Los pinchazos telef¨®nicos por la muerte de ¡®Cachou¡¯: ¡°Un puto oso de mierda tiene dos autopsias¡±
Las escuchas ordenadas por la jueza de Vielha que lleva m¨¢s de un a?o instruyendo las diligencias muestran el rechazo hacia estos animales de los funcionarios investigados y su entorno
La investigaci¨®n judicial por la muerte del oso Cachou sigue recabando indicios para tratar de aclarar qui¨¦n lo envenen¨® con anticongelante. La jueza de Vielha lleva m¨¢s de un a?o instruyendo unas diligencias que nunca hubiesen arrancado si se hubiera dado por buena la versi¨®n oficial difundida en un primer momento por las autoridades del Valle de Ar¨¢n, y que alud¨ªa a una pelea con otra fiera como causa de la muerte de Cachou.
Los pinchazos telef¨®nicos ordenados por la jueza para dar con los responsables del crimen del animal han revelado que el Consejo General de Ar¨¢n, el ¨®rgano de gobierno regional, encarg¨® las tareas de seguimiento y cuidado de los osos del Pirineo a t¨¦cnicos que eran manifiestamente contrarios a la reintroducci¨®n de fauna salvaje en la comarca. El principal investigado, Aran Medan, era uno de los guardas forestales que ten¨ªa acceso directo y actualizado a los datos sobre la localizaci¨®n del oso. Esa informaci¨®n proced¨ªa del collar GPS que llevaba Cachou y ten¨ªa que ser confidencial, pero las diligencias judiciales sacan a la luz que el guarda la compart¨ªa con ¡°desenvoltura¡± y sin cuidado alguno. El sospechoso era miembro de un grupo de Whatsapp, con m¨¢s de 140 contactos, bautizado como Plataforma AntiOsos y, seg¨²n consta en las actuaciones a las que ha tenido acceso EL PA?S, comparti¨® de manera reiterada datos sobre la localizaci¨®n de los plant¨ªgrados.
Los ataques a reba?os de cabras, ovejas y potros que fueron atribuidos a Cachou y Goiat, hab¨ªan propiciado que a ambos se les colgara la etiqueta de conflictivos y agresivos. Esa fama enardeci¨® el rechazo de una parte de vecinos del Valle de Ar¨¢n, b¨¢sicamente ganaderos y apicultores, a la presencia del oso en el entorno. Se le hace culpable de perjuicio econ¨®mico. En ese clima hostil, Aran Medan rompi¨® la ¡°obligaci¨®n de guardar secreto¡± que deb¨ªa respetar por su cargo profesional, reprocha el sumario. La intervenci¨®n de las comunicaciones pone al descubierto que pas¨® informaci¨®n incluso ¡°a una persona relacionada con furtivos¡±, y que no le import¨® que, al revelar datos sobre el paradero del oso, su comunicante le confesara un plan inquietante: ¡°Ya estoy informado, voy a ir el s¨¢bado a pegarle cuatro tiros¡±.
En otra comunicaci¨®n, ya posterior al hallazgo del cad¨¢ver de Cachou, una interlocutora le dice: ¡°A ver si podemos matarlos a todos¡±. Cuando se descubri¨® que el fallecimiento del oso no fue accidental y se activaron las pesquisas de los Mossos d¡¯Esquadra, Aran Medan trat¨® de borrar el rastro de sus actuaciones. Los investigadores dejaron constancia de que en las escuchas percibieron en ¨¦l una ¡°preocupaci¨®n creciente¡± a medida que sab¨ªa que se iban tomando declaraciones. Consta que hizo llamadas y mand¨® mensajes a un gran n¨²mero de contactos pidiendo borrar cualquier informaci¨®n sensible que ¨¦l hubiera podido facilitar. En una de las comunicaciones se le graba exigiendo discreci¨®n: ¡°Yo te hab¨ªa enviado el enlace del oso y se me puede caer el pelo¡±. Cuando, en otra llamada, una amiga le muestra su extra?eza por la s¨²bita cautela que muestra al hablar, ¡°yo estoy contra el oso¡±, le recuerda ella, el guarda descubre sus sospechas: ¡°Yo tambi¨¦n, pero tengo el tel¨¦fono pinchado¡±. La conversaci¨®n termina con un consejo de la amiga: ¡°No hables m¨¢s de la cuenta, c¨¢llate por si acaso¡±. Sin embargo, antes de colgar, a¨²n queda un ¨²ltimo comentario grabado de ella: ¡°La gente se muere de coronavirus y no tienen ni un entierro, y un puto oso de mierda tiene dos autopsias¡±.
El guarda reside en Les, es hijo del exalcalde del municipio, y se le conoce un ¡°estrecho¡± v¨ªnculo con otro de los investigados: Jos¨¦ Antonio Boya. Este, consejero del gobierno regional, tiene caballos y cabras y hab¨ªa sido el presidente de una asociaci¨®n de criadores de potros del Pirineo. Los pinchazos telef¨®nicos reportaron que los miembros de la asociaci¨®n intercambiaron ¡°mensajes de alegr¨ªa¡± cuando trascendi¨® la muerte de Cachou. Seg¨²n han declarado varios testigos, Boya se jact¨® p¨²blicamente en varias ocasiones de querer ¡°envenenar al oso con anticongelante¡±. Incluso habr¨ªa detallado que impregnar esponjas con miel y con anticongelante era un m¨¦todo infalible.
El sumario del caso Cachou descubre continuas conversaciones entre el guarda forestal Aran Medan y su vecino Jos¨¦ Antonio Boya. En muchos casos, la charla gira en torno a las rutas que siguen los animales. La instrucci¨®n define como ¡°dif¨ªcilmente comprensible¡± que el guarda tuviera encomendadas las funciones de rastreo de los movimientos de los osos y que, a partir de ah¨ª, pudiera acceder a todos los datos sobre su localizaci¨®n. Pero, no era el ¨²nico que viv¨ªa en esa dualidad. Otro de los investigados es Gerard Vil¨®, t¨¦cnico de medio ambiente del Valle de Ar¨¢n y sobrino de Jos¨¦ Antonio Boya. M¨¢s all¨¢ de su trabajo en la Administraci¨®n, est¨¢ considerado el principal apicultor de todo el valle. Tambi¨¦n en este caso, la actividad de su tel¨¦fono m¨®vil ha servido a los investigadores para confirmar sospechas de que particip¨® en la trama para matar a Cachou. El an¨¢lisis de los repetidores que procuran la cobertura sit¨²an a su tel¨¦fono muy cerca del barranco donde apareci¨® despe?ado Cachou. El t¨¦cnico de medio ambiente pas¨® por all¨ª el 26 de marzo del 2020. Iba acompa?ado de un familiar con quien hace sociedad en el negocio de la miel. La autopsia fija la muerte del oso en el 30 de marzo, pero los veterinarios que inspeccionaron el cad¨¢ver calculan que el envenenamiento se produjo ¡°el d¨ªa 26 o el 27¡±. Concluyen que Cachou sufri¨® desde aquel d¨ªa ¡°una agon¨ªa lenta y muy dolorosa¡±.
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