La m¨²sica en aforismos
En la m¨²sica, en el ajedrez y en la matem¨¢tica existen verdades absolutas y eternas del lenguaje que la realidad no puede desmentir
En el primer movimiento del quinto concierto de Brandeburgo, el clavec¨ªn arranca aceptando la misi¨®n encomendada: ser¨¢ el bajo continuo. Pero poco a poco se va cansando de tan previsible funci¨®n. Entonces se rebela y se postula para asumir el protagonismo. A partir de ahora (?ya est¨¢ bien!), los solistas ser¨¢n los acompa?antes y el clave ser¨¢ el acompa?ado. El viol¨ªn y la flauta protestan t¨ªmidamente con un largo trino in crescendo, pero el clave ignora el aviso, se apodera de la cadencia y entra en territorio desconocido (?ahora que me dejen solo!). Pero es un laberinto y al poco rato se ha perdido. Entonces divaga, da tumbos a ciegas, ?c¨®mo escapar de aqu¨ª?, se desespera un poco, se desespera mucho, explora, se inspira, se marea y, de repente, una luz lejana anuncia la salida. Es una invitaci¨®n para recuperar el ritmo y la armon¨ªa y para acelerar el paso hacia la libertad. Estamos en 1720, son los tiempos en los que Newton deslumbra al mundo con el determinismo de su mec¨¢nica y Bach, en estos pocos compases, propone dos saltos para el lenguaje musical: el concierto para teclado y orquesta y la improvisaci¨®n. Con ello intuye la trascendencia del azar y se adelanta dos siglos a la ciencia.
En la m¨²sica, en el ajedrez y en la matem¨¢tica existen verdades absolutas y eternas del lenguaje que la realidad no puede desmentir. Solo dentro de estas tres formas de conocimiento nace a veces un ni?o prodigio. Bach es el lenguaje; Mozart, la belleza; Beethoven, la naturaleza; Vivaldi, la vida; Chopin, la inspiraci¨®n; Chaikovski, la pasi¨®n; Alban Berg, la tristeza; Paganini, el l¨ªmite; Schubert, la melod¨ªa; Gershwin, la frescura¡
1. El gozo musical se mueve entre la ofensa del cerebro (por anticipar demasiado mucho) y su frustraci¨®n (por anticipar demasiado poco).
2. La m¨²sica realista y la pintura abstracta corren el mismo riesgo: quedarse en lo decorativo.
3. La m¨²sica realista sortea la inteligencia para proponer estados de ¨¢nimo por la v¨ªa directa: la folcl¨®rica, pertenencia; la religiosa, hipnosis; la militar, euforia; el himno, emoci¨®n¡
4. Los temas de Beethoven son irreducibles, universales, ¨²nicos y diversos, como las leyes fundamentales de la f¨ªsica, evocando lo m¨¢ximo con lo m¨ªnimo.
5. Existe una m¨²sica que produce el mismo efecto sobre la audiencia que ciertas conferencias: cabezadas si atiendes, sobresaltos si te duermes.
6. Lo mejor de la peor m¨²sica es el alivio de desconectarla.
7. El primer sonido son¨® mucho antes de que el primer o¨ªdo pudiese escucharlo.
8. No se puede hacer vibrar un cuerpo sin que suenen los m¨²ltiplos de la frecuencia fundamental, de ah¨ª la armon¨ªa y el gozo innato por la m¨²sica tonal.
9. La armon¨ªa es m¨¢s natural que cultural, por eso a un beb¨¦ no le entusiasma una nana dodecaf¨®nica ni un caf¨¦ amargo.
10. La textura es el tacto de la vista, y el timbre, la textura del sonido.
11. Conviene conocer las leyes de la armon¨ªa incluso para no usarlas.
12. La envidia es el ¨²nico pecado capital que no da placer, salvo la que se siente ante la complicidad mutua de los m¨²sicos de un cuarteto.
13. El momento m¨¢s sublime de la interpretaci¨®n musical se alcanza cuando un instrumento consigue hacerse pasar por una voz humana.
14. El lenguaje musical es universal, pero transcribir partituras de un instrumento a otro es un ejercicio perfectamente prescindible.
15. Se dir¨ªa que la chacona de la partita n¨²mero 2 de Bach intenta reencarnarse cada vez que alguien se sienta ante un pentagrama virgen con la intenci¨®n de escribir para viol¨ªn solo.
16. La m¨²sica sublima por triple colisi¨®n de tres inteligencias: la que escribe, la que la interpreta y la que escucha.
17. Una colisi¨®n de tres m¨®viles es alt¨ªsimamente improbable, pero ocurre todos los d¨ªas entre compositores, int¨¦rpretes y mel¨®manos.
18. La improvisaci¨®n obliga al compositor, al int¨¦rprete y al mel¨®mano a trabajar dentro de un mismo artista.
19. No escucho a Wagner porque temo que me guste.
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