?Pudo Shakespeare inspirar la marca de un barbit¨²rico?
Jugando a encontrar el significado original de las palabras cient¨ªficas, nos encontramos con curiosidades que a veces alcanzan la ficci¨®n
La etimolog¨ªa es la disciplina ling¨¹¨ªstica que se ocupa del origen de las palabras. Bien mirado se trata de un juego por el cual alcanzamos el primer aroma de la palabra a estudiar; la raz¨®n de su existencia e interpretaci¨®n.
Dispuestos a jugar, y sin salirnos de la dimensi¨®n cient¨ªfica, nos encontramos con algunas curiosidades etimol¨®gicas que bien merecen ser se?aladas. Sin ir m¨¢s lejos, el origen de la palabra ¡°barbit¨²rico¡± se remonta hasta el 4 de diciembre de 1863, fecha en la que el ¨¢cido barbit¨²rico fue sintetizado por el qu¨ªmico Adolf von Baeyer, coincidiendo en el santoral con el d¨ªa de Santa B¨¢rbara, de ah¨ª el nombre que lo designa.
Sin embargo, hay voces que apuntan que la denominaci¨®n se debe a otra B¨¢rbara, amante de Adolf von Baeyer y camarera en M¨²nich. Seg¨²n estas voces, la tal B¨¢rbara fue quien proporcion¨® a Adolf von Baeyer la orina para realizar el experimento que tuvo como resultado la s¨ªntesis del citado ¨¢cido. Hay que apuntar que para conseguir el ¨¢cido barbit¨²rico es necesario combinar ¨¢cido mal¨®nico con urea, compuesto qu¨ªmico que se encuentra en la orina. Pero como toda mitolog¨ªa se presta a distorsi¨®n, es posible que la denominaci¨®n se deba a que el d¨ªa del descubrimiento, Adolf von Baeyer y sus ayudantes fueron a celebrarlo a una taberna donde tambi¨¦n se estaba celebrando el d¨ªa de Santa B¨¢rbara. Por lo cual volvemos hasta el principio, obviando las voces que apuntan al juego amoroso entre Adolf von Baeyer y la camarera.
Siguiendo con el origen etimol¨®gico de los compuestos qu¨ªmicos tenemos el Veronal, nombre comercial del primer somn¨ªfero del grupo de los barbit¨²ricos que tuvo su mercado a principios del siglo XX. Su etimolog¨ªa nos lleva hasta Verona, ciudad italiana donde dicen que despert¨® su descubridor Josef von Mering despu¨¦s de ingerir una dosis para dormir en un viaje en tren. Con todo, y como ya hemos visto, los supuestos son una constante, y hay quienes dicen que la marca Veronal tuvo un origen m¨¢s literario, apuntando a William Shakespeare y a su tragedia Romeo y Julieta, donde los amantes de Verona viven un amor prohibido que, con el tiempo, ha ido convirti¨¦ndose en un arquetipo. En uno de sus pasajes, Julieta toma una sustancia somn¨ªfera para simular la muerte, de ah¨ª el nombre de este barbit¨²rico de propiedades hipn¨®ticas.
Sin dejar de lado los narc¨®ticos, tenemos la palabra ¡°asesino¡±, cuya etimolog¨ªa nos lleva hasta nuestras ra¨ªces ¨¢rabes por ser de lengua ¨¢rabe su procedencia. As¨ª tenemos la palabra ?a??¨¡?¨©n que, seg¨²n el Diccionario cr¨ªtico etimol¨®gico de la lengua castellana de Corominas, significa ¡°bebedor de ?a??i?, bebida narc¨®tica de hojas de c¨¢?amo¡±. De esta forma, ?a??¨¡?¨©n ser¨¢ el t¨¦rmino que se utilice para nombrar a los seguidores de una secta musulmana (siglos X-XIII) que se dedicaba a realizar asesinatos pol¨ªticos bajo los efectos del ?a??i?.
De hecho, la palabra assassin viene a significar magnicida en ingl¨¦s, diferenci¨¢ndose de murderer que es quien, a la hora de matar, no solo lo hace por motivos pol¨ªticos.
Para terminar, la palabra ¡°cient¨ªfico¡± es originaria del lat¨ªn scientificus y significa ¡°relativo al que hace sabiendo¡± siendo ¡°ciencia¡±, scientia, ¡°cualidad del que sabe¡±. El primero en utilizar el t¨¦rmino ¡°cient¨ªfico¡± fue William Whewell, te¨®logo, fil¨®sofo y tambi¨¦n cient¨ªfico, quien quiso dar un car¨¢cter global a todas aquellas personas que se dedicaban a la f¨ªsica, las matem¨¢ticas, la biolog¨ªa y dem¨¢s disciplinas cuyo atributo com¨²n reside en el m¨¦todo con el que se procede para alcanzar el conocimiento.
William Whewell present¨® el t¨¦rmino en una reuni¨®n de la Asociaci¨®n Brit¨¢nica para el Avance de la Ciencia en 1833 y, aunque en un principio tuvo sus reservas, con el paso de los a?os logr¨® ser aceptado. Por mucho que se buscase, no se iba a encontrar otro t¨¦rmino m¨¢s preciso.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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