_
_
_
_

"Me llamo Ernesto..."

Extracto del libro de memorias 'Antes del fin' (1999). El texto hace referencia a su infancia, juventud y actitud ¨¦tica y pol¨ªtica y fue publicado en EL PA?S en enero de ese a?o.

Me llamo Ernesto, porque cuando nac¨ª, el 24 de junio de 1911, d¨ªa del nacimiento de san Juan Bautista, acababa de morir el otro Ernesto, al que, aun en su vejez, mi madre sigui¨® llamando Ernestito, porque muri¨® siendo una criatura. "Aquel ni?o no era para este mundo", dec¨ªa. Creo que nunca la vi llorar -tan estoica y valiente fue a lo largo de su vida-, pero, seguramente, lo haya hecho a solas. Y ten¨ªa noventa a?os cuando mencion¨®, por ¨²ltima vez, con sus ojos humedecidos, al remoto Ernestito. Lo que prueba que los a?os, las desdichas, las desilusiones, lejos de facilitar el olvido, como se suele creer, tristemente lo refuerzan.

Aquel nombre, aquella tumba, siempre tuvieron para m¨ª algo de nocturno, y tal vez haya sido la causa de mi existencia tan dificultosa, al haber sido marcado por esa tragedia, ya que entonces estaba en el vientre de mi madre; y motiv¨®, quiz¨¢, los misterios¨ªsimos pavores que sufr¨ª de chico, las alucinaciones en las que de pronto alguien se me aproximaba con una linterna, un hombre a quien me era imposible evitar, aunque me escondiera temblando debajo de las cobijas. O aquella otra pesadilla en la que me sent¨ªa solo en una c¨®smica b¨®veda, tiritando ante algo o alguien -no lo puedo precisar- que vagamente me recordaba a mi padre. Durante mucho tiempo padec¨ª sonambulismo. Yo me levantaba desde el ¨²ltimo cuarto donde dorm¨ªamos con Arturo, mi hermano menor, y, sin tropezar jam¨¢s ni despertarme, iba hasta el dormitorio de mis padres, hablaba con mam¨¢ y luego volv¨ªa a mi cuarto. Me acostaba sin saber nada de lo que hab¨ªa pasado, sin la menor conciencia. De modo que cuando a la ma?ana ella me dec¨ªa, con tristeza -?tanto sufri¨® por m¨ª!-, con voz apenas audible: "Anoche te levantaste y me pediste agua", yo sent¨ªa un extra?o temblor. Ella tem¨ªa ese sonambulismo, me lo dijo muchos a?os m¨¢s tarde, cuando me enviaron a La Plata para hacer los estudios secundarios, y ya ella no estuvo para protegerme. Pobre mam¨¢, no comprend¨ªa, ni yo tampoco en aquel entonces, que ese tormento en gran parte era el resultado de la convivencia espartana, regida por mi padre.

M¨¢s informaci¨®n
Fallece el escritor argentino Ernesto Sabato
La literatura como malestar en el mundo
Amigos y familiares dan el ¨²ltimo adi¨®s a Sabato
Acordarse de Sabato

La tierra de mi infancia, como un pueblo estremecido por fuerzas extra?as, se hallaba invadida por el terror que sent¨ªa hacia ¨¦l. Lloraba a escondidas, ya que nos estaba prohibido hacerlo, y, para evitar sus ataques de violencia, mam¨¢ corr¨ªa a ocultarme. Con tal desesperaci¨®n mi madre se hab¨ªa aferrado a m¨ª para protegerme, sin desearlo, ya que su amor y su bondad eran infinitos, que acab¨® aisl¨¢ndome del mundo. Convertido en un ni?o solo y asustado, desde la ventana contemplaba el mundo de trompos y escondidas que me hab¨ªa sido vedado.

De alguna manera, nunca dej¨¦ de ser el ni?o solitario que se sinti¨® abandonado, por lo que he vivido bajo una angustia semejante a la de Pessoa: "Ser¨¦ siempre el que esper¨® a que le abrieran la puerta, junto a un muro sin puerta".

Y as¨ª, de una u otra forma, necesit¨¦ compasi¨®n y cari?o.

Cuando me enviaron desde mi pueblo al colegio nacional de La Plata para hacer el secundario, en el instante en que me pusieron en el ferrocarril sent¨ª resquebrajarse el suelo incierto sobre el cual me mov¨ªa, pero al que a¨²n le aguardaban peores hundimientos. Durante un tiempo segu¨ª so?ando con aquella madre que ve¨ªa entre l¨¢grimas, mientras me alejaba hacia qu¨¦ infinita soledad. Y cuando la vida hab¨ªa marcado ya en mi rostro las desdichas, cu¨¢ntas veces, en un banco de plaza, apesadumbrado y abatido, he esperado nuevamente un tren de regreso.

Entre esa multitud de colonizadores, mis padres llegaron a estas playas con la esperanza de fecundar esta "tierra de promisi¨®n", que se extend¨ªa m¨¢s all¨¢ de sus l¨¢grimas.

Mi padre descend¨ªa de monta?eses italianos, acostumbrados a las asperezas de la vida; en cambio, mi madre, que pertenec¨ªa a una antigua familia albanesa, debi¨® soportar las carencias con dignidad.

Juntos se instalaron en Rojas, que, como gran parte de los viejos pueblos de la pampa, fue uno de los tantos fortines que levantaron los espa?oles y que marcaban la frontera de la civilizaci¨®n cristiana.

Recuerdo a un viejo indio que me contaba an¨¦cdotas de sangrientas luchas y de malones, que trenzaba sus tientos con paciencia y que, cuando le dijeron que transmitir¨ªan por una radio de galena la pelea de Firpo con Dempsey, contest¨®: "Cuando m¨¢s cencia, m¨¢s mandinga".

En este pueblo pampeano, mi padre lleg¨® a tener un peque?o molino harinero. Centro de candorosas fantas¨ªas para el ni?o que entonces yo era, cuando los domingos permanec¨ªa en el taller haciendo cositas en la carpinter¨ªa, o sub¨ªamos con Arturo a las bolsas de trigo, y a escondidas, como si fuera un misterioso secreto, pas¨¢bamos la tarde comiendo galletitas.

Mi padre era la autoridad suprema de esa familia en la que el poder descend¨ªa jer¨¢rquicamente hacia los hermanos mayores. A¨²n me recuerdo mirando con miedo su rostro surcado a la vez de candor y dureza. Sus decisiones inapelables eran la base de un f¨¦rreo sistema de ordenanzas y castigos, tambi¨¦n para mam¨¢. Ella, que siempre fue muy reservada y estoica, es probable que a solas haya sufrido ese car¨¢cter tan en¨¦rgico y severo. Nunca la o¨ª quejarse y, en medio de esas dificultades, debi¨® asumir la ardua tarea de criar once hijos varones.

La educaci¨®n que recibimos dej¨® huellas tristes y perdurables en mi esp¨ªritu. Pero esa educaci¨®n, a menudo dur¨ªsima, nos ense?¨® a cumplir con el deber, a ser consecuentes, rigurosos con nosotros mismos, a trabajar hasta terminar cualquier tarea empezada. Y si hemos logrado algo, ha sido por esos atributos que ¨¢speramente debimos asimilar.

La severidad de mi padre, en ocasiones terrible, motiv¨®, en buena medida, esa nota de fondo de mi esp¨ªritu, tan propenso a la tristeza y a la melancol¨ªa. Pero tambi¨¦n fue el origen de la rebeld¨ªa en dos de mis hermanos que huyeron de casa: Humberto, de quien luego hablar¨¦, y Pepe, llamado en nuestro pueblo "el loco Sabato", que acab¨® y¨¦ndose con un circo, para deshonra de mi familia burguesa. Decisi¨®n que entristeci¨® a mi madre, pero que ella sobrellev¨® con el estoicismo que mantuvo hasta su vejez, cuando a los noventa a?os, luego de largos padecimientos, muri¨® serenamente en su cama en brazos de Matilde.

Mi hermano Pepe tuvo pasi¨®n por el teatro y actuaba en los conjuntos pueblerinos que se llamaban "Los treinta amigos unidos" y, cuando en el cine-teatro La Perla, se pon¨ªan en escena sainetes criollos, ¨¦l siempre consegu¨ªa alg¨²n papel, por peque?o que fuese. En su cuarto ten¨ªa toda la colecci¨®n de Bambalinas que se editaba en Buenos Aires con tapas de colores, donde, adem¨¢s de esos sainetes, se publicaban obras de Ibsen y una, que a¨²n recuerdo, de Tolstoi. Toda esa colecci¨®n fue devorada por m¨ª antes de los doce a?os, marcando fuertemente mi vida, ya que siempre me apasion¨® el teatro, y aunque escrib¨ª varias obras, nunca salieron de mis cajones.

Debajo de la aspereza en el trato, mi padre ocultaba su lado m¨¢s vulnerable, un coraz¨®n c¨¢ndido y generoso. Pose¨ªa un asombroso sentido de la belleza, tanto que, cuando debieron trasladarse a La Plata, ¨¦l mismo dise?¨® la casa en que vivimos. Tarde descubr¨ª su pasi¨®n por las plantas, a las que cuidaba con una delicadeza para m¨ª hasta entonces desconocida. Jam¨¢s lo he visto faltar a la palabra empe?ada, y con los a?os admir¨¦ su fidelidad hacia los amigos. Como fue el caso de don Santiago, el sastre que enferm¨® de tuberculosis. Cuando el doctor Helguera le advirti¨® que la ¨²nica posibilidad de sobrevivir era irse a las sierras de C¨®rdoba, mi padre lo acompa?¨® en uno de esos estrechos camarotes de los viejos ferrocarriles, donde el contagio parec¨ªa inevitable.

Recuerdo siempre esta actitud que define su devoci¨®n por la amistad y que supe valorar varios a?os despu¨¦s de su muerte, como suele ocurrir en esta vida, que, a menudo, es un permanente desencuentro. Cuando se ha hecho tarde para decirle que lo queremos a pesar de todo y para agradecerle los esfuerzos con que intent¨® prevenirnos de las desdichas que son inevitables y, a la vez, aleccionadoras. Porque no todo era terrible en mi padre, y con nostalgia entreveo antiguas alegr¨ªas, como las noches en que me ten¨ªa sobre sus rodillas y me cantaba canciones de su tierra, o cuando por las tardes, al regresar del juego de naipes en el Club Social, me tra¨ªa Mentolina, las pastillas que a todos nos gustaban.

Desgraciadamente, ¨¦l ya no est¨¢ y cosas fundamentales han quedado sin decirse entre nosotros; cuando el amor es ya inexpresable, y las viejas heridas permanecen sin cuidado. Entonces descubrimos la ¨²ltima soledad: la del amante sin el amado, los hijos sin sus padres, el padre sin sus hijos. Hace muchos a?os fui hasta aquella Paola de San Francesco donde un d¨ªa se enamor¨® de mi madre; entreviendo su infancia entre esas tierras a?oradas, mirando hacia el Mediterr¨¢neo, inclin¨¦ la cabeza y mis ojos se nublaron.

Ya nada queda de la pensi¨®n de la calle Potos¨ª donde una tarde, tra¨ªda por un buen amigo, lleg¨® Matilde, de diecinueve a?os, huyendo de un hogar en que se la adoraba, para venir a juntarse en una piezucha de Buenos Aires con esta especie de delincuente que era yo. Para luchar en la clandestinidad contra la dictadura del general Uriburu, por un mundo sin miseria y sin desamparo. Una utop¨ªa, claro, pero sin utop¨ªas ning¨²n joven puede vivir en una realidad horrible. All¨ª, muchas veces soportamos el hambre, cuando compart¨ªamos un poco de pan y mate cocido, salvo en los d¨ªas de suerte, en que la generosa do?a Esperanza, encargada de la pensi¨®n, nos golpeaba la puerta para ofrecernos un plato de comida.

En esos tiempos de pobreza y persecuci¨®n se desencaden¨® una grave crisis, y finalmente, mi alejamiento de aquel movimiento por el que tanto hab¨ªa arriesgado.

Los miembros del Partido, que, por supuesto, vigilaban cualquier "desviaci¨®n", advirtieron en m¨ª ciertos indicios sospechosos. En conversaciones con camaradas ¨ªntimos, yo sostuve que la dial¨¦ctica era aplicable a los hechos del esp¨ªritu, pero no a los de la naturaleza, de modo que el "materialismo dial¨¦ctico" era toda una contradicci¨®n. Alguien que no haya conocido a fondo la mentalidad del comunismo militante podr¨ªa pensar que eso no era grave, cuando en rigor era grav¨ªsimo para los dirigentes, que consideraban un delito separar la teor¨ªa de la pr¨¢ctica. Ser¨ªa largo de explicar en qu¨¦ fundamentos me basaba, lo ¨²nico que puedo decir es que esto sucedi¨® hacia 1935, y que muchos a?os m¨¢s tarde, en un encuentro te¨®rico realizado en la Mutualit¨¦ de Par¨ªs, se debati¨® ese problema entre grandes fil¨®sofos como Sartre y otros, y se sostuvo precisamente lo mismo.

Sea como fuere, aquella hip¨®tesis era arriesgad¨ªsima porque el marxismo-leninismo estaba codificado de una manera f¨¦rrea e inapelable. El Partido -palabra que siempre se escrib¨ªa con may¨²scula- resolvi¨® mandarme por dos a?os a las Escuelas Leninistas de Mosc¨², donde uno se curaba o terminaba en un gulag o en un hospital psiqui¨¢trico. Sin duda habr¨ªa acabado en uno de esos campos de concentraci¨®n, dada la convicci¨®n profunda que ten¨ªa sobre ese disparate filos¨®fico. Por el esp¨ªritu de sacrificio que reinaba en los militantes, Matilde acept¨® tristemente mi viaje a la Uni¨®n Sovi¨¦tica por dos a?os -y quiz¨¢ para siempre-, quedando ella oculta en casa de mi madre.

Antes de ir a Mosc¨² deb¨ªa pasar por el Congreso contra el Fascismo y la Guerra, que presid¨ªa en Bruselas Henri Barbusse, organizado por el Partido y bajo su riguroso control. El viaje part¨ªa de Montevideo, yo atraves¨¦ de noche el delta del r¨ªo de la Plata, en una lancha de contrabandistas, para luego seguir en barco, con documentos falsos, hasta Amberes; y finalmente, en tren hasta Bruselas. All¨ª tuve la oportunidad de escuchar a gente de la Schutzbund, de Austria, y a militantes que ven¨ªan de Alemania, donde el hitlerismo estaba en ascenso. Me pusieron en un cuarto de los llamados Auberges de la Jeunesse junto a un compa?ero que conoc¨ª con el nombre supuesto de Pierre. Era un dirigente del Comit¨¦ Central de la Juventud Francesa, de ciega obediencia a la teor¨ªa, lo que me hizo poner en guardia, porque en el Partido no se comet¨ªan esa clase de equivocaciones; aquel muchacho militante luego cay¨® en manos de la Gestapo y fue muerto tras salvajes torturas.

En uno de esos di¨¢logos que ten¨ªamos antes de dormir surgi¨® una discusi¨®n, y comet¨ª el peligroso error de manifestar mis dudas sobre aquel problema filos¨®fico. A la ma?ana siguiente le dije a mi compa?ero que me dol¨ªa el est¨®mago y que ir¨ªa en cuanto me aliviara el dolor. Despu¨¦s de una hora o m¨¢s, cuando consider¨¦ que ¨¦l no volver¨ªa, arregl¨¦ mi valijita y me escap¨¦ a Par¨ªs en tren. Ya hab¨ªan comenzado los "procesos" del siniestro imperio estalinista, y apenas tuve esa conversaci¨®n con Pierre comprend¨ª que si iba a Mosc¨² no volver¨ªa jam¨¢s. Todos los di¨¢logos, las experiencias que conoc¨ª a trav¨¦s de militantes de otros pa¨ªses, acabaron por agrietar ya en forma irreversible la fr¨¢gil construcci¨®n que en mi mente se vino abajo.

Como hab¨ªa ido a Bruselas ya con graves dudas sobre la dictadura de Stalin, en Buenos Aires, un amigo, ex simpatizante del Partido, me hab¨ªa dado la direcci¨®n de un trotskista argentino director de un semanario franc¨¦s, que a?os m¨¢s tarde morir¨ªa en un tanque en tiempos de la guerra civil espa?ola. ?l me puso en contacto con un portero de la ?cole Normale Sup¨¦rieure, ex comunista, que me ofreci¨® dormir en su cuartucho, en una de esas grandes camas de Par¨ªs. Como no hab¨ªa calefacci¨®n y el fr¨ªo era intenso en aquel 1935, adem¨¢s de las mantas, nos cubr¨ªamos con una cantidad de L"Humanit¨¦. Durante el d¨ªa deambulaba a la deriva por las calles de Par¨ªs, sin llegar a ver hacia qu¨¦ tierras me arrastrar¨ªa el naufragio. Hasta que una tarde entr¨¦ en la librer¨ªa Gibert, del Boulevard Saint-Michel, y rob¨¦ un libro de an¨¢lisis matem¨¢tico de ?mile Borel y escap¨¦ con ¨¦l escondido en mi sobretodo. Recuerdo aquel atardecer g¨¦lido de invierno, leyendo los primeros fragmentos, con el temblor de un creyente que vuelve a entrar a un templo luego de un turbio periplo de violencias y pecados. Aquel sagrado temblor era una mezcla de deslumbramiento, de recogida admisi¨®n y de una paz que hac¨ªa tiempo anhelaba mi esp¨ªritu: el orbe matem¨¢tico me llamaba a sus puertas por segunda vez.

De regreso en el pa¨ªs, espiritualmente destrozado, me encerr¨¦ en el Instituto de F¨ªsico-Matem¨¢tica, y en pocos a?os termin¨¦ mi doctorado. All¨ª me preparaba casi a diario para resistir los insultos y los agravios por mi "traici¨®n" al comunismo, cuando en rigor era todo lo contrario. El gran traidor fue ese hombre monstruoso, ex seminarista, que liquid¨® a todos los que hab¨ªan hecho verdaderamente la revoluci¨®n, hasta alcanzar en el extranjero al propio Trotsky, uno de los m¨¢s brillantes y audaces revolucionarios de la primera hora, asesinado en M¨¦xico por los hachazos estalinistas.

Los excluidos no tienen justicia que los defienda. He ido a la villa treinta y uno, de Retiro, para solidarizarme con los sacerdotes que ayunan en repudio por la crueldad con que se pretendi¨® echar a la gente, derribando sus precarias construcciones con salvajes topadoras.

Al regresar a casa, durante la noche he podido ver por televisi¨®n c¨®mo se agred¨ªa a unos obreros que se negaban a desalojar una f¨¢brica, golpeados con violencia, tratados como delincuentes por una sociedad que no considera un delito negarles a los hombres su derecho al trabajo; expropi¨¢ndoles, incluso, hasta las pocas leyes laborales que los proteg¨ªan.

Tambi¨¦n he visto a la polic¨ªa corriendo con palos y tanques hidr¨¢ulicos a vendedores ambulantes, en lugar de encarcelar a los que se est¨¢n robando hasta las ¨²ltimas monedas y tienen dinero y poder para comprar a esa justicia que cae con despiadada dureza sobre un pobre ladr¨®n de gallinas. Como el muchacho que me escribi¨® desde una c¨¢rcel cordobesa pidi¨¦ndome un ejemplar del Nunca m¨¢s autografiado. Mientras ese hombre estaba preso por un delito menor, en un gesto aberrante se puso en libertad a los culpables de haber desangrado a la patria.

Con gran amargura, la tarde en que escuch¨¦ la noticia de los indultos, me encerr¨¦ en mi estudio sin deseos de ver a nadie, mientras volv¨ªan a mi mente las im¨¢genes del horror, aquellos escenarios del suplicio.

En los a?os que precedieron al golpe de Estado de 1976 hubo actos de terrorismo que ninguna comunidad civilizada podr¨ªa tolerar. Invocando esos hechos, criminales de la m¨¢s baja especie, representantes de fuerzas demoniacas, desataron un terrorismo infinitamente peor, porque se ejerci¨® con el poder¨ªo e impunidad que permite el Estado absoluto, inici¨¢ndose una caza de brujas que no s¨®lo pagaron los terroristas, sino miles y miles de inocentes.

Cuando el pa¨ªs amaneci¨® de esa pesadilla, el presidente Alfons¨ªn, en su condici¨®n de jefe supremo de las Fuerzas Armadas, orden¨® a los tribunales militares enjuiciar a los culpables de ese hist¨®rico horror. Luego, como estatuye la Constituci¨®n, el fuero civil dar¨ªa la ¨²ltima palabra. Finalmente se nombr¨® una comisi¨®n de civiles que, a trav¨¦s de una investigaci¨®n paralela, aport¨® pruebas a la labor de los tribunales.

El horror que d¨ªa a d¨ªa ¨ªbamos descubriendo dej¨® a todos los que integramos la Conadep, la oscura sensaci¨®n de que ninguno volver¨ªa a ser el mismo, como suele ocurrir cuando se desciende a los infiernos. Siempre recordar¨¦ la entereza ¨¦tica y espiritual de las personalidades de la ciencia, la filosof¨ªa, varias religiones y el periodismo, que integraron la comisi¨®n.

El informe era transcripto por dactil¨®grafas que deb¨ªan ser reemplazadas cuando, entre llantos, nos dec¨ªan que les era imposible continuar su labor. En m¨¢s de cincuenta mil p¨¢ginas quedaron registradas las desapariciones, torturas y secuestros de miles de seres humanos, a menudo j¨®venes idealistas, cuyo suplicio permanecer¨¢ para siempre en el lugar m¨¢s desgarrado de nuestro coraz¨®n.

El terrorismo de Estado provoc¨® tambi¨¦n la destrucci¨®n de las familias de los desaparecidos. Padres y madres, en su atormentada fantas¨ªa, enterraron y resucitaron a sus hijos, sin saber, siquiera, la monstruosa realidad. Ser¨¢ dif¨ªcil calcular cu¨¢ntos padres murieron o se dejaron morir de angustia y de tristeza, cu¨¢ntos otros enloquecieron. Como ocurri¨® con Miguel Itzigson, mi gran amigo, que en sus a?os finales tuvo como ¨²nico objetivo recuperar a su hija, lograr alguna vez la verdad y la justicia. Pero el enfrentamiento con aquel horror, hecho de la crueldad de unos y la indiferencia de otros, acab¨® quebrando su admirable temple. Se dej¨® morir de tristeza.

El d¨ªa en que la Conadep entreg¨® el informe al presidente de la naci¨®n, la plaza de Mayo desbordaba de hombres, mujeres, j¨®venes y madres con sus criaturas en brazos, que de ese modo daban su apoyo a aquel acontecimiento fundamental de nuestra historia. Ya que Nunca M¨¢s deber¨ªamos reiterar los hechos que nos hicieron tr¨¢gicamente famosos, cuando la prensa del mundo entero escrib¨ªa en castellano la palabra "desaparecido".

Lamentablemente, las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final, y luego los indultos, han abortado aquella voluntad soberana que hubiese sido un ejemplo de lucha ¨¦tica, que hubiera tenido consecuencias ejemplares para el futuro de nuestra patria. Porque la tragedia que vivi¨® la Argentina no ser¨¢ olvidada jam¨¢s por los que poseen un coraz¨®n noble; no s¨®lo por quienes han presenciado aquel infierno, sino tambi¨¦n por la condena de todos los seres de conciencia del mundo. Como lo demuestra la investigaci¨®n que en otros pa¨ªses llevan adelante seres como el juez Baltasar Garz¨®n, con quien estuve durante mi ¨²ltimo viaje a Espa?a. La sangre, el horror y la violencia cuestionan a la humanidad entera, y nos demuestran que no podemos desentendernos del sufrimiento de ning¨²n ser humano.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores cr¨ªticos en nuestro bolet¨ªn semanal
Rec¨ªbelo

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo

?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?

Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.

?Por qu¨¦ est¨¢s viendo esto?

Flecha

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.

En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.

Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
_
_
seductrice.net
universo-virtual.com
buytrendz.net
thisforall.net
benchpressgains.com
qthzb.com
mindhunter9.com
dwjqp1.com
secure-signup.net
ahaayy.com
tressesindia.com
puresybian.com
krpano-chs.com
cre8workshop.com
hdkino.org
peixun021.com
qz786.com
utahperformingartscenter.org
worldqrmconference.com
shangyuwh.com
eejssdfsdfdfjsd.com
playminecraftfreeonline.com
trekvietnamtour.com
your-business-articles.com
essaywritingservice10.com
hindusamaaj.com
joggingvideo.com
wandercoups.com
wormblaster.net
tongchengchuyange0004.com
internetknowing.com
breachurch.com
peachesnginburlesque.com
dataarchitectoo.com
clientfunnelformula.com
30pps.com
cherylroll.com
ks2252.com
prowp.net
webmanicura.com
sofietsshotel.com
facetorch.com
nylawyerreview.com
apapromotions.com
shareparelli.com
goeaglepointe.com
thegreenmanpubphuket.com
karotorossian.com
publicsensor.com
taiwandefence.com
epcsur.com
southstills.com
tvtv98.com
thewellington-hotel.com
bccaipiao.com
colectoresindustrialesgs.com
shenanddcg.com
capriartfilmfestival.com
replicabreitlingsale.com
thaiamarinnewtoncorner.com
gkmcww.com
mbnkbj.com
andrewbrennandesign.com
cod54.com
luobinzhang.com
faithfirst.net
zjyc28.com
tongchengjinyeyouyue0004.com
nhuan6.com
kftz5k.com
oldgardensflowers.com
lightupthefloor.com
bahamamamas-stjohns.com
ly2818.com
905onthebay.com
fonemenu.com
notanothermovie.com
ukrainehighclassescort.com
meincmagazine.com
av-5858.com
yallerdawg.com
donkeythemovie.com
corporatehospitalitygroup.com
boboyy88.com
miteinander-lernen.com
dannayconsulting.com
officialtomsshoesoutletstore.com
forsale-amoxil-amoxicillin.net
generictadalafil-canada.net
guitarlessonseastlondon.com
lesliesrestaurants.com
mattyno9.com
nri-homeloans.com
rtgvisas-qatar.com
salbutamolventolinonline.net
sportsinjuries.info
wedsna.com
rgkntk.com
bkkmarketplace.com
zxqcwx.com
breakupprogram.com
boxcardc.com
unblockyoutubeindonesia.com
fabulousbookmark.com
beat-the.com
guatemala-sailfishing-vacations-charters.com
magie-marketing.com
kingstonliteracy.com
guitaraffinity.com
eurelookinggoodapparel.com
howtolosecheekfat.net
marioncma.org
oliviadavismusic.com
shantelcampbellrealestate.com
shopleborn13.com
topindiafree.com
v-visitors.net
djjky.com
053hh.com
originbluei.com
baucishotel.com
33kkn.com
intrinsiqresearch.com
mariaescort-kiev.com
mymaguk.com
sponsored4u.com
crimsonclass.com
bataillenavale.com
searchtile.com
ze-stribrnych-struh.com
zenithalhype.com
modalpkv.com
bouisset-lafforgue.com
useupload.com
37r.net
autoankauf-muenster.com
bantinbongda.net
bilgius.com
brabustermagazine.com
indigrow.org
miicrosofts.net
mysmiletravel.com
selinasims.com
spellcubesapp.com
usa-faction.com
hypoallergenicdogsnames.com
dailyupdatez.com
foodphotographyreviews.com
cricutcom-setup.com
chprowebdesign.com
katyrealty-kanepa.com
tasramar.com
bilgipinari.org
four-am.com
indiarepublicday.com
inquick-enbooks.com
iracmpi.com
kakaschoenen.com
lsm99flash.com
nana1255.com
ngen-niagara.com
technwzs.com
virtualonlinecasino1345.com
wallpapertop.net
casino-natali.com
iprofit-internet.com
denochemexicana.com
eventhalfkg.com
medcon-taiwan.com
life-himawari.com
myriamshomes.com
nightmarevue.com
healthandfitnesslives.com
androidnews-jp.com
allstarsru.com
bestofthebuckeyestate.com
bestofthefirststate.com
bestwireless7.com
britsmile.com
declarationintermittent.com
findhereall.com
jingyou888.com
lsm99deal.com
lsm99galaxy.com
moozatech.com
nuagh.com
patliyo.com
philomenamagikz.net
rckouba.net
saturnunipessoallda.com
tallahasseefrolics.com
thematurehardcore.net
totalenvironment-inthatquietearth.com
velislavakaymakanova.com
vermontenergetic.com
kakakpintar.com
begorgeouslady.com
1800birks4u.com
2wheelstogo.com
6strip4you.com
bigdata-world.net
emailandco.net
gacapal.com
jharpost.com
krishnaastro.com
lsm99credit.com
mascalzonicampani.com
sitemapxml.org
thecityslums.net
topagh.com
flairnetwebdesign.com
rajasthancarservices.com
bangkaeair.com
beneventocoupon.com
noternet.org
oqtive.com
smilebrightrx.com
decollage-etiquette.com
1millionbestdownloads.com
7658.info
bidbass.com
devlopworldtech.com
digitalmarketingrajkot.com
fluginfo.net
naqlafshk.com
passion-decouverte.com
playsirius.com
spacceleratorintl.com
stikyballs.com
top10way.com
yokidsyogurt.com
zszyhl.com
16firthcrescent.com
abogadolaboralistamd.com
apk2wap.com
aromacremeria.com
banparacard.com
bosmanraws.com
businessproviderblog.com
caltonosa.com
calvaryrevivalchurch.org
chastenedsoulwithabrokenheart.com
cheminotsgardcevennes.com
cooksspot.com
cqxzpt.com
deesywig.com
deltacartoonmaps.com
despixelsetdeshommes.com
duocoracaobrasileiro.com
fareshopbd.com
goodpainspills.com
hemendekor.com
kobisitecdn.com
makaigoods.com
mgs1454.com
piccadillyresidences.com
radiolaondafresca.com
rubendorf.com
searchengineimprov.com
sellmyhrvahome.com
shugahouseessentials.com
sonihullquad.com
subtractkilos.com
valeriekelmansky.com
vipasdigitalmarketing.com
voolivrerj.com
zeelonggroup.com
1015southrockhill.com
10x10b.com
111-online-casinos.com
191cb.com
3665arpentunitd.com
aitesonics.com
bag-shokunin.com
brightotech.com
communication-digitale-services.com
covoakland.org
dariaprimapack.com
freefortniteaccountss.com
gatebizglobal.com
global1entertainmentnews.com
greatytene.com
hiroshiwakita.com
iktodaypk.com
jahatsakong.com
meadowbrookgolfgroup.com
newsbharati.net
platinumstudiosdesign.com
slotxogamesplay.com
strikestaruk.com
trucosdefortnite.com
ufabetrune.com
weddedtowhitmore.com
12940brycecanyonunitb.com
1311dietrichoaks.com
2monarchtraceunit303.com
601legendhill.com
850elaine.com
adieusolasomade.com
andora-ke.com
bestslotxogames.com
cannagomcallen.com
endlesslyhot.com
iestpjva.com
ouqprint.com
pwmaplefest.com
qtylmr.com
rb88betting.com
buscadogues.com
1007macfm.com
born-wild.com
growthinvests.com
promocode-casino.com
proyectogalgoargentina.com
wbthompson-art.com
whitemountainwheels.com
7thavehvl.com
developmethis.com
funkydogbowties.com
travelodgegrandjunction.com
gao-town.com
globalmarketsuite.com
blogshippo.com
hdbka.com
proboards67.com
outletonline-michaelkors.com
kalkis-research.com
thuthuatit.net
buckcash.com
hollistercanada.com
docterror.com
asadart.com
vmayke.org
erwincomputers.com
dirimart.org
okkii.com
loteriasdecehegin.com
mountanalog.com
healingtaobritain.com
ttxmonitor.com
nwordpress.com
11bolabonanza.com