Sadiq Jalal al-Azm, fil¨®sofo sirio
La derrota ¨¢rabe frente a Israel de 1967 fue determinante en el pensamiento del intelectual marxista
Ser marxista en el mundo ¨¢rabe nunca ha sido f¨¢cil; mantenerse en ello toda una vida resulta casi heroico. Pero Sadiq Jalal al-Azm, fil¨®sofo sirio fallecido en Berl¨ªn el pasado 11 de diciembre, lo consigui¨® durante m¨¢s de medio siglo, con una pasi¨®n y un rigor intelectuales que resultaron inc¨®modos tanto a los poderes ¨¢rabes de turno como a muchos de sus primeros compa?eros de viaje revolucionario.
Nacido en 1934 en el seno de una vieja familia damascena, al-Azm estudi¨® filosof¨ªa en Beirut y se doctor¨® en la Universidad de Yale con una tesis sobre Kant. En 1963 se incorpor¨® como profesor a la Universidad Americana de Beirut. All¨ª le sorprendi¨® la derrota ¨¢rabe frente a Israel de 1967, hecho que determin¨® todo su quehacer filos¨®fico. En 1997, treinta a?os despu¨¦s, segu¨ªa considerando que ¡°no es exagerado decir que la derrota nos pulveriz¨® como un rayo¡±. La actual guerra siria, que al-Azm se negaba a considerar una guerra civil, sino m¨¢s bien un levantamiento popular desnaturalizado por el r¨¦gimen de Al Asad y la intervenci¨®n extranjera, habr¨ªa venido a clausurar, de la peor manera posible, este tiempo ¨¢rabe inaugurado en 1967.
El pensamiento de al-Azm se ha caracterizado por el ejercicio de un marxismo cr¨ªtico que solo en sus ¨²ltimos a?os ha reconsiderado alguno de sus tab¨²es, como la negaci¨®n absoluta del potencial contestario de la religi¨®n. En 1968 public¨® Autocr¨ªtica despu¨¦s de la derrota, el primero de una cadena de textos pol¨¦micos. En esta obra al-Azm reflexiona severamente sobre las causas de la derrota de 1967 y arremete contra las formas y el proceder de los que se llamaban a s¨ª mismos revolucionarios, los socialistas ¨¢rabes, por haberse contentado con cambios en la infraestructura (fin de las monarqu¨ªas, reforma agraria, universalizaci¨®n de los servicios b¨¢sicos, planificaci¨®n econ¨®mica estatal, nacionalizaci¨®n de los recursos naturales) sin tocar los fundamentos reaccionarios de la superestructura, el sistema de pensamiento y valores anclado en la tradici¨®n. Para al-Azm, ning¨²n cambio revolucionario pod¨ªa ser efectivo sin asumir esta contradicci¨®n, y la guerra se ocup¨® de ponerlo en evidencia. En menos de un a?o, el libro tuvo tres reimpresiones. Su reedici¨®n en 2007 volvi¨® a ponerlo de actualidad, pues hab¨ªan pasado los a?os y la transformaci¨®n radical que al-Azm reclamaba a¨²n estaba por acometer. Con todo, tuvo que enfrentarse a las cr¨ªticas de j¨®venes marxistas como Yasin al-Haj Saleh (n. 1961), que cuestion¨® el car¨¢cter ineludible de 1967 en la configuraci¨®n de un nuevo pensamiento ¨¢rabe pues imped¨ªa a las nuevas generaciones reubicarse en la historia.
La revoluci¨®n intelectual por la que abogaba al-Azm se plasm¨® en su siguiente obra, Cr¨ªtica de la raz¨®n religiosa (1969). En ella rechazaba cualquier posibilidad de entendimiento entre modernidad y pensamiento religioso, entendiendo por modernidad el materialismo cient¨ªfico que posibilita la agencia y la emancipaci¨®n del ser humano. Con este libro al-Azm desat¨® una viva pol¨¦mica en la que participaron por igual las jerarqu¨ªas cristianas libanesas y las musulmanas, y que incluso le llev¨® a los tribunales. Su contrato en la universidad fue rescindido, no est¨¢ claro si m¨¢s por el ¨¦xito de sus clases sobre marxismo que por la pol¨¦mica en s¨ª. Poco despu¨¦s, march¨® al exilio por universidades de Estados Unidos y Europa.
Con la ascensi¨®n del islamismo como ideolog¨ªa popular a partir de 1979, al-Azm ahond¨® en su cr¨ªtica de la religiosizaci¨®n del ser y la realidad ¨¢rabes. A diferencia de la tendencia generalizada entre la izquierda ¨¢rabe, no tendi¨® puentes con el turaz, el patrimonio cultural araboisl¨¢mico. Esto le vali¨® agrios enfrentamientos con otros intelectuales, como con el poeta sirio-liban¨¦s Adonis, al que acus¨® de esencialista en su lectura selectiva del turaz, o con el fil¨®sofo egipcio Hasan Hanafi, al que calific¨® de ¡°orientalista al rev¨¦s¡± por las tesis de su obra Occidentalismo. De esencialista y orientalista al rev¨¦s tambi¨¦n caracteriz¨® el c¨¦lebre Orientalismo de Edward Said, pues incurr¨ªa, seg¨²n al-Azm, en una presentaci¨®n antit¨¦tica y eterna de Oriente y Occidente. Al-Azm fue un agudo polemista, un gran refutador, y en ello, aunque quiz¨¢ no le gustara mucho o¨ªrlo, fue un genuino representante del turaz ¨¢rabe.
En 1990 regres¨® a Siria y ocup¨® la c¨¢tedra de filosof¨ªa europea en la Universidad de Damasco. Eran los a?os de relajaci¨®n de la dictadura de Hafez al-Asad, y al-Azm se implic¨® en la configuraci¨®n de una nueva sociedad civil siria. Su obra El laicismo y la sociedad civil (1998) prosigue en su empe?o de separar el espacio de lo religioso y de lo pol¨ªtico, si bien sin anular la val¨ªa de lo religioso en la esfera privada de forma tan taxativa como en sus obras anteriores. Con la llegada al poder de Bachar al-Asad en el a?o 2000 y su apertura cosm¨¦tica, al-Azm lider¨® el ¡°Manifiesto de los 99¡±, que propon¨ªa al nuevo presidente reformas democratizadoras. Las ilusiones no duraron mucho, pero al-Azm no call¨® por ello. El estallido de la revoluci¨®n popular de 2011 dio nuevas ilusiones a un pensador que nunca renunci¨® a lo imposible. Sadiq Jalal al-Azm uni¨® su voz a la de los millones de sirios que ped¨ªan pan y libertad, y nunca dej¨® de estar con ellos. En 2012, cuando la violencia se apoder¨® del pa¨ªs, march¨® de nuevo al exilio, esta vez para no volver.
Luz G¨®mez es profesora de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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