?Cu¨¢l es la relaci¨®n entre amor y sexo?
Antrop¨®logos como Helen Fisher han sugerido que en los humanos el atractivo con base sexual ha evolucionado hacia el amor rom¨¢ntico
A Charles Darwin le obsesionaba la cola del pavo real, pues su teor¨ªa de la selecci¨®n natural no explicaba c¨®mo hab¨ªa podido evolucionar una caracter¨ªstica como esa que m¨¢s que una ventaja adaptativa, parec¨ªa un defecto entorpecedor del movimiento y la conducta del animal. Pero su genio naturalista le hizo tambi¨¦n ver que para seleccionar con ¨¦xito tiene que haber mucho donde elegir, es decir, la naturaleza tiene que disponer del mayor n¨²mero posible de variaciones en las caracter¨ªsticas de todo tipo de los animales. Una variedad que poco tard¨® en descubrir que la proporcionaba una forma complementaria de selecci¨®n, la intersexual, basada en el mecanismo de elecci¨®n de pareja que hace que los individuos de un sexo desarrollen caracter¨ªsticas evolutivas para atraer a los miembros del sexo opuesto.
As¨ª, cuanto m¨¢s vistosa y llena de ojos es la cola del pavo real macho, mayor atractivo e incitaci¨®n sexual sienten las hembras por el mismo y cuanto mayor es el n¨²mero de esos ojos mayor salud y capacidad reproductiva tienen esos machos. Por lo que la hembra, al elegir una cola rica en ¡°ojos¡±, lo que en realidad est¨¢ eligiendo, sin saberlo ni pretenderlo, es un macho que le garantice una descendencia sana, con capacidad de supervivencia.
?Tenemos los humanos alg¨²n mecanismo de elecci¨®n semejante? Parece que s¨ª. Al menos uno, pues los varones de pr¨¢cticamente todas las culturas se sienten especialmente atra¨ªdos por la figura femenina cuya relaci¨®n entre el di¨¢metro de la cintura y el de la cadera es 0,7 (70%). Cuerpo de guitarra, lo llaman algunos. Poco importa el peso del cuerpo de la mujer si esa proporci¨®n se mantiene, pues el 0,7 parece haber sido siempre el modelo ideal desde la perspectiva masculina.
Lo podemos comprobar no solo en algunas pinturas cl¨¢sicas, sino tambi¨¦n en los prototipos que aparecen en la ¨¦poca dorada de Hollywood y en los de la mujer de hoy, donde ese tipo de cuerpo suele prevalecer. En el transcurrir del tiempo solo ha cambiado la valoraci¨®n mod¨¦lica del peso corporal femenino (a la baja), pero no la de su forma. Antiguamente, el modelo femenino ideal no ten¨ªa la asombrosa y temeraria delgadez con la que hoy se presentan muchos estereotipos de mujer.
Pues bien, aunque algunos datos indican que las mujeres con la proporci¨®n corporal 0,7 podr¨ªan tener una menor prevalencia de enfermedades como las cardiovasculares o el c¨¢ncer, h¨¢bitos como el tabaquismo o la poluci¨®n y el estr¨¦s han modificado y ocultan esa posible realidad haciendo que incluso mujeres con otras proporciones corporales, pero que se cuidan m¨¢s, tengan mejor salud que las del 0,7. En cualquier caso, el mecanismo natural parece seguir ah¨ª y a los hombres nos sigue cautivando ese modelo. Como la pava real, aunque en un mundo desnaturalizado, al elegir la forma parece que los varones estamos tambi¨¦n, inconscientemente, eligiendo potencial reproductivo. Mecanismos similares, aunque menos estudiados, parecen tambi¨¦n existir en sentido inverso, de mujer a hombre.
Pero entonces, ?d¨®nde queda el amor? Antrop¨®logos, como la popular Helen Fisher, han sugerido que en los humanos el atractivo con base sexual ha evolucionado hacia el amor rom¨¢ntico o pasional, una forma de lazo o uni¨®n que, en perspectiva evolutiva, tiende a asegurar la estabilidad de la pareja para garantizar el cuidado paternal de la prole. El amor, en ese contexto, se constituye como un sentimiento, una emoci¨®n social y consciente que implica no solo lujuria, sino tambi¨¦n pasi¨®n y lazo o v¨ªnculo entre los miembros de la pareja.
Para crear ese sentimiento, el cerebro de los enamorados origina reacciones fisiol¨®gicas y libera sustancias qu¨ªmicas. Por un lado, induce la producci¨®n gonadal de hormonas como los andr¨®genos masculinos o los estr¨®genos femeninos que aumentan el apetito o deseo sexual. En el amor rom¨¢ntico inicial, el cerebro produce tambi¨¦n sustancias estimulantes, como la feniletilamina o la dopamina, inductoras del estado de euforia, motivaci¨®n y pasi¨®n de los enamorados. El contacto sexual y la copulaci¨®n producen tambi¨¦n la liberaci¨®n cerebral de hormonas como la oxitocina y la vasopresina, que contribuyen al deseo de permanencia junto al otro, es decir, a la uni¨®n o v¨ªnculo entre esos individuos.
La pasi¨®n inicial, especialmente en los enamorados j¨®venes, se caracteriza adem¨¢s por la inhibici¨®n de sustancias cerebrales, como la serotonina, estabilizadoras del humor, o la desactivaci¨®n de regiones del cerebro, como la corteza frontal, implicadas en la l¨®gica y el razonamiento. Quiz¨¢ por ello decimos que el amor es ciego.
Por otro lado, el amor y el sexo son diferentes en cuanto el uno puede darse sin el otro, y aunque ambos tipos de motivaci¨®n, la amorosa y la sexual, demandan urgente satisfacci¨®n, la sexual suele saciarse con el coito, mientras que la amorosa puede durar muchos a?os. Pero, ?ay!, el amor cambia con el tiempo. La fogosidad y pasi¨®n iniciales dejan paso a un amor m¨¢s maduro, a una emoci¨®n m¨¢s relajada y consistente, donde los cerebros enamorados segregan ya sustancias diferentes, como las endorfinas y encefalinas, inductoras de estados menos pasionales de relajaci¨®n, satisfacci¨®n y bienestar. Tales sustancias tienen tambi¨¦n un car¨¢cter m¨¢s adictivo que hace m¨¢s dif¨ªcil la superaci¨®n de la separaci¨®n o la p¨¦rdida del ser querido.
En conclusi¨®n, aunque diferentes y, en cierto modo, independientes, amor y sexo se relacionan evolutivamente al ser sin¨¦rgicos en relaci¨®n con la reproducci¨®n exitosa y al funcionar en la pr¨¢ctica con un alto grado de acoplamiento que origina una importante y beneficiosa influencia mutua. Feliz d¨ªa de San Valentin a todos los enamorados.
Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, c¨®mo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sue?o, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, ser¨¢n analizados en la convicci¨®n de que saber c¨®mo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las dem¨¢s personas.
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