La Chispa de Camar¨®n
'La Chispa de Camar¨®n. La verdadera historia del mito contada por su viuda', editada por Espasa, se puede adquirir bajo reserva a partir de hoy en el 807 517 750, por 29,99 euros
Cada noche antes de acostarse, cuando realmente comienza el dolor de la ausencia, Dolores Montoya repite el mismo rito: besa una foto en la que ella, con 16 a?os, y su esposo sonr¨ªen el d¨ªa de su boda. La esposa de Camar¨®n, conocida desde que era ni?a como La Chispa, rememora su canti?eo casero y su sonrisa; piensa en Jos¨¦ Monge, el padre de sus hijos pero sabe que est¨¢ condenada a seguir viviendo con el mito en que se ha convertido Camar¨®n de la Isla.
Sus recuerdos, recogidos por el periodista Alfonso Rodr¨ªguez, acompa?an las m¨¢s de 300 p¨¢ginas, ilustradas con m¨¢s de 200 im¨¢genes de La Chispa de Camar¨®n. La verdadera historia del mito contada por su viuda. Esta biograf¨ªa, editada por Espasa, se puede adquirir bajo reserva a partir de hoy en el 807 517 750, por 29,99 euros.
¡°Nunca se sinti¨® una persona especial. Utilizaba la m¨²sica como forma de vida. Cantaba y por eso le pagaban, pero nunca vivi¨® como un personaje popular. Era un ser de pocas palabras para los desconocidos, siempre escondido tras su timidez, apasionado de su familia y entregado a su amigos. Cuando alguien se ganaba su confianza sol¨ªa decir: ¡°Este es de nosotros¡±. Las palabras de Chispa abren la biograf¨ªa de Camar¨®n de la Isla (San Fernando 1950-Badalona 1992), redactada a trav¨¦s de sus recuerdos, y en la que se repasa la vida del cantaor, desde sus abuelos paternos ¡ªel Raspao, herrero por tradici¨®n familiar, y su abuela Josefa, apodada La Chata¡ª hasta sus hijos, en un recorrido cronol¨®gico en el que se glosan algunos de los episodios m¨¢s importantes de su carrera.
La dinast¨ªa de los Monge, gitanos frag¨¹eros desde el siglo XVI, famosos por ser los mejores forjadores de espadas, y sus penurias en las salinas de San Fernando comparten p¨¢gina con an¨¦cdotas que, de alguna manera, definen la personalidad del cantaor, como su desencuentro con Mick Jagger, que quer¨ªa contar con ¨¦l para que cantara en una fiesta privada, en una de sus visitas a Madrid. ¡°Esos gach¨¦s no saben nada de flamenco¡±, le respondi¨® a su representante.
Desde ni?o Camar¨®n se acostumbr¨® a pagar con fandangos hasta la carrera de los taxis. Se presentaba en la venta de Vargas cuando necesitaba ganar unos duros y s¨®lo volv¨ªa cuando se los gastaba. Cantaba para vivir, no viv¨ªa para cantar.
¡°Cuando Jos¨¦ llegaba a la venta para buscarse la vida, estaban cantando, entre otros, el Cojo Farina y Joselito de Chiclana¡ Llegaban y se sentaban a esperar, como haciendo guardia hasta que los se?oritos ped¨ªan juerga¡±.
All¨ª el cantaor conoci¨® a Antonio Ordo?ez y a Curro Romero pero eso fue despu¨¦s, cuando ya se hab¨ªa convertido en un mito para los gitanos. Su relaci¨®n con Paco de Luc¨ªa, con el que inici¨® su carrera discogr¨¢fica y uno de sus grandes amigos, la grabaci¨®n de La leyenda del tiempo, el ¨¢lbum que trasform¨® el flamenco, sus adicciones a las drogas y las opiniones de m¨²sicos como Kiko Veneno, Raimundo Amador y Pansequito completan la historia. Como complemento, un disco de grabaci¨®n casera.
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