Jos¨¦ Tom¨¢s decepciona al cortar s¨®lo una oreja en Santander
La reaparici¨®n del torero no cumple con las expectativas de un p¨²blico que hab¨ªa guardado colas hist¨®ricas en las taquillas
La esperada reaparici¨®n de Jos¨¦ Tom¨¢s no ha cumplido con las expectativas de un p¨²blico que hab¨ªa guardado colas hist¨®ricas en las taquillas. El diestro de Galapagar se ha marchado de la plaza con una solitaria oreja al igual que Francisco Marco, que no ha querido quedarse atr¨¢s en el sexto festejo de abono de la feria de Santiago celebrado hoy en Santander.
Los aficionados que esperaron a ¨²ltima hora para entrar a la plaza se toparon con dos sorpresas. La primera, que las entradas de reventa se vend¨ªan a su precio, a la mitad e incluso algunas hasta se regalaban. El negocio de la reventa explot¨® como un globosonda y la reaparici¨®n de Jos¨¦ Tom¨¢s llen¨® sin overbooking. La segunda sorpresa colgaba en forma de cartel en cada puerta de acceso: "Prohibido sacar fotos y grabar en v¨ªdeo incluso con c¨¢mara privada o p¨²blica" por expreso deseo del diestro de Galapagar.
As¨ª las cosas, sale Jos¨¦ Tom¨¢s y suena "el sif¨®n" en la plaza para que se guarda silencio. Nadie quiere perderse lo que acontece en el ruedo. Su primer toro, terciado y c¨®modo de pitones, no se movi¨® lo deseado en la muleta, y esta vez no surgi¨® el Jos¨¦ Tom¨¢s del arrebato, m¨¢s bien el del arrim¨®n que ofrece el pecho o el medio pecho seg¨²n iba transcurriendo la pelea.
Demasiados enganchones para una faena de quietud y mano baja en la que los naturales no llegaron hilvanados sino de uno en uno. Se pod¨ªan contar con los dedos de las manos los "ol¨¦s" entusiastas del p¨²blico, que le premi¨® con una c¨¢lida ovaci¨®n desde los medios al arrastre del toro.
Con mayor presencia salt¨® al ruedo el quinto, un toro de cinco a?os mucho m¨¢s cuajado que el anterior. Tom¨¢s se desinhibi¨® de la lidia cuando el astado derrib¨® al caballo y a su picador Vicente Gonz¨¢lez, que se qued¨® a merced del toro una eternidad durante la que el de Galapagar permaneci¨® como testigo impasible.
La faena estuvo bordada por un patr¨®n similar al anterior, solo que esta vez toc¨® pelo gracias, entre otras cosas, a las manoletinas ajustadas marca de la casa. Le llegaron dos avisos perfil¨¢ndose para matar y dej¨® una efectiva estocada ca¨ªda que evit¨® que se enfriara el p¨²blico. Cort¨® una oreja.
Sobreponerse a un p¨²blico expectante por el mito debi¨® resultar dif¨ªcil para Manolo S¨¢nchez, que lidi¨® a un primer astado justo de fuerzas pero manejable en la muleta plana y templada del vallisoetano. Se equivoc¨® acortando la distancia que le dio al astado y acab¨® metido entre los pitones antes de matarlo de trasera y ca¨ªda. Con el cuarto le fue imposible acoplarse y casi hasta matarlo. El p¨²blico le pit¨® ante la insistencia de pasaportarlo a descabello y no a espada. En la muleta no sac¨® ni uno limpio al noble y manejable Victoriano del R¨ªo.
Francisco Marco, navarro afincado en Cantabria, pas¨® por la plaza que le ha visto crecer maduro, tranquilo y con las cosas claras. Sorprendente teniendo en cuenta los contados contratos del de Estella. Marco se enfrent¨® a un cinque?o codicioso que le puso en apuros por el izquierdo desde el saludo a la ver¨®nica. Los pasajes m¨¢s hondos e hilvanados con la franela los dibuj¨® con la diestra, arrancando los jaleos m¨¢s sentidos de la tarde. Dej¨® estocada contraria y pase¨® una oreja.
Con el sexto quiso demostrar que le corr¨ªa sangre por las venas. Se pic¨® con la oreja de Jos¨¦ Tom¨¢s y march¨® a recibir al ¨²ltimo a "portagayola". En el ¨²ltimo tercio hizo todo lo que estuvo en su mano con un astado que llevaba la cabeza por las nubes y se marchaba distra¨ªdo de las telas. Supli¨® con valent¨ªa la falta de t¨¦cnica evidente, sobre todo, al ejecutar la suerte suprema.
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