El tren el¨¦ctrico de Orson Welles
¡°Era el hombre con m¨¢s talento que he conocido¡±, dijo del cineasta Charlton Heston
Cuando Orson Welles lleg¨® a Hollywood a comienzos de los a?os cuarenta confes¨® que el cine era el tren el¨¦ctrico m¨¢s fabuloso con el que le hab¨ªan dejado jugar en toda su vida. Por entonces, ese joven que apenas superaba el cuarto de siglo de vida era ya una celebridad en toda Norteam¨¦rica. Con veinte hab¨ªa montado obras de Shakespeare en Nueva York y era, adem¨¢s, una voz habitual de los seriales dram¨¢ticos de la cadena de radio CBS. Una noche de 1938 su voz anunci¨® en directo la invasi¨®n de los extraterrestres. Hubo oyentes que huyeron alarmados de las ciudades sin saber que se trataba, en realidad, de una dramatizaci¨®n de La guerra de los mundos, la obra de H. G. Wells. Tras el esc¨¢ndalo la RKO le ofreci¨® un contrato para filmar dos pel¨ªculas. Nunca antes un novato hab¨ªa gozado de tanta libertad. El primero de aquellos dos t¨ªtulos fue Ciudadano Kane. A partir de ah¨ª naci¨® la leyenda.
A partir de ma?ana, todos los s¨¢bados de este mes TCM dedica un ciclo a Orson Welles, uno de los talentos cinematogr¨¢ficos m¨¢s grandes que ha dado el cine, con un sesi¨®n doble sesi¨®n en la que se emitir¨¢n algunas de sus mejores pel¨ªculas, t¨ªtulos como la ya mencionada Ciudadano Kane, El cuarto mandamiento, Macbeth, El extra?o, M¨ªster Arkadin, La dama de Shangh¨¢i o Sed de mal.
Orson Welles naci¨® el 6 de mayo de 1915. Ya desde ni?o destac¨® por su precocidad art¨ªstica. Se cuenta que a los tres a?os apareci¨® en una representaci¨®n de Sans¨®n y Dalila y que a los diez dirigi¨® y protagoniz¨® una versi¨®n teatral de El extra?o caso del doctor Jekyll y M¨ªster Hyde, una serie de leyendas que el propio Welles se encargaba de difundir y adornar.
Ciudadano Kane supuso un antes y un despu¨¦s en la historia del cine. En la pel¨ªcula se pod¨ªan ver profundidades de campo inusuales, juegos de luces y de sombras y ¨¢ngulos de c¨¢mara hasta entonces inveros¨ªmiles. Por primera vez los decorados de un plat¨® ten¨ªan techos porque ¨¦l se empe?¨® que se vieran en pantalla. Tambi¨¦n el gui¨®n era novedoso, con saltos adelante y atr¨¢s en el tiempo y con testimonios de personajes que reconstru¨ªan la vida de un magnate de la prensa llamado Charles Foster Kane, basado descaradamente en la vida de William Randolph Hearst, uno de los hombres m¨¢s ricos e influyentes de Estados Unidos.
Pero Ciudadano Kane fue la ¨²nica pel¨ªcula que Orson Welles control¨® totalmente. Su siguiente filme, El cuarto mandamiento, fue editado por el estudio. Hollywood decidi¨® dar la espalda a ese ni?o prodigio y, desde entonces, su vida fue un incesante peregrinar por el mundo intentando rodar pel¨ªculas tal y como ¨¦l quer¨ªa. A¨²n as¨ª, su genio de cineasta segu¨ªa vivo. Film¨® Macbeth en poco m¨¢s de veinte d¨ªas. Consigui¨® financiaci¨®n en Espa?a para rodar Campanadas a medianoche y M¨ªster Arkadin; persuadi¨® a la Columbia para que comprara los derechos de una novela barata llamada La dama de Shangh¨¢i, prometiendo que se convertir¨ªa en un gran ¨¦xito, y Charlton Heston convenci¨® a los ejecutivos para que fuera ¨¦l y no otro quien dirigiera un proyecto titulado Sed de mal.
Gracias a todas esas pel¨ªculas que Welles consideraba imperfectas, los espectadores podemos disfrutar de secuencias absolutamente memorables, como la del reloj en lo alto de la torre de la iglesia al final de El extra?o; la de los espejos en La dama de Shangh¨¢i o el largo plano secuencia con el que comienza Sed de mal.
Pol¨¦mico y discutido, Orson Welles sigui¨® trabajando hasta su muerte, el 10 de octubre de 1985. Dej¨® varios proyectos inacabados y una sensaci¨®n general de que su gran capacidad merec¨ªa otra obra maestra. ¡°Era el hombre con m¨¢s talento que he conocido en mi vida¡±, dijo de ¨¦l Charlton Heston, el protagonista de Sed de mal. ¡°Sin embargo eso no significa que fuera el mejor director, guionista o actor¡±, a?ad¨ªa. Puede que sea cierto pero cada vez que se habla de Orson Welles no podemos dejar de exclamar lo mismo que uno de los personajes de Campanadas a medianoche: ¡°Se?or, se?or¡ las cosas que hemos visto¡±.
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