C¨®mo estrellar contra la Tierra una nave habitable del tama?o de un campo de f¨²tbol
La NASA compra la propuesta de SpaceX para hacer caer la Estaci¨®n Espacial Internacional en el oc¨¦ano Pac¨ªfico con una c¨¢psula Dragon a partir de 2030
Todo lo que sube, acaba por bajar y la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS) no es una excepci¨®n. La NASA ha adjudicado a SpaceX el proyecto de construcci¨®n del veh¨ªculo que se utilizar¨¢ para hacerla caer dentro de pocos a?os. Quiz¨¢s tan pronto como el 2030.
Varios factores se al¨ªan en esa decisi¨®n. El primero y esencial es que la estaci¨®n se ha hecho vieja. Su primer m¨®dulo ¡ªde dise?o ruso, pero pagado por la NASA¨D se lanz¨® hace 26 a?os. Puede que no parezca tanto tiempo, pero el rigor del medio espacial hace mella en los materiales y muchos equipos han envejecido. Tanto es as¨ª que ahora los astronautas invierten buena parte de su tiempo en ¨®rbita en mantenimiento y reparaciones. Otro factor es la decisi¨®n rusa de abandonar su participaci¨®n en el proyecto en 2028. En parte, por la tensi¨®n desatada con sus colegas occidentales a ra¨ªz de la guerra de Ucrania y subsiguientes sanciones; pero tambi¨¦n por los planes de construcci¨®n de su propia estaci¨®n, probablemente en colaboraci¨®n con China.
La ISS pierde altura progresivamente debido al rozamiento de las trazas de aire presentes a¨²n a niveles de 400 kil¨®metros, la altura a la que orbita. De cuando en cuando ha de encender sus motores para volver a elevarse. Pero esos motores est¨¢n instalados en el segmento ruso de la estaci¨®n. Si Rusia abandona finalmente la estaci¨®n, desaparecer¨ªa esa capacidad de maniobra.
Se han hecho estudios para encontrar alternativas. Por ejemplo, lanzar veh¨ªculos equipados con un sistema de propulsi¨®n que se unir¨ªan a la estaci¨®n para devolverla a su altitud de vuelo habitual, pero son proyectos caros y que requieren mucho tiempo de desarrollo. Rusia tambi¨¦n hab¨ªa ofrecido sus naves autom¨¢ticas Progress ¡ªlas mismas que emplea ocasionalmente para remontar la estaci¨®n¡ª aunque nunca se estableci¨® un plan concreto para hacerla caer.
Hace a?os Rusia hab¨ªa comprometido su colaboraci¨®n para, llegado el caso, desorbitar la estaci¨®n espacial utilizando los mismos cargueros Progress. Pero dada la situaci¨®n actual, la NASA ha preferido desarrollar su propia alternativa, por si las relaciones con Rusia empeoran. As¨ª, en septiembre de 2023 convoc¨® concurso de proyectos, al que concurrieron varias empresas del sector aeroespacial. Gan¨® SpaceX, la compa?¨ªa de Elon Musk, que una vez m¨¢s present¨® la propuesta m¨¢s econ¨®mica ¡ªcerca de 850 millones de d¨®lares, pecio cerrado¡ª, del mismo modo que ocurri¨® con la selecci¨®n de un aterrizador Starship, que deber¨¢ llevar a los pr¨®ximos astronautas que pisen la Luna.
La estaci¨®n pesa alrededor de 420 toneladas y tiene el tama?o de un campo de f¨²tbol. Es, de largo, el mayor objeto artificial que gira sobre nuestras cabezas en la ¨®rbita terrestre. Para deshacerse de semejante mole, la ¨²nica soluci¨®n consiste en acoplarle un motor suficientemente potente que la frene y obligue a caer en el oc¨¦ano; y si es posible, de una forma controlada. La estaci¨®n se construy¨® pieza a pieza. Hicieron falta m¨¢s de 40 lanzamientos. Cada m¨®dulo, que no sol¨ªa sobrepasar las 20 toneladas, se enviaba al espacio mediante un cohete (ruso) o en la bodega del transbordador (estadounidense). Pero ahora se trata de desorbitar todo el conjunto de golpe y eso exigir¨¢ un motor de gran potencia.
La propuesta de SpaceX es, en efecto, otro monstruo: una c¨¢psula Dragon no tripulada, cuyo portaequipajes, a popa, se ha expandido para albergar tanques de combustible y una treintena de motores de 40 kilos de empuje cada uno. Pesar¨¢ alrededor de 30 toneladas, m¨¢s o menos lo mismo que una nave lunar Apolo completa.
?Cu¨¢ndo se destruir¨¢ la ISS? Los planes de la NASA prev¨¦n hacerlo entre 2030 y 2031. La ¨²ltima expedici¨®n tripulada terminar¨¢ en 2029. El veh¨ªculo desorbitador ¡ªque construir¨¢ SpaceX, pero ser¨¢ propiedad de la NASA y estar¨¢ controlado desde Houston¨D permanecer¨¢ unido a la estaci¨®n durante todo un a?o, ajustando su ¨®rbita bajo mando remoto. Cuando llegue el d¨ªa de desorbitar la estaci¨®n, los treinta motores se encender¨¢n para reducir en unos 150 kil¨®metros por hora la velocidad de la estaci¨®n, que se mueve ahora a una velocidad orbital de 27.600 kil¨®metros por hora. Ese frenado se har¨¢ suavemente, para no estresar la estructura que podr¨ªa romperse. La maniobra durar¨¢ alrededor de una hora, durante la cual la ISS ir¨¢ perdiendo altura progresivamente hasta topar con las capas m¨¢s densas de la atm¨®sfera, a unos 50 kil¨®metros sobre el oc¨¦ano.
Un proceso imprevisible
A partir de ah¨ª, es dif¨ªcil prever c¨®mo tendr¨¢ lugar el proceso de desintegraci¨®n. Es seguro que lo primero en desprenderse ser¨¢n los ocho grandes paneles solares. Luego probablemente ceder¨¢ la viga transversal que soporta los radiadores y alg¨²n experimento como el masivo espectr¨®metro alfa, un cilindro de siete toneladas. Y despu¨¦s, ir¨¢n rompi¨¦ndose las uniones entre los diferentes m¨®dulos que se incinerar¨¢n por separado, como una perdigonada de fragmentos.
No hay muchos precedentes que puedan servir de gu¨ªa. En 1973 el laboratorio Skylab se desintegr¨® con cierto retraso sobre lo previsto y algunos fragmentos cayeron en el outback del interior de Australia. La NASA recibi¨® una multa de 400 d¨®lares por arrojar basura en terreno p¨²blico. 28 a?os m¨¢s tarde, la estaci¨®n Mir se precipit¨® en el Pac¨ªfico en un espectacular despliegue de fuegos artificiales, pero sin causar da?os.
La ISS tambi¨¦n se dirigir¨¢ hacia el Pac¨ªfico sur, en concreto hacia el llamado punto Nemo, el lugar m¨¢s remoto del planeta, a medio camino entre Nueva Zelanda y la punta sur de la Patagonia, lo que lo sit¨²a a m¨¢s de 2.000 kil¨®metros de la tierra m¨¢s cercana (generalmente, islotes deshabitados). Desde 1971 se la utiliza como cementerio espacial, donde hacer caer los sat¨¦lites ya in¨²tiles. En su fondo, a unos 3.700 metros de profundidad, reposan los restos magullados de m¨¢s de trescientos veh¨ªculos que sobrevivieron a la zambullida en la atm¨®sfera. La estructura de corrientes hace esta zona muy pobre en nutrientes y, en consecuencia, en vida marina, lo cual mitiga el impacto de la contaminaci¨®n por posibles sustancias t¨®xicas.
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