San Isidro 2014: drama, gloria, esperanza¡­ y crisis

El largu¨ªsimo ciclo de la feria de San Isidro ha terminado. Veinticuatro corridas de toros, cuatro festejos de rejoneo y tres novilladas son ya historia. Un mes completo de toros en el que se han dado cita el drama de las cogidas, la gloria de los triunfos, la tristeza de los fracasos, el desencanto de las tardes vac¨ªas, la necesaria esperanza en el futuro y las crisis, la econ¨®mica, y la que padece la fiesta en sus entra?as. Las puertas de la plaza de las Ventas se han cerrado. Atr¨¢s queda un serial que present¨® escasas expectativas y un tono bajo y que, al menos, ha permitido que algunas tardes aflore la emoci¨®n. Que no es poco¡­

Los matadores de toros han cortado 16 orejas (Perera 5, Fandi?o 3, Luque 2, Del ?lamo 2, y una cada uno Uceda, Abell¨¢n, Aguilar y El Juli); dos los novilleros Rom¨¢n y Francisco Jos¨¦ Espada, y siete los rejoneadores; dos Sergio Gal¨¢n; dos Diego Ventura, y una cada uno Hermoso de Mendoza, Andy Cartagena y Leonardo Hern¨¢ndez. La puerta grande se ha abierto cuatro tardes: dos para Miguel ?ngel Perera, y una para Iv¨¢n Fandi?o, Daniel Luque y el caballero Sergio Gal¨¢n. Entre los hierros anunciados, destac¨® El Puerto de San Lorenzo el pasado 5 de junio, y entre los seis ejemplares sobresali¨® Cartuchero, sin duda el toro m¨¢s bravo y encastado de la feria, lidiado por Daniel Luque. Asimismo, brillaron a gran altura los encierros de Miura -con el toro Zahonero como gran protagonista-, Parlad¨¦, y Victoriano del R¨ªo, junto a algunos toros de Jandilla, Fuente Ymbro, Montalvo y Adolfo Mart¨ªn. Seis tardes se colg¨® el cartel de ¡®no hay billetes¡¯, y la media de asistencia diaria super¨® los tres cuartos.

Junto a los datos positivos, el dolor de varios percances (David Mora y el subalterno Manolo Rubio sufrieron los m¨¢s graves, y tambi¨¦n visitaron la enfermer¨ªa Antonio Nazar¨¦, Jim¨¦nez Fortes, Miguel Abell¨¢n y Paco Ure?a), variados fracasos de espadas de relumbr¨®n, muchas ganader¨ªas contagiadas por el virus de la falta de casta y la invalidez manifiesta, y demasiadas tardes presididas por el aburrimiento.

Entre los recuerdos imperecederos, destacan el drama de la suspensi¨®n de la corrida del d¨ªa 20 de mayo por cogida de los tres espadas y los dos triunfos incontestables de Miguel ?ngel Perera, que se erigi¨® en el due?o inapelable de la feria.

La cogida de David Mora fue terror¨ªfica. El primer toro de El Ventorrillo lo atropell¨® al salir al ruedo cuando el torero lo esperaba de rodillas en los medios, lo zarande¨® y le infiri¨® dos cornadas, una de las cuales le arranc¨® la vena femoral. Momentos despu¨¦s, ca¨ªa herido su compa?ero Antonio Nazar¨¦, y, posteriormente, entraba en la enfermer¨ªa Jim¨¦nez Fortes, tercer integrante del cartel, por lo que el festejo fue suspendido tras el arrastre del segundo toro, suceso que no se produc¨ªa desde hac¨ªa 39 a?os.

Tres d¨ªas m¨¢s tarde, Perera protagoniz¨® el primer aldabonazo serio de la feria al cortar tres orejas a los toros de Victoriano del R¨ªo, triunfo que repetir¨ªa ante un ejemplar de Adolfo Mart¨ªn, lo que le permiti¨® erigirse en el protagonista absoluto del ciclo. Su paso por la feria ha sido una demostraci¨®n de inteligencia, capacidad, poder¨ªo y buen gusto.

Muy destacados tambi¨¦n Iv¨¢n Fandi?o, que entr¨® a matar sin muleta la tarde del 13 de mayo; Alejandro Talavante, que firm¨® naturales de ensue?o; Miguel Abell¨¢n, heroico el d¨ªa de su reaparici¨®n; Daniel Luque, Juan del ?lamo, Joselito Adame, Alberto Aguilar, Diego Urdiales¡­ Madrid despidi¨® con respeto y cari?o a Enrique Ponce en la que pudo ser su ¨²ltima actuaci¨®n en esta plaza. En cambio, decepcionaron algunos de los m¨¢s esperados, como Morante de la Puebla, El Cid, Castella y Manzanares.

Entre los novilleros, dos nombres sonoros, Rom¨¢n, un cicl¨®n de valor, que se vio superado la segunda tarde por un bravo novillo de El Montecillo, y Francisco Jos¨¦ Espada, que expres¨® un toreo de sabor; y el rejoneador Sergio Gal¨¢n fue el ¨²nico que consigui¨® abrir la puerta grande, por encima de Diego Ventura y Hermoso de Mendoza, que rayaron a gran altura.

Entre los hombres de plata, muchos nombres brillaron con las banderillas y el capote y algunos menos con la vara de picar. La plaza entera vibr¨® con la forma magistral de parear de Fernando S¨¢nchez, ?ngel Otero, Juan Jos¨¦ Trujillo, David Adalid y Javier Ambel, a los que se unen Pedro Lara, Jes¨²s Arruga, Juan Mart¨ªn Soto, Juan Sierra, Joselito Guti¨¦rrez, Fernando T¨¦llez, Oscar Castellanos, Curro Robles, Anto?ares, Jes¨²s Romero, Jos¨¦ Manuel Montoli¨², Gustavo Adolfo Garc¨ªa, Domingo Siro, Roberto Mart¨ªn Jarocho, Rafael Gonz¨¢lez, Jes¨²s Robledo Tito, Joselito Rus y Vicente Cabanes. Con el capote lucieron Jos¨¦ Chac¨®n, Curro Javier y Marcos Gal¨¢n, entre otros; y a caballo, -con la dificultad que supone picar bien en tiempos de inv¨¢lidos- figuran en el cuadro de honor Pedro Iturralde, Oscar Bernal, Tito Sandoval, Fernando S¨¢nchez, Dionisio Grilo y Juan Carlos y Francisco Javier S¨¢nchez.

Al final, llovi¨® menos que otros a?os, sopl¨® con fuerza el viento muchas tardes, y queda la sensaci¨®n de que nada est¨¢ perdido. La fiesta de los toros est¨¢ tocada del ala por la gesti¨®n de los taurinos, la pasividad de la administraci¨®n, la efervescencia de sus detractores, el desinter¨¦s de la mayor¨ªa y la degeneraci¨®n del toro, pero no es menos cierto que a¨²n es posible la esperanza.

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