La ONU reclama m¨¢s financiaci¨®n para los pa¨ªses pobres para evitar una transici¨®n verde a dos velocidades
La Uni¨®n Europea se fija como objetivo para la cumbre del clima de noviembre que se ampl¨ªe la base de donantes m¨¢s all¨¢ de las naciones desarrolladas
Hace una par de semanas, el Reino Unido cerr¨® su ¨²ltima central el¨¦ctrica de carb¨®n y puso fin as¨ª a una relaci¨®n de 142 a?os con este combustible f¨®sil, el que m¨¢s gases de efecto emite a la atm¨®sfera. Pero esa clausura no es una rareza entre las naciones desarrolladas, ya que un tercio de los pa¨ªses de la OCDE no emplean ya el carb¨®n y se espera que tres cuartas partes de ellos lo hayan eliminado para 2030 mientras las renovables avanzan al galope en la mayor¨ªa de estas naciones. La preocupaci¨®n de los analistas clim¨¢ticos se centra ahora en algunos pa¨ªses emergentes muy poblados, como la India, Indonesia, Vietnam y Filipinas, donde sus Gobiernos tratan de cubrir las necesidades energ¨¦ticas b¨¢sicas de sus habitantes como pueden y la demanda de este combustible sigue creciendo. Es una transici¨®n verde a dos velocidades, contra la que el responsable del ¨¢rea de cambio clim¨¢tico de la ONU ha advertido este jueves.
¡°Sencillamente, no podemos permitirnos un mundo en el que hay quienes tienen energ¨ªa limpia y quienes no¡±, ha sostenido Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico. ¡°En una transici¨®n global a dos velocidades, tarde o temprano todos saldr¨¢n perdiendo¡±. Porque los gases que se emitan al quemar los combustibles (el carb¨®n, pero tambi¨¦n el petr¨®leo y el gas) no se quedar¨¢n solo sobre las cabezas de los habitantes de esos pa¨ªses, sino que contribuir¨¢n a alimentar todav¨ªa m¨¢s el calentamiento de todo el planeta. ¡°Solo podremos evitar que la crisis clim¨¢tica diezme todas las econom¨ªas, incluidas las m¨¢s grandes, si todas las naciones disponen de los medios necesarios para reducir dr¨¢sticamente la contaminaci¨®n por gases de efecto invernadero y aumentar la resiliencia al cambio clim¨¢tico¡±, ha continuado Stiell. Por eso se necesita que la financiaci¨®n internacional para la lucha contra el cambio clim¨¢tico hacia los pa¨ªses en desarrollo crezca y se intensifique, como ha pedido este responsable de la ONU.
La financiaci¨®n clim¨¢tica (el dinero que se necesita para abandonar los combustibles f¨®siles y para adaptarse a los impactos del calentamiento global) estar¨¢ en el centro de las negociaciones de la pr¨®xima cumbre del clima, que se celebra en Bak¨², capital de Azerbaiy¨¢n, entre el 11 y el 22 de noviembre. Porque los representantes de los casi 200 pa¨ªses que se sentar¨¢n en la mesa de negociaciones de esta COP29 deber¨¢n decidir un nuevo objetivo de financiaci¨®n anual. Y las discusiones no ser¨¢n solo sobre a cu¨¢nto debe ascender, tambi¨¦n sobre qui¨¦n debe poner el dinero.
Hasta ahora, los acuerdos clim¨¢ticos que se han ido adoptando part¨ªan de la premisa de que son los considerados pa¨ªses desarrollados los que han de movilizar los fondos hacia las naciones con menos recursos (que adem¨¢s son las que tienen menos responsabilidades hist¨®ricas sobre el cambio clim¨¢tico). El problema para la Uni¨®n Europea y otras naciones ricas es que esa distinci¨®n en dos bloques, que parte de los a?os noventa del siglo pasado, ha quedado en cierta forma desfasada. Coloca, por ejemplo, a la segunda econom¨ªa mundial y primer emisor global desde hace cerca de dos d¨¦cadas, China, en el grupo de naciones que no deben contribuir a la financiaci¨®n clim¨¢tica de las naciones con menos recursos.
La UE ha fijado esta semana su posici¨®n negociadora para la cumbre de Bak¨², y avanza que considera necesario ¡°ampliar el grupo de contribuyentes¡± m¨¢s all¨¢ de los pa¨ªses desarrollados. Debe ensancharse para ¡°que refleje la evoluci¨®n de las capacidades econ¨®micas respectivas y la proporci¨®n cada vez mayor de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero desde principios de la d¨¦cada de 1990¡å, se?ala el texto en una clara referencia a China, aunque sin citar a ning¨²n Estado.
Ante lo que pueda ocurrir y c¨®mo pueda acabar la negociaci¨®n, Stiell ha advertido este jueves: ¡°la cuesti¨®n vital de qui¨¦n paga y cu¨¢nto, puede acordarse en Bak¨², pero no vamos a ir all¨ª a renegociar el Acuerdo de Par¨ªs¡±. Porque el Acuerdo de Par¨ªs, de 2015, parte de lo que se conoce como responsabilidades comunes pero diferenciadas, en alusi¨®n a que los pa¨ªses desarrollados, como responsables hist¨®ricos del cambio clim¨¢tico, deben hacer m¨¢s en materia de financiaci¨®n y de recorte de emisiones.
El objetivo de financiaci¨®n vigente era lograr que a partir de 2020 se ¡°movilizaran¡± 100.000 millones de d¨®lares anuales desde los pa¨ªses ricos a las naciones en desarrollo. Seg¨²n las cuentas de la OCDE, a esa meta se lleg¨® dos a?os tarde, en 2022. Pero hay muchas notas al pie de debajo de ese cumplimiento. Porque el t¨¦rmino ¡°movilizar¡± ha permitido que la mayor¨ªa de fondos hayan sido pr¨¦stamos y no ayudas a fondo perdido. Por eso Stiell ha recalcado este jueves que a partir de ahora ¡°la mayor parte posible de esta financiaci¨®n deben ser subvenciones o ser concedida en condiciones favorables¡±.
Adem¨¢s, ¡°debe hacerse m¨¢s accesible a quienes m¨¢s la necesitan¡±, porque en muchas ocasiones el dinero ha ido a parar no a los pa¨ªses m¨¢s pobres sino, parad¨®jicamente, a naciones como China en forma de inversiones en proyectos renovables. Por ¨²ltimo, el responsable de cambio clim¨¢tico de la ONU ha puesto otro requisito sobre la mesa: ¡°est¨¢ claro que la financiaci¨®n p¨²blica debe estar en el centro¡±, es decir, que sean los Estados y las entidades financieras de cooperaci¨®n las que movilicen esos fondos y no las entidades privadas, como tambi¨¦n ha ocurrido habitualmente hasta ahora.
¡°En la COP29 de Bak¨², todos los gobiernos deben acordar un nuevo objetivo para la financiaci¨®n internacional de la lucha contra el cambio clim¨¢tico que responda verdaderamente a las necesidades de los pa¨ªses en desarrollo¡±, ha enfatizado. Lo que est¨¢ claro es que la nueva meta econ¨®mica que empezar¨¢ a aplicarse a partir de 2025 debe superar los 100.000 millones de d¨®lares anuales. Pero la duda es hasta d¨®nde debe llegar; en los textos de discusi¨®n previos a la cumbre hay un sin fin de posibilidades que llegan hasta los dos billones de d¨®lares anuales.
¡°Sabemos que se necesitan m¨¢s billones¡±, ha admitido Stiell. Pero ponerlos sobre la mesa supone una ¡°inversi¨®n crucial para proteger la econom¨ªa mundial, y supondr¨¢ una fracci¨®n de los costes que pagar¨¢n todas las naciones si permitimos que la crisis clim¨¢tica siga desbocada, devastando cada a?o m¨¢s vidas y medios de subsistencia¡±. Este responsable de Naciones Unidas ha recordado c¨®mo este a?o se han registrado ¡°cientos de miles de millones de d¨®lares de da?os en pa¨ªses ricos y pobres¡± debido a unos fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos que el cambio clim¨¢tico hace m¨¢s habituales y duros. ¡°Muchos han sufrido los devastadores da?os de los huracanes Milton y Helene. Mi isla natal, Carriacou, sufri¨® el impacto directo del hurac¨¢n Beryl hace s¨®lo unos meses. E incluso aquellos que han evitado los da?os directos se han visto duramente afectados por la inflaci¨®n al bloquearse y romperse las cadenas de suministro¡±.
Deuda y banco mundial
Cuando se habla de financiaci¨®n clim¨¢tica, cada vez suena con m¨¢s fuerza el empleo de nuevas f¨®rmulas que vayan m¨¢s all¨¢ de las ayudas o cr¨¦ditos. Por ejemplo, Stiell ha apuntado este jueves a la deuda que sufren muchos pa¨ªses que act¨²a como ¡°camisas de fuerza fiscales¡± que hace casi imposible que puedan invertir en acciones clim¨¢ticas. Por eso ha instado al FMI y al Banco Mundial a que se comprometan ¡°a garantizar que los pa¨ªses en desarrollo dispongan de fondos y espacio fiscal para la acci¨®n y la inversi¨®n clim¨¢ticas, y no de deudas devastadoras y costes de capital por las nubes¡±. ¡°El alivio de la deuda y la introducci¨®n de cl¨¢usulas de deuda m¨¢s relacionadas con el clima son un buen comienzo¡±, ha valorado.
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