La imposible pureza flamenca
Paco de Luc¨ªa y Camar¨®n, con representar un surco nuevo en el barbecho jondo, no supusieron sino una variante l¨®gica en la naturaleza misma del flamenco
La figura del guitarrista Paco de Luc¨ªa subraya, ante todo, m¨¢s all¨¢ de su genialidad creativa e interpretativa, algo: la imposible pureza del flamenco, su sustancioso origen ¡°turbio¡± y ¡°bastardo¡± y, consecuentemente, su inevitable evoluci¨®n mestiza, por usar esta palabra que tanta fortuna ha tenido en el ¨¢mbito de la reflexi¨®n pol¨ªtica y cultural y en los ¨²ltimos a?os. Estos ?d¨ªas, en estas horas, con seguridad ?numerosos expertos, flamenc¨®logos y amigos, van a repasar ?enjundiosamente sus virtudes musicales, lo que trajo al flamenco, que fue mucho, un indudable antes y despu¨¦s; su fruct¨ªfera relaci¨®n con el tambi¨¦n desaparecido Camar¨®n, que tanto revuelo produjo en los? a?os setenta? del pasado siglo en las entonces severas y ¡°puras¡± aguas del mairenismo reinante hasta ese momento.
Pero Paco de Luc¨ªa, como Camar¨®n, con representar ?un surco nuevo en el barbecho jondo, no supusieron sino una variante l¨®gica en la naturaleza misma del flamenco, que nunca fue ni puro ni primordialmente original en esta o aquella manera de entenderlo, en tal o cual estilo mel¨®dico, r¨ªtmico o de medida acompasada.
Y es que el flamenco, obra tard¨ªa ¨Co mejor cabr¨ªa decir reciente- de profesionales s¨®lo se forma a partir de un sedimento ¨Cese s¨ª, antiguo, lejano en el tiempo y complejo en sus fuentes e influencias culturales y musicales- diverso, mezclado, contaminado, contaminaci¨®n que siempre ha dado lo mejor en lo cultural y hasta en la gen¨¦tica humana, que tampoco puede reclamar? desde etnia alguna la primac¨ªa inaugural.
Si pensamos, por ?ejemplo, en el baile flamenco, es imposible separarlo, como si tuvieran or¨ªgenes distintos y caminos paralelos intocados entre s¨ª, de la Escuela Bolera, de la llamada danza estilizada espa?ola, con el genio de la Argentina, la Argentinia o Pilar L¨®pez y Antonio, entre otros ,y hasta de las danzas populares espa?olas, y no solo las andaluzas. Y en definitiva, en el baile de Candil, decimon¨®nico, ?en los entreactos de los teatros o en los caf¨¦s cantantes. Y se fue formando en un continuo viaje de ida y vuelta entre lo culto y lo popular, entre la danza cl¨¢sica europea y las gitaner¨ªas de Jerez o Triana, y entre Espa?a y Am¨¦rica.
Y lo mismo ocurre con la guitarra flamenca, que muestra desde el principio su turbiedad sonora frente a otro tipo de sonoridad en las cuerdas, como muy bien ha demostrado un estudioso como Norberto Torres.
De manera que ha muerto un revolucionario, s¨ª, pero un revolucionario que no hizo en su fecunda ?carrera, ahora frustrada, sino dar una vuelta ?m¨¢s, como desde siempre se hizo, al flamenco, a su imposible pureza.
Babelia
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