Las hermanas de Mariquita P¨¦rez y otros juguetes de museo
Los mu?ecos y juegos son reflejo de la sociedad de cada momento. Muchos son piezas de colecci¨®n que hablan de la historia que les toc¨® vivir
Mar¨ªa P¨¦rez (1940 -1976) fue hija de Leonor Coello de Portugal y Mar¨ªa Pilar Luca de Tena. En la Espa?a de posguerra hubo pocas ni?as tan famosas como ella y no por lo que hubiera sido un esc¨¢ndalo: tener dos madres -sus creadoras-. Hoy, Mariquita P¨¦rez es un objeto de museo. No pod¨ªa tener un nombre m¨¢s espa?ol, aunque nunca se la llam¨® Mar¨ªa. Pero ese hubiera sido su nombre si hubiera pasado por la pila bautismal, que debi¨® de ser de lo poco que le falt¨® hacer a una mu?eca con m¨¢s de 400 complementos. Era reflejo de la sociedad en la que vivi¨®. Una mu?eca deseada por las ni?as -implanteable que en aquel momento tambi¨¦n lo fuera por los ni?os-, a la que solo las de las clases altas ten¨ªan acceso por su elevado precio (85 pesetas el primer modelo, cuando el salario medio no alcanzaba las 10 diarias). Este juguete, como la mayor¨ªa son representaci¨®n de su momento hist¨®rico: de las modas, de las costumbres, de los avances de la sociedad. Por tanto, son piezas de pleno derecho de colecciones p¨²blicas y privadas y no son pocas las que las tienen y las que las muestran.
Aunque el disfrute del juego est¨¢ incluido en la Declaraci¨®n Universal de los Derechos del Ni?o desde 1959, existe desde siempre y con menos variaciones de las imaginables. No es solo diversi¨®n, tambi¨¦n es aprendizaje. A trav¨¦s de ellos, los ni?os aprenden las reglas del mundo y se preparan para la vida adulta, como se puede ver en las vitrinas dedicadas a la infancia de las salas de Grecia y Roma del Museo Arqueol¨®gico Nacional (MAN). Los peque?os tienen una educaci¨®n similar durante sus primeros a?os, luego se diferencian: los ni?os van a la escuela y las ni?as aprenden a llevar el hogar. Los vasos griegos en miniatura, as¨ª como peque?os recipientes romanos que conserva el MAN no son m¨¢s que las cocinitas o los cacharritos con los que hace m¨¢s de 2.000 a?os ya jugaban las ni?as, y la mu?eca del siglo III, articulada y de hueso que las acompa?a, una hermana muy mayor de Mariquita P¨¦rez.
Pero claro, ?qui¨¦n no recuerda ese juguete de su infancia que acab¨® destrozado? Esos mu?ecos con las articulaciones tan laxas que perd¨ªan alg¨²n miembro, o los tableros de parch¨ªs con fichas recicladas porque las originales parec¨ªa que realmente eran comidas. La desaparici¨®n va impl¨ªcita en su uso: se romp¨ªan. Los que han llegado hasta hoy son de las clases m¨¢s pudientes con mejores materiales, m¨¢s resistibles al paso del tiempo. En este caso est¨¢n los aut¨®matas. El Museo Nacional del Romanticismo (Madrid) conserva una colecci¨®n de cuatro franceses de finales del siglo XIX que eran m¨¢s un divertimento decorativo para adultos que un juego de ni?os. Otra colecci¨®n de estos mu?ecos articulados que se mov¨ªan si se les daba cuerda es la del salmantino Museo Art Nouveau y Art D¨¦co de la Casa Lis. Un total de 12 que hacen funcionar una vez al a?o por motivos de conservaci¨®n, para que el mecanismo se mueva.
Lo realmente impresionante de esta instituci¨®n es su colecci¨®n de mu?ecas, tambi¨¦n hermanas mayores de Mariquita P¨¦rez con las que se lleva entre 100 y 200 a?os. Entrar en las salas donde est¨¢ expuesta la mejor colecci¨®n p¨²blica de mu?ecas de porcelana del mundo quiz¨¢ no sea apto para pediof¨®bicos (los que padecen miedo a las mu?ecas). En este espacio tanto los creadores de Chuky como los de Toy Story podr¨ªan imaginar la mejor de sus historias dando vida a las 450 mu?ecas francesas y alemanas que m¨¢s tarde ser¨¢n modelo de la espa?ola. Tambi¨¦n los veh¨ªculos: coches, trenes... fabricados en estos pa¨ªses fueron la pauta a seguir para la gran industria del juguete de hojalata que hacia los sesenta tuvo su boom en la provincia del Alicante. Pueblos como Onil, Biar, Tibi, Castalla e Ibi se conocen como el Valle del juguete. All¨ª se concentra en torno al 30% de producci¨®n juguetera en Espa?a, y eso que ahora no est¨¢n al nivel al que llegaron en su apogeo, cuando en Ibi hab¨ªa m¨¢s de 70 f¨¢bricas. Actualmente quedan menos de 10. En las instalaciones de una de las desaparecidas, la de Pay¨¢ Hermanos se encuentra el Museo Valenciano del Juguete con una important¨ªsima colecci¨®n de juguetes de hojalata, que tuvieron su apogeo hasta los cincuenta, cuando el pl¨¢stico cop¨® la industria. Otra prueba de que estos objetos reflejan su ¨¦poca es que la hojalata reapareci¨® en los setenta, durante la crisis del petr¨®leo, ya que el pl¨¢stico subi¨® de precio.
M¨¢s lugares para visitar
Museo de Juguetes en Albarrac¨ªn (Teruel).
Museo del Juguete de Denia (Alicante).
Museo del Juguete de Catalu?a (Figueres, Girona).
Museo Frederic Mar¨¨s (Barcelona).
No le van a la zaga los fondos del Museo del Traje de Madrid. Su colecci¨®n de juguetes es un paseo por el siglo XX espa?ol en las que las ni?as aprend¨ªan a ser mam¨¢s y los ni?os jugaban con coches y trenes, pero la ruptura con las normas tambi¨¦n les lleg¨®. Las mu?ecas dejaron de ser ni?as con formas redondas para estilizarse. El ¨²ltimo modelo de Mariquita P¨¦rez fue la antesala de la chica setentera que ser¨ªa la Nancy. Y las barriguitas actuales han perdido la parte del cuerpo que les daba el nombre.
Los juegos de mesa tambi¨¦n tiene su espacio. Concha Garc¨ªa-Hoz, conservadora del Museo del Traje, quiere ampliar por ah¨ª la colecci¨®n. La parte dedicada a los ni?os del Victoria & Albert londinense muestra hasta el 23 de abril una exposici¨®n de juegos de mesa. En el Museo del Romanticismo se conservan naipes, rompecabezas y juegos de mesa del siglo XIX. Como en el MoMA neoyorquino, los m¨¢s t¨ªpicos videojuegos de finales del XX: Tetris, Space Invaders...
Los ni?os todav¨ªa tienen tiempo de pedir a los Reyes Magos que les lleven a ver juguetes a los museos. Seguramente sus Majestades de Oriente tambi¨¦n disfrutar¨¢n.
Cuidadores de coches y mu?ecos
¡°Cincuenta a?os es mucho para un ecologista pero es poco para un museo¡±. As¨ª habla Pilar Avil¨¦s, responsable del Museo Valenciano del Juguete, sobre la conservaci¨®n del pl¨¢stico, el material predominante en la fabricaci¨®n de juguetes a partir de mitad del siglo pasado. Explica que la hojalata da menos problemas, solo hay que mantenerla a una humedad estable y sin cambios de temperatura, pero ¡°el pl¨¢stico se va deteriorando¡±.
Concha Garc¨ªa-Hoz, conservadora del Museo del Traje, se?ala que lo que m¨¢s ¡°cuidados¡± requiere son los recortables, ya que el papel es m¨¢s fr¨¢gil. Estas piezas se guardan en planeros, sin posibilidad de que les de la luz y rodeados de materiales de ph neutro. Tambi¨¦n los vestidos y cualquier elemento textil requiere estas precauciones.
Consuelo Yubero, coleccionista de mu?ecas espa?olas, explica de manera mimosa cada paso que da cuando le llega una mu?eca a sus manos. La peina, desinfecta el cabello, ya que muchas veces es natural. Lava la ropa, la plancha. ¡°Eso no dejo que lo haga nadie, una camisa m¨ªa, s¨ª, pero la de las mu?ecas, no¡±. ¡°Cuando la tengo lista parece que me sonr¨ªe, que vuelve a la vida¡±, frase que delata su pasi¨®n por este mundo. Las de porcelana las lava con agua y jab¨®n Lagarto.
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