gica sugiere que este ni?o estaba gravemente discapacitado y habr¨ªa requerido un considerable apoyo social de otros hasta el momento de su muerte¡±, explica. Este estudio ¡°a?ade otro elemento a nuestra visi¨®n de la humanidad de los neandertales, capaces de cuidar profundamente y de manera duradera a los suyos¡±, concluye.
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