Un cineasta experimental no tan experimental
Matthias M¨¹ller y Christoph Girardet protagonizan un sorprendente ciclo en el certamen de Gij¨®n
Al inicio de la proyecci¨®n, ayer por la noche, el director del certamen de Gij¨®n, Jos¨¦ Luis Cienfuegos, bromeaba asegurando: "Hemos dedicado esta retrospectiva a M¨¹ller por que as¨ª pod¨ªamos hacer nos un DVD con todo su trabajo y qued¨¢rnoslo en casa". Aunque fuera cierto, merec¨ªa la pena. El FICXij¨®n ha dividido en tres programas la obra de Matthias M¨¹ller, primero en solitario y posteriormente en colaboraci¨®n con Christoph Girardet. Y ambos est¨¢n en la ciudad asturiana para hablar de unos filmes hipn¨®ticos, arriesgados, que juegan, como si fuera un moderno dj, a mezclar im¨¢genes de cl¨¢sicos y crear una obra nueva.
En el primer bloque, con el que arranc¨® ayer la retrospectiva, se pudieron ver los primeros trabajos de M¨¹ller a inicios de los noventa. En Home stories (1990) mezclaba planos casi id¨¦nticos de m¨²ltiples actrices del Hollywood cl¨¢sico para crear una coreograf¨ªa del horror, del miedo al hogar, para conjugar el placer y el terror, en un homenaje velado, seg¨²n confes¨® su autor, a Lana Turner. Seis minutos de pura delicia visual. En las siguientes piezas (en total el bloque dur¨® 67 miutos) M¨¹ller reflexion¨® sobre el deseo homosexual, combin¨® im¨¢genes propias con documentales rusos, filmes educativos sobre la construcci¨®n de Brasilia o camin¨® por Lisboa hablando de duplicidades, encuentros furtivos y enfermedades. M¨¹ller dedica meses a buscar im¨¢genes de archivo, a depurar lo encontrado en un montaje de estilo propio y a construir su banda sonora, su sonido, tan importante como las im¨¢genes. Cienfuegos llevaba raz¨®n.
Otro de los platos fuertes del s¨¢bado -que por otro lado sirvi¨® para que Fatih Akin viviera un ba?o de multitudes, con las salas llenas para ver Soul kitchen- fue la proyecci¨®n de My suicide, de David Lee Miller, en el ciclo Enfants terribles. Su protagonista, un adolescente, Archie, obsesionado con grabar todo lo que le pasa, anuncia en su clase de cine que se va a suicidar y que va a rodar un filme sobre el tema. Y su vida mejora: es m¨¢s popular, y la chica buena del instituto decide empezar a hablarle.
La pel¨ªcula de Miller es interesante, tiene a David Carradine -en un peque?o papel de poeta maldito- en uno de sus ¨²ltimos trabajos antes de morir, a Joe Mantegna como un estupendo psiquiatra, y un cuidad¨ªsimo trabajo de mezcla de formatos, de encajar en un mismo fotograma animaci¨®n con personajes de carne y hueso, pero el efectismo acaba lastrando el resultado. Justo el sentimiento contrario que provoca M¨¹ller: lo visual provoca la emoci¨®n.
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