Ruth Rendell, escritora brit¨¢nica que buce¨® en la mente criminal
Sus obras, protagonizadas por el inspector Wexford, fueron llevadas al cine por Pedro Almod¨®var o Claude Chabrol, entre otros
Ruth Rendell, prol¨ªfica autora de novela negra, ha fallecido hoy [s¨¢bado 2 de mayo] en Londres, a los 85 a?os; hab¨ªa sufrido una apoplej¨ªa a principios de a?o. De verdadero nombre Ruth Barbara Grasemann, dividi¨® su producci¨®n entre los libros que firmaba con su nombre de casada, Ruth Rendell, novelas policiacas que muchas veces protagonizaba el inspector Reginald Wexford, y su producci¨®n m¨¢s oscura, donde exploraba la psicolog¨ªa criminal, que se comercializ¨® a partir de 1986 bajo el seud¨®nimo de Barbara Vine. Sigui¨® en activo hasta el pasado a?o, cuando present¨® a un nuevo detective, Colin Quell, en The girl next door ; hace pocas semanas, publicaba su novela n? 66, Dark corners.
Inevitablemente comparada con su coet¨¢nea y amiga, la gran P. D. James, eran la noche y el d¨ªa. Mientras James manten¨ªa con firmeza posiciones conservadoras, Rendell se identificaba con el Partido Laborista, al que aportaba fondos con generosidad. S¨ª coincidieron en 2014 como firmantes de una carta a The Guardian, donde manifestaban su oposici¨®n a la independencia de Escocia.
Tambi¨¦n les un¨ªa su minuciosidad a la hora de construir argumentos y personajes. Eclipsada en los ¨²ltimos tiempos por la producci¨®n escandinava, la novela policial brit¨¢nica mantiene las virtudes de la verosimilitud y la fina descripci¨®n de la estratificaci¨®n social.
Mientras que, en sus peores momentos, P. D. James pod¨ªa acercarse a los little englanders, Rendell estaba m¨¢s abierta a Europa. De madre sueca, Ruth sab¨ªa que hab¨ªa vida al otro lado del Canal. De hecho, sus novelas tuvieron versiones cinematogr¨¢ficas en el Continente, a cargo de Claude Chabrol (La ceremonia, La dama de honor), Claude Miller (Alias Betty) o Pedro Almod¨®var (Carne tr¨¦mula).
Como James, Rendell necesit¨® aprender a ganarse la vida desde peque?a. No ocultaba los patinazos de su ¨¦poca de periodista, cuando se invent¨® un fantasma en una casa abandonada (y los propietarios amenazaron con demandar al peri¨®dico) o la cr¨®nica de un rutinario acto social al que no acudi¨® (con la mala suerte de que el invitado principal muri¨® en medio de su parlamento).
Ya casada con Don Rendell, tambi¨¦n periodista, su matrimonio pas¨® por varias crisis. Se divorciaron pero volvieron a casarse dos a?os despu¨¦s; interrogada al respecto, le sugiri¨® al entrevistador que escuchara ¡°m¨¢s canciones country, all¨ª ocurren cosas a¨²n m¨¢s raras¡±. De alguna manera, tales turbulencias hicieron m¨¢s cre¨ªble la vida familiar de su principal personaje, el detective Wexford, que estaba casado con dos hijas; tambi¨¦n supo redondear la figura de su ayudante, Mike Burden.
Una vez que estableci¨® a Wexford, que llegar¨ªa a la televisi¨®n como protagonista de The Ruth Rendell mysteries, ella subi¨® la apuesta. Frente al confortable mecanismo de los police procedurals, Rendell invitaba a conocer las mentes de asesinos o violadores y el contexto social en que se produc¨ªa el delito.
Esa era una experiencia que no siempre agradaba a sus lectores m¨¢s convencionales. Rendell lo resolvi¨® publicando bajo el nom de plume de Barbara Vine. La identidad de la autora no fue un secreto pero el gesto ayud¨® a que conquistara un nuevo p¨²blico. Retrat¨® la ascensi¨®n social de las mujeres y la resistencia de hombres que recurr¨ªan a la violencia. A pesar de que fue nombrada baronesa por Isabel II en 1997, no dej¨® de criticar con dureza la creciente distancia entre los ciudadanos y los pol¨ªticos y funcionarios que decid¨ªan en su nombre.
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