La libertad en aforismos
El insulto busca la ofensa y apunta a las personas; la libertad de expresi¨®n apunta a las ideas y busca la cr¨ªtica
De momento no es posible pinchar un cerebro para controlar el pensamiento ajeno. T¨¦cnicas como la resonancia magn¨¦tica funcional o el pol¨ªgrafo a¨²n quedan muy lejos. Pero la privacidad de pensamiento, aunque ayuda, no garantiza la libertad de pensamiento, ni la libertad de pensamiento implica la libertad de expresi¨®n. Por eso S¨®crates insiste en reclamar ambas libertades expl¨ªcitamente, para vivir como un ser humano, no como un esclavo, para vivir con la raz¨®n y no a la deriva o a merced del capricho de los dioses. No se puede limitar la libertad robando clandestinamente pensamiento del interior de una mente, pero s¨ª embutiendo pensamiento preparado y empaquetado desde el exterior. Si adem¨¢s el cerebro est¨¢ tierno y en fase de maduraci¨®n, entonces la operaci¨®n es particularmente eficaz y perversa. Sin cr¨ªtica se atrofia el uso de la raz¨®n y sin humor se pierde el h¨¢bito de la cr¨ªtica. Es cuando lo cultural se confunde con lo natural y se fragua ese conglomerado que llamamos una convicci¨®n s¨®lida. As¨ª es como una idea se gana el prestigio de creencia irrenunciable, como si estuviera impresa en la mente, como si fuera una marca de f¨¢brica. As¨ª es como nace y se hace un fan¨¢tico.
1. Solo se puede ser fan¨¢tico de una idea que la realidad no pueda desmentir.
2. El conocimiento ha de ser falsable para que no se integre en un dogma, y el dogma ha de ser burlable para que se desintegre en conocimiento.
3. La ilusi¨®n de todo fan¨¢tico es seguir si¨¦ndolo.
4. Frente a una s¨®lida convicci¨®n siempre nos quedar¨¢ la s¨¢tira, y quiz¨¢ solo nos quede eso.
5. ?Convicciones s¨®lidas? Mejor si son l¨ªquidas o gaseosas¡
6. Si comprender es dar con la m¨ªnima expresi¨®n de lo m¨¢ximo compartido, entonces la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos es una buena pista para la comprensi¨®n de todo lo humano.
7. El fanatismo y el humor se llevan muy mal porque el primero esconde las contradicciones mientras el segundo las busca.
8. El insulto busca la ofensa y apunta a las personas; la libertad de expresi¨®n apunta a las ideas y busca la cr¨ªtica.
9. Si sentimos que se nos acaba el humor o la raz¨®n, siempre nos quedar¨¢ el recurso de sentirnos ofendidos.
10. La ofensa la invent¨® un fan¨¢tico acorralado por una sonrisa.
11. Libertad de pensamiento sin libertad de expresi¨®n es para la oclusi¨®n intelectual.
12. Libertad de expresi¨®n sin libertad de pensamiento es para la democracia de los que ya piensan lo mismo.
13. Si en una reuni¨®n de m¨¢s de cien personas resulta que nadie sonr¨ªe durante m¨¢s de diez minutos, entonces es bien posible que nos hayamos colado en un congreso de fan¨¢ticos¡
14. Si en una fotograf¨ªa aparecen m¨¢s de cien personas mirando a c¨¢mara y nadie sonr¨ªe, entonces o es una imagen muy antigua o es la foto de familia de una reuni¨®n de fan¨¢ticos.
15. Una contradicci¨®n no deja de serlo por el mero hecho de llamarla misterio.
16. Solo se puede tener fe en la duda.
17. Lo m¨¢s cierto de este mundo es que el mundo es incierto, por lo que toda buena idea est¨¢ condenada a dejar de serlo.
18. La escritura supuso un gran instrumento para la raz¨®n, pero tambi¨¦n para la sinraz¨®n, porque con un texto se puede medir la distancia a la literalidad.
19. La estructura ling¨¹¨ªstica A pero B, donde B es la negaci¨®n de A, es un viejo truco de la oratoria para construir sentencias blindadas a la cr¨ªtica.
20. Hay dos clases de s¨¢tira, una para re¨ªr, que es la que apunta a las ideas, y otra para llorar, que es la que apunta a las personas.
21. La escuela no est¨¢ para ense?ar creencias.
22. En la escuela quiz¨¢ baste con practicar solo cuatro cosas: el sentido cr¨ªtico y tres idiomas.
23. No conozco ning¨²n fan¨¢tico que hable m¨¢s de tres idiomas.
24. El ciudadano que no lee ning¨²n libro tiene m¨¢s remedio que el que lee solo uno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.