Elsa Llorente, ser y estar
El periodismo es un caramelo que no se gasta, pero puede amargar. Y ella, periodista de la Cadena SER que ha fallecido en la noche de este mi¨¦rcoles, no dejaba que desapareciera el dulzor
La vida pasa de tal forma que puede atravesarte sin que uno tenga la sensaci¨®n de haber estado ah¨ª. As¨ª difieren el tiempo contable y el vivido, haciendo de la longevidad una mera ilusi¨®n matem¨¢tica. Elsa Llorente, periodista de la Cadena SER, responsable de la informaci¨®n laboral, falleci¨® la noche del mi¨¦rcoles a los 43 a?os. El reloj se adelant¨®, y el c¨¢ncer se la llev¨® demasiado pronto. Cuando alguien muere, damos por hecho que se va. Pero quien supo estar, como ella, permanece.
Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, Elsa se forj¨® en la televisi¨®n. Telemadrid, CNN+ y La Sexta ¡ªdonde trabaj¨® 13 a?os¡ª, dieron fe de una ebullici¨®n constante que solo la llamada de la SER, en 2022, pudo apartarla de las c¨¢maras para introducirla en la radio. Seguramente el mejor lugar para que su expansi¨®n continuase. Iago, su marido; Manuel y Claudia, sus dos hijos; Lidia, su hermana; y sus padres fueron siempre sus mejores exclusivas.
Aterriz¨® entre los periodistas de laboral en medio de un volc¨¢n. Mesas de negociaci¨®n que emanaban lava informativa capaz de moldear el tiempo a placer, hasta el punto de convertir la espera en un terreno para el conocimiento personal. Un arte en el que Elsa no ten¨ªa rival. Tampoco cuando hab¨ªa preguntas sin respuesta, detalles que sonaban a nuevo, estad¨ªsticas tramposas capaces de alterar la realidad. Sab¨ªas que no estabas solo. Que su miedo era el tuyo, y que eso no iba a frenarla de ninguna manera.
El micr¨®fono canalizaba todo su poder. Los cascos se esforzaban en contener un ¨ªmpetu desbordante que la grabadora custodiaba sin rechistar. Daba igual el lugar, el escenario o el interpelado. Elsa era periodista, y hac¨ªa periodismo. Y lo mejor de todo es que te llevaba de la mano hasta la primera fila, a cent¨ªmetros del protagonista. Al foco de la noticia. A la calle, sonriendo.
Una noche fr¨ªa y con algo de lluvia, los laborales fuimos convocados para cenar. La primera vez de Elsa, creo recordar. Las tarjetas organizadoras del evento nos sentaron al uno frente al otro. Hablamos del tajo, como no, pero el tiempo necesario. Hab¨ªa otras cosas mucho m¨¢s interesantes. El trabajo permite vivir de ¨¦l, o para ¨¦l. Y el periodismo es un caramelo que no se gasta. Pero puede amargar, salvo que sea compartido. Y Elsa parec¨ªa saber en qu¨¦ momento desaparece el dulzor y no dejaba que te llegara ese regusto.
Comimos, cantamos y hasta bailamos. Porque ¨¦ramos los mismos de siempre, fuera de nuestro entorno, pero sintiendo la misma conexi¨®n que en medio de una sala de prensa. Lugares que siempre parecen fr¨ªos salvo que haya personas radiantes a tu alrededor.
El escrutinio del mercado de trabajo se basa en el an¨¢lisis de multitud de datos. N¨²meros tras los que, en la mayor¨ªa de los casos, se esconden personas, cada una de ellas con una historia que contar; y la mayor parte de las veces, mucho m¨¢s interesantes que el ep¨ªgrafe bajo el que se encuentran. Un foco que Elsa siempre supo hacia d¨®nde dirigir.
Saber ser, saber estar, saber ver. Gracias por todo, compa?era.
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