El poder de la reina esclava
Concha Velasco protagoniza la ¡®H¨¦cuba¡¯ de Mayorga en el Festival de M¨¦rida
Un rey ca¨ªdo puede derrochar dignidad. La vulnerabilidad del poderoso ha sido un fil¨®n dram¨¢tico desde el principio de los tiempos (teatrales). Esa fragilidad de la vida humana est¨¢ en H¨¦cuba, la obra de Eur¨ªpides que se estren¨® en el Festival de Teatro de M¨¦rida y que girar¨¢ por varias ciudades, con puesta en escena de Jos¨¦ Carlos Plaza y Concha Velasco como protagonista. ¡°Un rey puede de un d¨ªa para otro dejar de serlo y, sin embargo, en su ca¨ªda ser digno de belleza, libertad y justicia; H¨¦cubaes un gran ejemplo de ello, ya que en el momento de su ca¨ªda puede pronunciar con toda hondura la palabra justicia; una voz extraordinariamente actual, en la medida en que estamos en un tiempo en el que muchos seres humanos son v¨ªctimas de injusticia y no encuentran juez que les de justicia¡±, se?ala el dramaturgo Juan Mayorga, responsable de la versi¨®n estrenada el pasado jueves en la que se habla del sinsentido de la guerra y, sobre todo, de sus mayores v¨ªctimas, las mujeres.
H¨¦cuba, escrita en el a?o 424 a. C., es una obra muy poco representada. Pertenece, junto con Troyanas, al ciclo troyano en el que Eur¨ªpides cuenta los hechos no desde el bando de los triunfadores, como es habitual, sino desde la brutal realidad de de las m¨¢s desdichadas madres, hijas o esposas.
Eur¨ªpides escribi¨® la obra para mostrar la brutal realidad de las derrotadas
Todo corre a favor de obra. El Teatro Romano, que si bien est¨¢ erosionado por el tiempo, en el contexto de la funci¨®n ese deterioro se atribuye a la destruida Troya tras la cruenta y larga guerra. El director demuestra que para ¨¦l no tiene misterios el escenario del teatro romano, que utiliza hasta el l¨ªmite. Mayorga, que adem¨¢s de ser el dramaturgo espa?ol m¨¢s reconocido internacionalmente, con estrenos de sus obras por medio mundo, sabe como nadie bucear en los cl¨¢sicos, dando luz y comprensi¨®n a las a veces dif¨ªciles obras grecolatinas que logra acercar como nadie al presente. Y esa actriz, Concha Velasco, con la energ¨ªa, edad, fuerza y car¨¢cter imprescindibles para abordar el personaje de la reina H¨¦cuba (claro precedente de la brechtiana Madre Coraje), esposa del rey Pr¨ªamo, convertida en una esclava que jam¨¢s llora, que nunca pierde la dignidad y que en esta versi¨®n, m¨¢s que clamar venganza, exige, a pesar de su condici¨®n de perdedora y madre inconsolable por la muerte de sus hijos, que se haga una justicia que finalmente la convierte a ella en acusadora, juez y verdugo.
No est¨¢n solos, hay un gran reparto de actores, con capacidad y aptitudes demostradas, para estar al frente de cualquier importante montaje, formado por Jos¨¦ Pedro Carri¨®n, Juan Gea, Mar¨ªa Isasi, Alberto Iglesias, Pilar Bayona, Luis Rallo, Alberto Berzal, Denise Perdikidis, Marta de la Aldea, Zaira Montes. Y un figurinista, Pedro Moreno, que sin recurrir a uniformes militarotes, ni aggiornamentos, crea personajes que con tan solo verlos, transmiten dolor, calamidades y desgarros internos con ese vestuario de degradado colorismo y personal¨ªsimo dise?o.
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