John Mayall, el genio del blues que dejaba brillar (y volar) a los dem¨¢s
El m¨²sico ingl¨¦s, muerto a los 90 a?os, tuvo una influencia enorme en la escena musical de los a?os sesenta. Y era ¨²nico como cazatalentos: desde sus Bluesbreakers catapult¨® a Eric Clapton, Peter Green y Mick Taylor
Es muy ingl¨¦s todo, muy propio de los sesenta. Un blanco haciendo blues de Chicago y del Misisipi desde ni?o, una sucesi¨®n de guitarristas deslumbrantes, una carrera longeva y una influencia enorme en lo que se estaba cociendo entonces en Londres. John Mayall, fallecido el pasado lunes a los 90 a?os, es considerado el padrino del blues brit¨¢nico, y quiz¨¢ lo sea de todo el blues blanco. Fue una figura clave del Swinging London, y despu¨¦s en el Laurel Canyon californiano, pero ¨¦l no se situaba en el centro de los focos. Supo rodearse de otros genios y dejarlos brillar.
La huella del blues que ¨¦l y otros pocos hab¨ªan llevado a las islas brit¨¢nicas, cuando el g¨¦nero estaba en cierto declive en EE UU, fue decisiva en aquel ambiente bullicioso de donde surgieron los Rolling Stones, Animals, Yardbirds o algo despu¨¦s Led Zeppelin y Ten Years After. La llamada Invasi¨®n Brit¨¢nica, el desembarco de esas bandas al otro lado del Atl¨¢ntico en la estela de los Beatles, dio un giro a la historia del g¨¦nero. Esos sonidos, nacidos de las plantaciones del Delta del Misisipi, hab¨ªan hecho un largo viaje transoce¨¢nico de ida y vuelta que sirvi¨® para que el p¨²blico blanco norteamericano redescubriera a los aut¨¦nticos maestros: Muddy Waters, BB King, Albert King o John Lee Hooker. Y para que surgieran all¨ª m¨¢s artistas (blancos) que alardeaban de esa herencia (negra): Janis Joplin, Canned Heat, The Doors, ZZ Top o Johnny Winter.
Sin ese viaje no se entiende el rock de los sesenta y setenta, que se convirti¨® en un grand¨ªsimo fen¨®meno cultural y social. Al empezar los sesenta, Mayall ya estaba en el blues, por influencia de su padre mel¨®mano y por su precocidad como m¨²sico y multinstrumentista, cuando algunas figuras afroamericanas hicieron algunos bolos, discretos, en el Reino Unido. Mayall fue telonero de John Lee Hooker en 1961 (m¨¢s tarde har¨ªa un disco con ¨¦l), gracias a que estaba en esa pandilla de iniciados en el blues. All¨ª estaban otros dos personajes clave: el cantante y locutor de radio Alexis Korner y el armonicista Cyril Davies, quienes tra¨ªan discos de EE UU, fueron impulsores de la banda Blues Incorporated y abrieron la sala de conciertos London Blues and Barrelhouse Club.
Korner se trajo a Mayall a Londres (era de Macclesfield, cerca de M¨¢nchester) para unirlo a su tribu. En ella se mov¨ªan otros artistas que ser¨ªan despu¨¦s estrellas: Charlie Watts (Stones), Ginger Baker (Cream) o Eric Burdon (Animals). Los Yardbirds, banda promovida por Davies, encadenaron tres guitarristas tremendos: Eric Clapton, Jimmy Page y Jeff Beck. Y los Bluesbreakers de Mayall tuvieron sucesivamente en las seis cuerdas, en un breve lapso, al mismo Eric Clapton, a Peter Green (luego fundador de Fleetwood Mac) y a Mick Taylor (que acabar¨ªa en los Stones en su mejor etapa). Los tres chicos, que rondaban o no llegaban a los 20 a?os, se lucieron en tres discos esenciales: Bluesbreakers (with Eric Clapton), A Hard Road y Crusade, publicados entre 1966 y 1967. Con ellos volvi¨® a tocar en alguna ocasi¨®n puntual, pero su paso por los Bluesbreakers fue tan fugaz como memorable.
Mayall no solo era un m¨²sico complet¨ªsimo y un gran cazatalentos: adem¨¢s hac¨ªa mejores a los que pasaban por su banda, les daba un entorno propicio para crecer. A Clapton lo anim¨® desde el principio a atacar las cuerdas con m¨¢s ¨ªmpetu; por entonces aparecieron pintadas en Londres que dec¨ªan: ¡°Clapton es Dios¡±. Eso s¨ª, a menudo sus fichajes lo dejaban plantado. Lo hizo el propio Eric para fundar Cream, sin decir adi¨®s. Green no solo sali¨® de la banda, sino que se llev¨® a su nuevo proyecto a otro miembro clave, el bajista John McVie, y a uno de los bater¨ªas que trabajaban en las sesiones de los Bluesbreakers, Mick Fleetwood: era su ¡°secci¨®n r¨ªtmica favorita¡±, la que dio nombre a Fleetwood Mac. M¨¢s tarde una crisis de salud mental le hizo abandonar, y su banda tendr¨ªa una nueva edad de oro con Stevie Nicks al frente. Y a Mick Taylor el mismo Mayall se lo recomend¨® a los Stones, as¨ª de generoso era.
Mayall sigui¨® fiel a su estilo durante toda su vida, aunque hizo incursiones en el jazz, el folk y el country. Y sigui¨® reclutando a buenos m¨²sicos, ya no con nombres tan m¨ªticos: los guitarristas no son las grandes celebridades que eran entonces. En los noventa llevaba a un solvente Coco Montoya, con el que par¨® dos veces en Madrid, y a partir de 2018 incorpor¨® por primera vez a una mujer, Carolyn Wonderland, quien ha estado a la altura del desaf¨ªo. Hizo giras hasta una edad muy avanzada, a los 88 a?os, con conciertos tan cuidados como honestos.
El sonido de Mayall part¨ªa del blues que llegaba de EE UU, pero ten¨ªa ingredientes muy brit¨¢nicos evidentes en la producci¨®n de sus primeros discos, con ciertos gui?os al pop de la ¨¦poca. Y, desde luego, con otra forma de cantar. ?l dec¨ªa que su voz era blanca y a mucha honra, y que nunca se propuso imitar las grandes voces afroamericanas. Pero a?ad¨ªa que su alma ten¨ªa algo de negra. En el olimpo del blues hab¨ªa un sitio para ¨¦l, aunque durante tantos a?os no quisiera darse importancia.
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