?Podr¨¢ la qu¨ªmica hacernos felices alg¨²n d¨ªa o ser¨¢ cuesti¨®n de fe?
Entre otras muchas cosas, en sus art¨ªculos cient¨ªficos, Antonio Escohotado nos ense?a que el diagn¨®stico, desde los tiempos de Hip¨®crates y Galeno, tiene por finalidad promover la salud del cuerpo enfermo
El pastor que se aplica moho sobre la herida no se diferencia de Alexander Fleming en su pr¨¢ctica. En lo que s¨ª difiere es en que Fleming sigui¨® el m¨¦todo cient¨ªfico para demostrar que la aplicaci¨®n del moho sobre la herida funcionaba. De esta manera, el m¨¦todo cient¨ªfico sirve como atributo diferenciador entre dos soluciones que, a simple vista, parecen solo una.
Algo parecido nos cuenta Antonio Escohotado en una de sus piezas que acaban de ser recopiladas por Guillermo Herranz para P¨¢gina Ind¨®mita con un t¨ªtulo j¨¹ngeriano y significativo: Frente al miedo (Volumen II). Por algo el libro se abre con una cita de J¨¹nger que es toda una declaraci¨®n de intenciones. Porque, siguiendo la pauta del fil¨®sofo alem¨¢n, la salud para Escohotado reside en quien no conoce el miedo. Con arreglo a esto, nos encontramos una tendencia a tratar la enfermedad como trastorno psicosom¨¢tico en cada una de sus aproximaciones cient¨ªficas, es decir, que para Escohotado las afecciones y dolencias tienen un origen emocional.
Sin ir m¨¢s lejos, cuando Antonio Escohotado trata el tema de los tranquilizantes y antidepresivos, lo hace desde un punto de vista cr¨ªtico, afirmando que, con el tratamiento qu¨ªmico los pacientes quedan sujetos por una invisible camisa de fuerza, haciendo suya la calificaci¨®n del doctor Henri Laborit (1914-1995) cuando dijo que los tranquilizantes eran una ¡°lobotom¨ªa farmacol¨®gica¡±. Para quien no lo sepa, H. Laborit fue el primero en utilizar la GHB con fines terap¨¦uticos en los a?os 60. Mucho antes, durante la II Guerra Mundial, Laborit emple¨® un antipsic¨®tico ¡ªla clorpromazina¨D con fines quir¨²rgicos, ya que, dicho sedante reduce la inflamaci¨®n y calma al paciente antes de la cirug¨ªa. La clorpromazina es un antihistam¨ªnico que, cuando hace efecto en el paciente, este no pierde la conciencia; al observar el detalle se empez¨® a experimentar con dicha sustancia en psiquiatr¨ªa, provocando lo que se conoce como ¡°Cuarta revoluci¨®n en Psiquiatr¨ªa¡±.
No hay que olvidar que Antonio Escohotado fue, ante todo, un fil¨®sofo, una persona experimentada en el arte de interpretar conceptos. Por eso nos dej¨® un legado de informaci¨®n acerca de las distintas sustancias que provocan alteraciones de conciencia y lo hizo desde el pharmakon, un concepto de la Grecia cl¨¢sica que es un veneno y un remedio al mismo tiempo, siendo la dosis lo que hace bascular el concepto a un lado o a otro. Con todo, Escohotado disecciona las terapias qu¨ªmicas en su art¨ªculo, ya que, el remedio qu¨ªmico aten¨²a los efectos de la depresi¨®n o de la agitaci¨®n nerviosa, pero no llega a la ra¨ªz del asunto, es decir, a la causa.
Siguiendo con su fondo cr¨ªtico, Escohotado nos ofrece otro art¨ªculo titulado F¨¢bricas de epidemia, donde da su punto de vista acerca del VIH como estigma social para quien contrae el virus. Su presencia ¡°equivale a una pena de muerte que roba el futuro y, por eso mismo, el presente¡±, dice Escohotado, para luego se?alar que el diagn¨®stico de esta enfermedad es complejo, debido a que su periodo de incubaci¨®n es largo.
Nos podr¨¢n parecer pol¨¦micos sus art¨ªculos cient¨ªficos, podremos estar de acuerdo con algunos y en desacuerdo con muchos otros, pero, de lo que no hay duda alguna es de que Escohotado, a la hora de exponer sus conocimientos y opiniones, no se salta los procedimientos racionales que utiliza el m¨¦todo cient¨ªfico. Eso es lo que le convierte en la oveja negra del reba?o.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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