"La islamofobia no es un tipo de racismo"
La semana pasada, en la primera entrevista concedida sobre su nueva y pol¨¦mica novela, Michel Houellebecq explicaba qu¨¦ le ha llevado a escribirlo
La semana pasada, en la primera entrevista concedida en torno a su nueva novela, Michel Houellebecq explicaba qu¨¦ le ha llevado a escribir un libro que ya ha desatado un esc¨¢ndalo en Francia, incluso antes de ser publicado. El autor de Las part¨ªculas elementales ha vuelto a poner el dedo en la llaga, con un libro de ficci¨®n que aborda el futuro de Francia y el papel de islam.
Soumission (Sumisi¨®n), su sexta novela, est¨¢ ambientada en 2022. Francia vive atemorizada. El pa¨ªs se ve agitado por misteriosos problemas. Los medios ocultan deliberadamente episodios habituales de violencia urbana. Todo se tapa, el p¨²blico est¨¢ a oscuras¡ y en pocos meses el l¨ªder de un partido musulm¨¢n de reciente creaci¨®n ser¨¢ elegido presidente. En la noche del 5 de junio, en unas segundas elecciones generales ¨Clas primeras se anularon por fraude electoral generalizado¡ªMohammed Ben Abbes vence oportunamente a Marine Le Pen con el apoyo tanto de los socialistas como de la derecha.
Al d¨ªa siguiente, las mujeres abandonan la vestimenta occidental. La mayor¨ªa empieza por llevar largas t¨²nicas de algod¨®n sobre los pantalones; animadas por las subvenciones del gobierno, dejan sus empleos en tropel. El desempleo masculino cae en picado de la noche a la ma?ana. En barrios que antes eran peligrosos el crimen pr¨¢cticamente desaparece. Las universidades se vuelven isl¨¢micas. Los profesores no musulmanes son forzados a acogerse a la jubilaci¨®n anticipada a no ser que se conviertan y se sometan al nuevo r¨¦gimen.
?Por qu¨¦ lo ha hecho?
Por varias razones. En primero lugar, creo, es mi trabajo, aunque la palabra no me guste. Percib¨ª unos grandes cambios cuando volv¨ª a instalarme en Francia, aunque estos cambios no sean espec¨ªficamente franceses, sino m¨¢s bien de occidente en general. Creo que la segunda raz¨®n es que mi ate¨ªsmo no ha sobrevivido del todo a la cantidad de muertes a las que me he tenido que enfrentar. De hecho, empez¨® a parecerme insostenible.
Mi ate¨ªsmo no ha sobrevivido del todo a las muertes que ha afrontado
?La muerte de su perro, de sus padres?
S¨ª, fueron muchas cosas en un corto periodo de tiempo. Parte de ello puede haber sido que, al contrario de lo que yo pensaba, nunca fui del todo un ateo. Era un agn¨®stico. Normalmente esa palabra funciona como pantalla del ate¨ªsmo, pero creo que no en mi caso. Cuando, a la luz de todo lo que s¨¦, reexamino la cuesti¨®n de si existe un creador, un orden c¨®smico, ese tipo de cosas, me doy cuenta de que lo cierto es que no tengo una respuesta.
?C¨®mo clasificar¨ªa este libro?
La frase ficci¨®n pol¨ªtica no est¨¢ mal. No creo que haya le¨ªdo muchos ejemplos similares, pero en cualquier caso he le¨ªdo algunos, m¨¢s de la literatura inglesa que en franc¨¦s.
?En qu¨¦ t¨ªtulos est¨¢ pensado?
En un sentido, en ciertos libros de Conrad. O de John Buchan. Y luego otros libros m¨¢s recientes, no tan buenos, que son m¨¢s como thrillers. Un thriller puede desarrollarse en un escenario pol¨ªtico, no siempre tiene que estar ligado al mundo de los negocios. Pero hay una tercera raz¨®n por la que he escrito este libro: porque me gustaba bastante c¨®mo empezaba. Escrib¨ª la primera parte, hasta la p¨¢gina 26, pr¨¢cticamente de una sentada. Y lo encontr¨¦ muy convincente, porque me resulta f¨¢cil imaginarme a un estudiante encontrando a un amigo en Huysmans y dedicando su vida a ¨¦l. Esto a m¨ª no me pas¨®. Le¨ª a Huysmans mucho m¨¢s tarde, creo que cuando ten¨ªa casi treinta y cinco a?os, pero definitivamente me hubiera gustado leerle. Creo que habr¨ªa sido un amigo verdadero para m¨ª. De modo que, despu¨¦s de escribir esas veintis¨¦is p¨¢ginas, no hice nada durante un tiempo. Eso fue en enero de 2013, y debo de haber regresado al texto ese verano. Pero al principio mi proyecto era muy diferente. No se iba a llamar Sumisi¨®n; el primer t¨ªtulo era La Conversi¨®n. Y en mi proyecto original el narrador tambi¨¦n se convert¨ªa, pero al catolicismo. Lo que quiere decir que sigui¨® los pasos de Huysmans un siglo despu¨¦s, abandonado el naturalismo para hacerse cat¨®lico. Y yo no fui capaz de hacerlo.
La conclusi¨®n m¨¢s obvia es que los yihadistas son malos musulmanes
?Por qu¨¦ no?
No funcionaba. En mi opini¨®n, la escena clave del libro es esa en la que el narrador echa un ¨²ltimo vistazo a la Madona Negra de Rocamadour, siente un poder espiritual, como oleadas, y de repente ella se desvanece hacia el pasado y ¨¦l regresa al aparcamiento, solo y b¨¢sicamente desesperado.
??Es ¨¦sta una novela sat¨ªrica?
?No. Tal vez una peque?a parte del libro satirice a los periodistas pol¨ªticos, y a los pol¨ªticos un poquito tambi¨¦n, para ser sinceros. Pero los personajes principales no son sat¨ªricos.
??De d¨®nde sac¨® la idea de una elecci¨®n presidencial, en 2022, que se concretara en Marine Le Pen y el l¨ªder de un partido musulm¨¢n?
Bueno, Marine Le Pen me parece una candidata realista para 2022, incluso para 2017¡ El partido musulm¨¢n es m¨¢s¡ Ah¨ª est¨¢ el n¨²cleo del asunto, la verdad. Intent¨¦ ponerme en el lugar de un musulm¨¢n y me di cuenta de que, en realidad, est¨¢n en una situaci¨®n totalmente esquizofr¨¦nica. Porque en general a los musulmanes no les interesan los temas econ¨®micos, sus grandes temas son los que hoy en d¨ªa llamamos sociales. En estos temas, evidentemente, est¨¢n situados muy lejos de la izquierda e incluso m¨¢s lejos a¨²n de los Verdes. Solo hay que pensar en el matrimonio gay para entender lo que quiero decir, pero se puede decir lo mismo de todo un abanico de temas. Y tampoco se ven razones por las que vayan a votar por la derecha, y mucho menos por la extrema derecha, que les rechaza de plano. As¨ª que si un musulm¨¢n quiere votar, ?qu¨¦ se supone que tiene que hacer? La verdad es que est¨¢ en una situaci¨®n imposible. No tiene representaci¨®n alguna. Ser¨ªa un error decir que su religi¨®n no tiene ninguna consecuencia pol¨ªtica: s¨ª que las tiene. Tambi¨¦n las tiene el catolicismo, ciertamente, incluso aunque los cat¨®licos hayan sido m¨¢s o menos marginados. Por esas razones, me parece a m¨ª, un partido musulm¨¢n tiene mucho sentido.
Pero imaginar que un partido como ese pueda estar en situaci¨®n de ganar unas elecciones presidenciales dentro de siete a?os¡
Estoy de acuerdo, no es muy realista. Por dos razones, en realidad. Primero, y esto es lo m¨¢s dif¨ªcil de imaginar, los musulmanes tendr¨ªan que lograr llevarse bien entre ellos. Para eso har¨ªa falta alguien extremadamente inteligente y con un extraordinario talento pol¨ªtico, cualidades que yo le doy a mi personaje Ben Abbes. Pero un talento extremo es, por definici¨®n, un fen¨®meno raro. Y aun suponiendo que este personaje existiera, el partido podr¨ªa despegar, pero llevar¨ªa m¨¢s de siete a?os. Si nos fijamos en c¨®mo lo han hecho los Hermanos Musulmanes, vemos redes regionales, obras de caridad, centros culturales, centros de oraci¨®n, centros de vacaciones, servicios sanitarios, algo que se asemeja a lo que hizo el Partido Comunista. Yo dir¨ªa que en un pa¨ªs en el que la pobreza va a seguir extendi¨¦ndose, este partido podr¨ªa atraer a gente mucho m¨¢s all¨¢ del musulm¨¢n ¡°medio¡±, si puedo llamarlo as¨ª, puesto que en realidad ya no existe un musulm¨¢n "medio" desde que tenemos a gente que no es de origen norteafricano convirti¨¦ndose al islam¡ Pero un proceso como este llevar¨ªa varias d¨¦cadas. El sensacionalismo de los medios ejerce un papel negativo, la verdad. Por ejemplo, les encant¨® la historia del tipo que viv¨ªa en un pueblo de Normand¨ªa, que era tan franc¨¦s como el que m¨¢s, que ni siquiera ven¨ªa de una familia rota, que se convirti¨® y se march¨® a hacer la yihad a Siria. Pero es razonable pensar que por cada t¨ªo como aquel hay varias docenas de t¨ªos que no hacen nada ni remotamente similar. Despu¨¦s de todo, uno no hace la yihad por diversi¨®n, ese tipo de cosas solo interesa a gente que se siente muy motivada por ejercer la violencia, cosa que significa que, necesariamente, es solo una minor¨ªa.
Renuncio a toda responsabilidad, excepto cuando opino de literatura
Tambi¨¦n podr¨ªamos decir que lo que realmente les interesa es ir a Siria, m¨¢s que convertirse.
No estoy de acuerdo. Creo que existe una necesidad de Dios real y que el regreso de la religi¨®n no es un eslogan sino una realidad, y que est¨¢ claramente en ascenso.
Esa hip¨®tesis es fundamental para el libro, pero sabemos que muchos investigadores llevan muchos a?os desacredit¨¢ndola, demostrando que en realidad a lo que estamos asistiendo es a una progresiva secularizaci¨®n del islam, y que la violencia y el radicalismo deber¨ªan entenderse como los estertores del islamismo. Ese es el argumento defendido por Olivier Roy, y mucha otra gente que trabaja en esta cuesti¨®n desde hace m¨¢s de veinte a?os.
Esto no es lo que yo he observado, aunque en Norteam¨¦rica y en Sud¨¢merica el islam se ha beneficiado menos que los evang¨¦licos. Este no es un fen¨®meno franc¨¦s, es casi global. No conozco el caso de Asia, pero el de ?frica es interesante porque ah¨ª tienes a los dos grandes poderes religiosos en ascenso: el cristianismo evang¨¦lico y el islam. En muchos sentidos sigo siendo un comtiano, y no creo que una sociedad pueda sobrevivir sin religi¨®n.
?Pero por qu¨¦ decidi¨® contar estas cosas de una manera tan dram¨¢ticamente exagerada incluso reconociendo que la idea de un presidente musulm¨¢n en 2022 es poco realista?
?Ese debe de ser mi lado mercado de masas, mi lado thriller.
??No lo llamar¨ªa su lado ?ric Zemmour?
?No lo s¨¦, no he le¨ªdo su libro. ?Qu¨¦ es lo que dice exactamente?
?l y unos cuantos escritores m¨¢s se solapan, a pesar de sus diferencias, describiendo una Francia contempor¨¢nea que a m¨ª me parece esencialmente fantasiosa, en la que la amenaza del islam se cierne sobre la sociedad francesa y es uno de sus elementos principales. En la trama de su novela, me parece a m¨ª, acepta esto como premisa y promociona la misma descripci¨®n de la Francia contempor¨¢nea que encontramos en el trabajo de esos intelectuales hoy.
No lo s¨¦, solo conozco el titulo del libro de Zemmour [Le Suicide fran?ais], y ese no es en absoluto el modo como yo veo las cosas. No creo que estemos asistiendo a un suicidio franc¨¦s. Creo que lo que estamos viendo es pr¨¢cticamente lo contrario. Es Europa la que est¨¢ cometiendo un suicidio y, en medio de Europa, Francia est¨¢ intentando sobrevivir desesperadamente. Es casi el ¨²nico pa¨ªs que lucha por sobrevivir, el ¨²nico pa¨ªs cuya demograf¨ªa le permite sobrevivir. El suicidio es una cuesti¨®n demogr¨¢fica, es la mejor y la m¨¢s eficaz manera de suicidarse. Por eso es por lo que Francia no se est¨¢ suicidando en absoluto. Es m¨¢s, que la gente se convierta es una se?al de esperanza, no una amenaza. Dicho esto, no creo que la gente se convierta por razones sociales, las razones de su conversi¨®n son m¨¢s profundas, incluso aunque mi libro me contradiga ligeramente, siendo el de Huysmans el caso cl¨¢sico de un hombre que se convierte por razones que son puramente est¨¦ticas. En realidad, los asuntos que preocupan a Pascal dejan fr¨ªo a Huysmans. Nunca los menciona. Hasta me cuesta imaginarme un esteta as¨ª. Para ¨¦l, la belleza era la prueba. La belleza de una rima, de un cuadro, de la m¨²sica, probaba la existencia de Dios.
El regreso de la religi¨®n no es un eslogan y est¨¢ en ascenso
Esto nos devuelve a la cuesti¨®n del suicidio, puesto que Baudelaire dijo de Huysmans que la ¨²nica elecci¨®n que ten¨ªa a su alcance era entre el suicidio y la conversi¨®n¡
No, quien hizo ese comentario fue Barbey d¡¯Aurevilly, y ten¨ªa cierto sentido, especialmente despu¨¦s de leer ? rebours. Lo rele¨ª cuidadosamente y, al final, realmente es cristiano. Es asombroso.
Por volver al asunto de sus exageraciones poco realistas, en su libro describe, de una forma muy borrosa y vaga, varios acontecimientos mundiales, y sin embargo el lector nunca termina de saber del todo cu¨¢les son. Esto nos lleva al reino de la fantas¨ªa, ?no es cierto?, a la pol¨ªtica del miedo.
Si, quiz¨¢. S¨ª, el libro tiene un lado temible. Utilizo las t¨¢cticas del miedo.
??Como la de imaginar el panorama del islam apoder¨¢ndose del pa¨ªs?
?En realidad no est¨¢ claro de qu¨¦ se supone que tenemos que tener miedo, si de los nativistas o de los musulmanes. Eso lo dejo sin resolver.
?Se ha hecho usted la pregunta de cu¨¢l podr¨ªa ser el efecto de una novela basada en esta hip¨®tesis?
Ninguno. Ning¨²n efecto en absoluto.
?No cree que contribuir¨¢ a reforzar la imagen de Francia que acabo de describir, en la que el islam cuelga sobre nuestras cabezas como la espada de Damocles, como la m¨¢s terror¨ªfica de todas las cosas?
En cualquier caso, los medios no hablan de otra cosa, no podr¨ªan hablar de ello m¨¢s. Ser¨ªa imposible hablar de ello m¨¢s de lo que ya lo hacen, de forma que mi libro no tendr¨¢ ning¨²n efecto.
?No le dan ganas de escribir sobre alg¨²n otro tema para no unirse a la manada?
No, parte de mi trabajo es hablar sobre aquello de lo que todo el mundo habla, objetivamente. Pertenezco a mi propia ¨¦poca.
Usted comenta en su novela que los intelectuales franceses tienden a evitar sentir responsabilidades, ?pero se ha preguntado usted sobre su propia responsabilidad como escritor?
Pero es que yo no soy un intelectual. Yo no tomo partido, no defiendo ning¨²n r¨¦gimen. Renuncio a cualquier responsabilidad, reclamo la irresponsabilidad total, excepto cuando opino de literatura en mis novelas, entonces me comprometo como cr¨ªtico literario. Pero son los ensayos los que cambian el mundo.
?Las novelas no?
Por supuesto que no. Aunque sospecho que este libro de Zemmour es realmente demasiado largo. Creo que El Capital de Marx es demasiado largo. En realidad lo que se ley¨® y cambi¨® el mundo fue El Manifiesto Comunista. Rousseau cambi¨® el mundo, a veces sab¨ªa c¨®mo ir directamente al grano. Es sencillo, si quieres cambiar el mundo, tienes que decir, As¨ª es como es el mundo y he aqu¨ª lo que hay que hacer. No puedes perderte en consideraciones novelescas. Es ineficaz.
Pero no hace falta que yo le diga c¨®mo puede usarse una novela como herramienta epistemol¨®gica. Ese fue el tema de El Mapa y el Territorio. En este libro siento que usted ha adoptado categor¨ªas de descripci¨®n, oposiciones, que son m¨¢s que dudosas, el tipo de categor¨ªas empleadas por los editores de Causeur, o por Alain Finkielkraut, ?ric Zemmour o incluso Renaud Camus. Por ejemplo, la ¡°oposici¨®n¡± entre el antirracismo y el secularismo.
Uno no puede negar que ah¨ª existe una contradicci¨®n.
Yo no la veo. Al contrario, las mismas personas muchas veces son antirracistas militantes y fervientes defensores del secularismo, con las dos formas de pensar hundiendo sus ra¨ªces en la Ilustraci¨®n.
Mire, la Ilustraci¨®n ha muerto, que descanse en paz. ?Un ejemplo llamativo? La candidata de izquierdas en la papeleta de Olivier Besancenot, que llevaba velo, ah¨ª tiene usted una contradicci¨®n. Pero solo los musulmanes est¨¢n en realidad en una situaci¨®n esquizofr¨¦nica. Al nivel de lo que normalmente llamamos valores, los musulmanes tienen m¨¢s en com¨²n con la extrema derecha que con la izquierda. Hay una oposici¨®n m¨¢s fundamental entre un musulm¨¢n y un ateo que entre un musulm¨¢n y un cat¨®lico. Eso a m¨ª me parece obvio.
Pero no comprendo la conexi¨®n con el racismo¡
Eso es porque no la hay. Si hablamos objetivamente, no la hay. Cuando me juzgaron por racismo y me absolvieron, hace una d¨¦cada, el fiscal coment¨®, correctamente, que la religi¨®n musulmana no es un atributo racial. Esto hoy en d¨ªa se ha hecho a¨²n m¨¢s evidente. De forma que hemos extendido el reino del ¡°racismo¡± invent¨¢ndonos el delito de islamofobia.
Tal vez la palabra est¨¦ mal escogida, pero s¨ª que existen formas de estigmatizar grupos o categor¨ªas de personas, lo que son formas de racismo¡
No, la islamofobia no es un tipo de racismo. Si hay algo que se haya hecho evidente, es eso.
Los musulmanes est¨¢n en una situaci¨®n esquizofr¨¦nica
La islamofobia sirve como pantalla de un tipo de racismo que ya no se puede expresar porque va contra la ley.
Yo creo que eso es falso, simplemente. No estoy de acuerdo.
Usted emplea otra dicotom¨ªa dudosa, la oposici¨®n entre el antisemitismo y el racismo, cuando en realidad podemos se?alar varios momentos de la historia en los que esas dos cosas han ido de la mano.
Creo que el antisemitismo no tiene nada que ver con el racismo. Se da la circunstancia de que yo llevo tiempo intentando comprender el antisemitismo. Uno siente un primer impulso de conectarlo con el racismo. ?Pero de qu¨¦ tipo de racismo estamos hablando cuando una persona no puede adivinar si alguien es jud¨ªo o no es jud¨ªo porque la diferencia no puede verse? El racismo es m¨¢s elemental que todo eso, es una diferencia en el color de la piel¡
No, porque el racismo cultural lleva mucho tiempo entre nosotros.
Pero ahora est¨¢ usted pidi¨¦ndole a las palabras que signifiquen cosas que no significan. El racismo es simplemente cuando no te gusta alguien porque pertenece a otra raza, porque no tiene el mismo color de piel que t¨², o las mismas facciones, etc¨¦tera. No puedes estirar la palabra para darle un significado m¨¢s elevado.
Pero puesto que, desde el punto de vista biol¨®gico, las "razas" no existen, el racismo es, necesariamente, cultural.
Pero el racismo existe, aparentemente, por todas partes. Es evidente que ha existido desde el momento en que las razas se empezaron a mezclar por primera vez¡ ?S¨¦ honesto Silvain! Sabes muy bien que un racista es alguien a quien no le gusta otra persona porque tiene la piel negra o cara de ¨¢rabe. Eso es lo que es el racismo.
O porque sus valores o su cultura son¡
No, ese es un problema diferente, lo siento.
Porque es pol¨ªgamo, por ejemplo.
Ah, bueno, a uno le puede escandalizar la poligamia sin ser ni una pizca racista. Ese debe de ser el caso de mucha gente que no es racista en absoluto. Pero volvamos al antisemitismo, porque nos hemos desviado del tema. Viendo que nadie ha podido nunca adivinar si alguien es jud¨ªo solo por su aspecto o incluso por su modo de vida, puesto que para cuando realmente se desarroll¨® el antisemitismo muy pocos jud¨ªos ten¨ªan una forma de vida jud¨ªa, ?as¨ª que qu¨¦ pod¨ªa significar el antisemitismo? No es una especie de racismo. Lo ¨²nico que hay que hacer es leer los textos para darte cuenta de que el antisemitismo no es m¨¢s que una teor¨ªa de la conspiraci¨®n: hay gente oculta que es responsable de toda la infelicidad del mundo, que est¨¢n conspirando contra nosotros, hay un invasor entre nosotros. Si el mundo va mal, es por culpa de los jud¨ªos, por culpa de los bancos jud¨ªos¡ Es una teor¨ªa de la conspiraci¨®n.
Pero en Soumission, ?no hay tambi¨¦n una teor¨ªa de la conspiraci¨®n: la idea de que est¨¢ teniendo lugar una "gran sustituci¨®n", de que los musulmanes se est¨¢n haciendo con el poder?
No conozco muy bien esta teor¨ªa de la "gran sustituci¨®n", pero asumo que tiene que ver con la raza. Mientras que en mi libro no se menciona la inmigraci¨®n. Ese no es el tema.
No es necesariamente racial, puede ser religiosa. En este caso, su libro describe una sustituci¨®n de la religi¨®n cat¨®lica por el islam.
No. Mi libro describe la destrucci¨®n de la filosof¨ªa heredada de la Ilustraci¨®n, que ya no tiene sentido para nadie, o solo para muy poca gente. Al catolicismo, en cambio, no le va nada mal. Yo mantendr¨ªa que una alianza entre los cat¨®licos y los musulmanes es posible. Lo hemos visto suceder en el pasado, podr¨ªa volver a suceder.
Usted, que se ha convertido en agn¨®stico, ?puede observar esto con alegr¨ªa, y ver c¨®mo se destruye la filosof¨ªa de la Ilustraci¨®n?
S¨ª. Tiene que pasar en alg¨²n momento y bien podr¨ªa ser ahora. En este sentido tambi¨¦n soy comtiano. Estamos en lo que ¨¦l llama la etapa metaf¨ªsica, que comenz¨® en la Edad Media, y cuyo sentido general era destruir la fase precedente. En s¨ª misma, no puede producir nada, solo vac¨ªo e infelicidad. De forma que s¨ª, soy hostil a la filosof¨ªa de la Ilustraci¨®n, eso necesito dejarlo perfectamente claro.
?Por qu¨¦ eligi¨® situar su novela en el mundo acad¨¦mico? ?Porque encarna la Ilustraci¨®n?
Creo que no lo s¨¦. La verdad es que quer¨ªa que hubiera una subtrama larga que versara sobre Huysmans, y ah¨ª fue donde se me ocurri¨® la idea de hacer que mi personaje fuera un acad¨¦mico.
?Sab¨ªa desde el principio que escribir¨ªa esta novela en primera persona?
S¨ª, porque era un juego con Huysmans. Fue as¨ª desde el principio.
De nuevo, usted ha escrito un personaje que es en parte un autorretrato, no del todo, pero¡ est¨¢ la muerte de sus padres, por ejemplo.
S¨ª, he utilizado cosas, incluso aunque los detalles sean bastante diferentes. Mis personajes principales nunca son autorretratos, pero siempre son proyecciones. Por ejemplo, ?y si hubiera le¨ªdo a Huysmans de joven, y hubiera estudiado literatura y me hubiera hecho profesor? Me imagino vidas que no he vivido.
Permitiendo, al tiempo, que acontecimientos reales se inserten en sus vidas de ficci¨®n.
Utilizo momentos que me han afectado en la vida real, s¨ª. Pero cada vez m¨¢s tiendo a transponerlos. En este libro, lo ¨²nico que queda de la realidad es el elemento te¨®rico (la muerte del padre) pero luego todos los detalles son diferentes. Mi padre era muy distinto de este tipo, su muerte no sucedi¨® as¨ª en absoluto. La vida solo me da las ideas b¨¢sicas.
?Al escribir este libro tuvo la sensaci¨®n de ser una Casandra, un profeta de la cat¨¢strofe?
Realmente este libro no se puede describir como una predicci¨®n pesimista. Al final, las cosas no salen tan mal en realidad.
No salen tan mal para los hombres, pero para las mujeres¡
S¨ª, ese es un problema totalmente distinto. Pero a m¨ª me parece que el proyecto de reconstruir el imperio romano no es tan est¨²pido, si reorientas Europa hacia el sur la cosa empieza a cobrar cierto sentido, incluso aunque ahora mismo no lo tenga. Pol¨ªticamente uno hasta podr¨ªa alegrarse de este cambio, en realidad no es ninguna cat¨¢strofe.
Y sin embargo el libro resulta extraordinariamente triste.
S¨ª, tiene una fuerte tristeza subyacente. En mi opini¨®n, la ambig¨¹edad culmina en la ¨²ltima frase: "No tendr¨ªa nada por lo que guardar luto". En realidad uno podr¨ªa salir del libro sintiendo exactamente lo contrario. El personaje tiene dos cosas por las que guardar luto: Myriam y la Madona Negra. Pero resulta que no lamenta su p¨¦rdida. Lo que hace que el libro sea triste es una especie de ambiente de resignaci¨®n.
?C¨®mo situar¨ªa esta novela en relaci¨®n con sus otros libros?
Se podr¨ªa decir que hice cosas que llevaba mucho tiempo queriendo hacer, cosas que no hab¨ªa hecho nunca antes. Como tener un personaje muy importante al que nadie ve nunca, que es Ben Abbes. Tambi¨¦n pienso que es el final m¨¢s triste de una trama de amor que haya escrito nunca, porque es la m¨¢s banal: ojos que no ven, coraz¨®n que no siente. Ten¨ªan sentimientos. En general, hay una sensaci¨®n de entrop¨ªa mucho m¨¢s fuerte que en mis otros libros. Tiene un lado sombr¨ªo, crepuscular, que explica la tristeza del tono. Por ejemplo, si el catolicismo no funciona es porque ya ha dado de s¨ª lo que ten¨ªa que dar, parece pertenecer al pasado, se ha vencido a s¨ª mismo. El islam es una imagen del futuro. ?Por qu¨¦ se ha agotado la idea de la Naci¨®n? Porque han abusado de ella durante demasiado tiempo.
El sensacionalismo de los medios ejerce un papel negativo
No hay aqu¨ª ni rastro de romanticismo, mucho menos de l¨ªrica. Hemos pasado a la decadencia.
Eso es verdad. El hecho de que partiera de Huysmans debe de tener algo que ver con esto. Huysmans no pod¨ªa volver al romanticismo, pero para ¨¦l segu¨ªa siendo posible convertirse al catolicismo. El punto de conexi¨®n m¨¢s claro con mis otros libros es la idea de que la religi¨®n, del tipo que sea, es necesaria. Esa idea est¨¢ ah¨ª en muchos de mis libros. En este tambi¨¦n, solo que ahora es una religi¨®n existente.
?Cu¨¢l es el lugar del humor en este libro?
Hay personajes c¨®micos aqu¨ª y all¨¢. Yo dir¨ªa que en realidad es el mismo de siempre, con el mismo n¨²mero de personajes rid¨ªculos.
No hemos hablado mucho de mujeres. Una vez m¨¢s, atraer¨¢ cr¨ªticas por ese flanco.
Desde luego a una feminista no le va a encantar este libro. Pero yo no puedo hacer nada sobre eso.
Y sin embargo a usted le sorprendi¨® que la gente definiera Ampliaci¨®n del campo de batalla como mis¨®gina. Este libro no le va a ayudar en ese sentido.
Sigo pensando que yo no soy un mis¨®gino, la verdad. Dir¨ªa que, en todo caso, esto no es lo importante. Lo que tal vez pueda sentarle mal a la gente es que demuestro c¨®mo el feminismo est¨¢ condenado por la demograf¨ªa. De modo que la idea subyacente, que s¨ª que podr¨ªa molestar de verdad a la gente, es que la ideolog¨ªa no importa mucho, comparada con la demograf¨ªa.
?Este libro no pretende ser una provocaci¨®n?
Acelero la historia, pero no, no puedo decir que el libro sea una provocaci¨®n; siempre que eso signifique decir cosas que considero fundamentalmente inciertas solo por poner nerviosa a la gente. Condenso una evoluci¨®n que, en mi opini¨®n, es realista.
Mientras escrib¨ªa o rele¨ªa el libro, ?anticip¨® algunas de las reacciones a su publicaci¨®n?
Sigo sin poder predecir estas cosas, no del todo.
Algunos podr¨ªan sorprenderse de que usted haya elegido ir en esta direcci¨®n cuando su ¨²ltimo libro fue recibido como un triunfo de tal calibre que silenci¨® a sus cr¨ªticos.
La respuesta verdadera es que, francamente, yo no lo eleg¨ª. El libro comenz¨® con una conversi¨®n al catolicismo que debi¨® de haber tenido lugar, pero no lo tuvo.
?No tiene algo de desesperado este gesto, que usted realmente no escogi¨®?
La desesperaci¨®n viene de decirle adi¨®s a una civilizaci¨®n, por antigua que sea. Pero al final el Cor¨¢n resulta ser mucho mejor de lo que yo pensaba, ahora que lo he rele¨ªdo ¨Co, m¨¢s bien, le¨ªdo. La conclusi¨®n m¨¢s obvia es que los yihadistas son malos musulmanes. Obviamente, como con todo texto religioso, hay espacio para la interpretaci¨®n, pero una lectura honesta llegar¨¢ a la conclusi¨®n de que, en general, no se aprueba la guerra santa de agresi¨®n, y que solo el rezo es v¨¢lido. As¨ª que se podr¨ªa decir que he cambiado de opini¨®n. Por eso no siento que est¨¦ escribiendo desde el miedo. Siento, m¨¢s bien, que nos podemos ir preparando. Las feministas no podr¨¢n hacerlo, si hemos de ser completamente honestos. Pero yo y otras muchas personas s¨ª podremos.
?Se podr¨ªa sustituir la palabra feministas por la palabra mujeres, no?
No, no se puede sustituir la palabra feministas por mujeres. De verdad que no. Yo dejo claro que las mujeres tambi¨¦n pueden ser conversas.
Copyright The Paris Review
Traducci¨®n Eva Cruz
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