Alerta contra las especies voraces que acorralan al marisco gallego
Moluscos for¨¢neos que devoran bivalvos o les quitan la comida se expanden desde hace a?os por el litoral de Galicia para desesperaci¨®n de las mariscadoras
Algo est¨¢ pasando desde hace un par de a?os en el banco marisquero de Xastela, en A Illa de Arousa (Pontevedra), justo a la entrada del parque natural de O Carreir¨®n. Sus sabrosas almejas no proliferan como anta?o. Las mariscadoras culpan del desastre a unas caracolas oriundas del Pac¨ªfico, las Ocinebrellus inortatus, que en Jap¨®n comen solo ostras pero en Galicia han decidido ampliar la dieta. Se zampan todo bivalvo que pillen por delante, ya sea berberecho, navaja, almeja o mejill¨®n. Carmen Mart¨ªnez, portavoz de estas trabajadoras, las ha pillado con cr¨ªas de almeja en la boca: ¡°Son depredadoras y nos est¨¢n creando un gran problema. Hacemos batidas para quitarlas a mano, despegamos las colonias y tambi¨¦n el desove para que no se reproduzcan. Es alucinante la cantidad que retiramos, pero siguen apareciendo¡±.
Cerca de Xastelas est¨¢ la playa de O Bao, uno de los vergeles de marisco de la r¨ªa de Arousa. All¨ª ha llegado un nuevo habitante que se reproduce velozmente y que tambi¨¦n preocupa a las trabajadoras del mar. Es una lapa de vistoso color rosa, la Crepipatella dilatata, que acapara el alimento que el mar sirve para todos los moluscos del lugar. A la cofrad¨ªa de A Illa se le ha ocurrido otra forma de deshacerse de este rival: como es comestible y quienes la han probado dicen que su sabor no est¨¢ mal, est¨¢n realizando estudios de mercado para comercializarla. ¡°Queremos venderla para quit¨¢rnosla de encima¡±, sentencia Margot Moug¨¢n, mariscadora desde hace 30 a?os.
La caracola Ocinebrellus inortatus y la lapa rosa son dos de las especies ex¨®ticas que se han ido mudando al mar de Galicia desde finales del siglo pasado. Son muchas las que viven y dejan vivir, pero algunas son voraces, avasallan al marisco aut¨®ctono y se multiplican a un ritmo incontrolable. Preocupan especialmente en la r¨ªa de Arousa, de donde se extrae el 70% de la producci¨®n gallega de bivalvos. En la cofrad¨ªa de pescadores de O Grove admiten que desde 2008 han sufrido ¡°una invasi¨®n¡± de ca?a¨ªllas (Bolinus brandaris) y busanos (Hexaplex trunculus), dos moluscos de origen mediterr¨¢neo. Alexia Costas, bi¨®loga del p¨®sito, explica que ambas especies se comercializan ¡°pero es dif¨ªcil encontrar comprador¡±. ¡°Arrasan con los bivalvos. Andas por la playa y las ves enganchadas en las almejas. Las ca?a¨ªllas las perforan con la r¨¢dula y se las comen¡±, advierte.
La cofrad¨ªa de O Grove ha puesto cifras al impacto econ¨®mico del fen¨®meno. Seg¨²n explica la bi¨®loga Alexia Costas, cada ejemplar de ca?a¨ªlla o busano puede llegar a comer unos tres kilos de molusco bivalvo al a?o. Este a?o en la campa?a de retirada recogieron 147.320 individuos de estas especies invasoras, lo que supondr¨ªan la p¨¦rdida de unos 441.960 kilos de almeja valorados en unos 8,2 millones de euros.
La lucha en O Grove contra estas especies incluye la contrataci¨®n de una empresa todos los a?os para retirar sus nidos durante los meses de mayo y junio. A la faena se unen tambi¨¦n las mariscadoras, pero su sensaci¨®n es que la expansi¨®n es ¡°imparable¡±. ¡°Su presencia est¨¢ concentrada en la ensenada y lo que tenemos que intentar es que no salgan de ah¨ª y lleguen al resto de la costa. Los marineros est¨¢n avisados de que tengan precauci¨®n, porque pueden llev¨¢rselas enganchadas en las redes¡±, apunta Costas.
Juan E. Trigo lleva 40 a?os estudiando las especies que, llegadas de aguas tan lejanas como las de Australia o Estados Unidos, han encontrado una nueva patria en Galicia. Forma parte del Grupo de Estudios do Medio Mari?o (GEMM), integrado por bi¨®logos, farmac¨¦uticos, m¨¦dicos o buceadores profesionales que comparten ¡°la pasi¨®n por el mar¡±. Han identificado cinco como las m¨¢s peligrosas para el marisco aut¨®ctono: adem¨¢s de la ca?a¨ªlla, el busano y la lapa rosa, se?alan a otra lapa llamada Crepidula fornicata y al denominado mejill¨®n enano (Xenostrobus securis).
Con la Crepidula fornicata se top¨® este colectivo de expertos a principios de los ochenta en la ensenada de Ald¨¢n (Pontevedra). Este molusco originario de la costa atl¨¢ntica de Norteam¨¦rica compite por el plancton con sus cong¨¦neres con una avidez imbatible. Su capacidad de filtraci¨®n multiplica por diez la de los mejillones, asegura Juan E. Trigo. Sus ejemplares se apilan unos encima de otros formando torres de hasta una docena de miembros. Es un abrazo mortal: ¡°Se pegan a otros bivalvos como las vieiras y no les dejan ni moverse ni alimentarse en condiciones. Los condenan a muerte¡±.
La ca?a¨ªlla, propia del Mediterr¨¢neo, se localiz¨® en las R¨ªas Baixas hace 35 a?os. Apareci¨® en un arenal pr¨®ximo a A Lanzada donde los mariscadores sol¨ªan recoger y seleccionar la semilla de ostra que llegaba en camiones desde fuera de Galicia para luego ponerla a engordar en las bateas. ¡°En aquella playa hab¨ªa centenares de especies del Mediterr¨¢neo. Contabilizamos hasta 40. Tambi¨¦n encontramos muchas etiquetas de un lugar de Italia llamado Chioggia. Aquel d¨ªa empezamos a pensar que estaba ocurriendo algo raro¡±, cuenta Trigo, quien hoy se muestra convencido de que la principal v¨ªa de entrada de especies ex¨®ticas en el litoral gallego es la importaci¨®n de semilla de ostra de Francia e Italia. En estos pa¨ªses, explica, la semilla se recoge del fondo marino mezclada con arena y otras especies y en Galicia se separa: ¡°Lo que no vale se lanza al mar y ah¨ª hay moluscos que llegan vivos y que se afianzan en aguas gallegas gracias a sus buen¨ªsimas condiciones de plancton y temperatura¡±.
En aquella playa en la que los miembros del GEMM empezaron a intuir hace 35 a?os el preocupante fen¨®meno que se ha expandido en las costas gallegas, yac¨ªan junto a las ca?a¨ªllas ejemplares de busano. Ambas especies mediterr¨¢neas no le hacen ascos a la dieta atl¨¢ntica. Devoran con voracidad mejillones y berberechos. De mucho m¨¢s lejos es originario el mejill¨®n enano. Procede de Australia, de all¨ª pas¨® a Jap¨®n y desde Extremo Oriente viaj¨® a Europa. En Galicia tapiza a gran velocidad centenares de metros cuadrados de roca y no deja hueco para el resto de especies. ¡°Hasta 70.000 ejemplares por metro cuadrado encontramos una vez en Arcade¡±, recuerda Trigo.
Los miembros del GEMM hacen rastreos, sobre todo cuando la bajamar se agranda arrastrada por la luna llena. Si dan con una especie extra?a, avisan tanto a la Xunta como a las cofrad¨ªas. ¡°Pero a partir de ah¨ª no vemos que se haga nada. Ni la Xunta ni ninguna administraci¨®n¡±, se queja Trigo. Reclama que todos los camiones con semilla de ostra que lleguen a Galicia pasen controles preventivos.
La Consejer¨ªa del Mar ha creado una red de vigilancia llamada Redogal, donde los ciudadanos, ya sean pescadores, buceadores o ba?istas, pueden alertar del avistamiento de especies raras o alteraciones extra?as en animales conocidos. El objetivo es detectar cambios en el ecosistema marino. ¡°Nuestro trabajo es hacer una vigilancia, ver c¨®mo evolucionan estas especies¡±, apunta Alberto Otero, subdirector general de Investigaci¨®n y Apoyo Cient¨ªfico-T¨¦cnico.
Otero coincide en que la primera puerta de entrada de estas especies for¨¢neas en la costa gallega es la importaci¨®n de semilla para cultivar ostras y almejas: ¡°Las importaciones oficiales vienen con un certificado de que est¨¢n libres de par¨¢sitos o especies nuevas. Pero hay pr¨¢cticas irregulares probablemente. Los controles existen, pero siempre hay alguien que se escapa, que hace una importaci¨®n que no est¨¢ del todo clara¡¡± El cambio clim¨¢tico, a?ade, tambi¨¦n propicia la llegada de especies sure?as, esas que en el pasado no resist¨ªan los rigores de los mares del Norte.
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