Esa mujer artista a la que llamaron ¡°vaca¡±
Una exposici¨®n reivindica a creadoras orilladas en los a?os del surrealismo, un movimiento presuntamente liberalizador
Un p¨¢rroco libidinoso preso de sus alucinaciones er¨®ticas persiguiendo a la mujer de un general. Gateando por las calles de Par¨ªs, escuchando los secretos de la dama en el confesionario, arranc¨¢ndole el sujetador. La Concha y el reverendo (La coquille et le clergyman), con sus im¨¢genes en blanco y negro, lentas, hipn¨®ticas, es la primera pel¨ªcula surrealista de la historia. Sin embargo, en el imaginario colectivo siempre ha flotado la idea de que la pionera fue Un perro andaluz. El filme de Luis Bu?uel se estren¨® el 6 de junio de 1929. El controvertido mediometraje anticlerical lleg¨® antes, en 1928. Lo firmaba una mujer. Se llamaba Germaine Dulac.
Las artistas que trabajaron en los aleda?os del surrealismo no lo tuvieron f¨¢cil. Muchas de ellas, aut¨¦nticas transgresoras, fueron, b¨¢sicamente, orilladas ¡ªy en ocasiones, ridiculizadas¡ª por sus compa?eros de viaje. El movimiento surrealista empu?¨® en los a?os veinte la bandera de la liberaci¨®n de la psique, del fin de la represi¨®n de los deseos, idealiz¨® a la mujer, s¨ª; pero su af¨¢n transgresor no fue mucho m¨¢s all¨¢. Y menos en cuestiones de g¨¦nero.
El 9 de febrero de 1928 se estrenaba en Par¨ªs la pel¨ªcula de Germaine Dulac. El guionista, Antonin Artaud, consider¨® que el filme desfiguraba su texto. El d¨ªa del estreno, acudi¨® a la proyecci¨®n acompa?ado del pope del movimiento, Andr¨¦ Breton, y del poeta Louis Aragon. Insultaron a la autora. ¡°?Qu¨¦ es la se?ora Dulac? Es una vaca¡±, gritaron.
Jos¨¦ Jim¨¦nez, catedr¨¢tico de Est¨¦tica y Teor¨ªa de las Artes de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, recupera este episodio para reflejar la profunda contradicci¨®n que encerraba un movimiento de pretensiones liberadoras que, sin embargo, tan mal consider¨® el trabajo de las f¨¦minas. Fil¨®sofo de formaci¨®n, ex director general de Bellas Artes entre 2007 y 2009, Jim¨¦nez es el comisario de Somos plenamente libres. Las mujeres artistas y el surrealismo, exposici¨®n que desde hoy y hasta el 28 de enero se presenta en el Museo Picasso de M¨¢laga. La muestra reivindica el papel de las creadoras que intentaron desarrollar su carrera bajo la alargada sombra de los Breton, Ernst, Bu?uel, Magritte y Dal¨ª.
Los surrealistas llegaron a ser mis¨®ginos: ¡°A veces escupo por placer en el retrato de mi madre¡± es una de las frases que
se atribuye
a Dal¨ª
Compuesta por 124 obras recabadas en museos de Nueva York, San Francisco, Londres, Par¨ªs y Estocolmo (entre otros), compila trabajos de 18 artistas de las m¨¢s distintas procedencias, entre las que se encuentran Meret Oppenheim, Toyen, Leonora Carrington, Frida Kahlo, Dora Maar y Maruja Mallo, con conexiones m¨¢s o menos cercanas al movimiento que reivindicaba una expresi¨®n art¨ªstica basada en el automatismo ps¨ªquico puro.
Los varones surrealistas no tuvieron problema en exhibir rasgos incluso mis¨®ginos. El Diccionario abreviado del surrealismo, publicado en 1938 por Andr¨¦ Breton y Paul ?luard, recoge las siguientes citas en la entrada correspondiente a la palabra madre: ¡°A veces escupo por placer en el retrato de mi madre¡± (Salvador Dal¨ª); ¡°Hay que golpear a la madre mientras ella sea joven¡± (Paul ?luard y Benjamin P¨¦ret); ¡°Mi madre es una peonza de la cual mi padre es la cuerda¡± (Andr¨¦ Breton y Paul ?luard)¡±. Cat¨¢logo de lindezas que bien se complementa con el desplante que le hizo Luis Bu?uel a Maruja Mallo ¡ªy que el comisario de la exposici¨®n, Jos¨¦ Jim¨¦nez, no duda en rescatar tambi¨¦n del olvido¡ª: la pintora gallega fue objeto de burlas tras ganar en 1926 un concurso de blasfemias en el Caf¨¦ de San Mill¨¢n de Madrid. As¨ª fue presentada por el cineasta aragon¨¦s, al acabar una charla sobre cine: ¡°Queda abierto el concurso de menstruaci¨®n: Maruja Mallo tiene la palabra¡±.
Los surrealistas ve¨ªan en la mujer a una musa, a una eterna adolescente, a un objeto sexual. ¡°Le negaban la capacidad de ser sujeto¡±, asegura Jim¨¦nez, que en 2013 comisari¨® El surrealismo y el sue?o para el Museo ?Thyssen-Bornemisza. ¡°Fue un movimiento muy machista¡±, certifica Estrella de Diego, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que se muestra muy reacia a la utilizaci¨®n de la etiqueta de Mujeres surrealistas: ¡°Tienen poco en com¨²n. Etiquetarlas as¨ª es una forma de desactivarlas, como hizo Breton. Ah¨ª estaba la trampa; les dejaban entrar, les hac¨ªan creer que ten¨ªan un hueco, cuando en realidad estaban construidas a su imagen y semejanza¡±.Las artistas que desarrollaron sus carreras en el contexto del surrealismo hicieron un ejercicio de autoafirmaci¨®n en clima adverso. No eran tiempos favorables para dedicarse al arte siendo mujer. Hab¨ªa que ser muy libre. Casarse significaba ocuparse de la casa, formar una familia; en ocasiones, renunciar a una misma. Muchas de ellas llevaron una existencia n¨®mada; no lo ten¨ªan f¨¢cil en ning¨²n sitio. Eran esp¨ªritus libres.
Entre el heterog¨¦neo grupo de artistas seleccionadas por Jim¨¦nez para esta muestra, varias comparten un episodio traum¨¢tico en su recorrido vital: el ingreso en un psiqui¨¢trico. Nadja (L¨¦ona Delcourt, a la que esta exposici¨®n considera artista a pesar de su escaso recorrido pict¨®rico), pareja de Andr¨¦ Breton ¡ªhombre que cre¨ªa en el amor de un modo sucesivo (vive el amor hasta que se esfume y luego cambia de pareja)¡ª, qued¨® sumida en una gran crisis tras romper con el escritor franc¨¦s, lo que signific¨® varios ingresos hasta su muerte; Leonora Carrington tambi¨¦n perdi¨® la cabeza y acab¨® en un sanatorio de Santander; Unica Z¨¹rn, tras una convulsa relaci¨®n de tintes autodestructivos con Hans Bellmer (hay un retrato que ella hizo de ¨¦l en la muestra), se quit¨® la vida. ¡°Fueron mujeres muy fuertes¡±, se?ala Jim¨¦nez, ¡°a la vez que quebradizas¡±.
Muchas acabaron en un psiqui¨¢trico: ¡°Fueron mujeres muy fuertes, a la vez que quebradizas¡±, afirma Jos¨¦ Jim¨¦nez, comisario de la exposici¨®n
El ni?o que orina toda la estancia en la fotograf¨ªa de Dora Maar El me¨®n (1935); la mujer que mira a un hombre que duerme en La alcoba, de Leonor Fini ¡ªque renegaba de ser incluida en el movimiento surrealista, al que consideraba puritano y machista¡ª; Frida y el aborto (1932), desasosegante pintura de Frida Kahlo, y La giganta o La guardiana del huevo (1947), de Leonora Carrington, con el protagonismo del huevo, imagen que se repite en obras de distintas autoras (Fini, Carrington, Kay Sage), forman parte de la muestra. ¡°Resulta sorprendente que hayamos tenido que esperar a 2017¡±, se?ala Jos¨¦ Lebrero, director art¨ªstico del Museo Picasso de M¨¢laga, ¡°para ver a un grupo de creadoras con bastantes cosas en com¨²n, que trabajaron en los a?os treinta y desaparecieron, desfavorecidas por la historia del arte¡±. Y se pregunta: ¡°?Qu¨¦ estamos haciendo con la historia?¡±.
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