La agon¨ªa de ser profesor de Cervantes en una de las ciudades m¨¢s caras del mundo
Los sueldos de los docentes de plantilla en Brasil llevan congelados desde 2009 en un pa¨ªs donde la inflaci¨®n acumulada desde entonces roza el 70%. A lo largo de este a?o han hecho paros y huelgas, pero hasta ahora no han tenido resultados concretos
¡°Si tu ganas 1700 euros netos al mes, pero tienes que pagar 800 en un colegio privado para tu hijo y otros 800 en alquiler, ?qu¨¦ haces?¡±, pregunta Oscar Dom¨ªnguez, profesor de espa?ol del Instituto Cervantes en Brasil desde hace 10 a?os. Desde 2009 su sueldo ha estado congelado, como los de todos los funcionarios espa?oles, pero los precios en Brasil no han parado de subir y la inflaci¨®n acumulada desde entonces roza un 70%. ¡°A veces no llegamos a fin de mes¡±, lamenta Dom¨ªnguez, que vive en S?o Paulo, una de las ciudades m¨¢s caras del mundo seg¨²n varios rankings internacionales. As¨ª que ¨¦l y los otros 15 profesores de plantilla del Instituto, que tiene centros en ocho ciudades brasile?as ¡ªla mayor red en todo el mundo¡ª, hacen paros en horas impares todos los d¨ªas. ¡°No queremos un aumento de sueldo, sino un reajuste para que valiese algo semejante a lo que era cuando empezamos a trabajar¡±, a?ade Elena Barcell¨®s, profesora de plantilla de este organismo cultural p¨²blico, que difunde la cultura y la lengua espa?ola.
Las movilizaciones en realidad arrancaron el pasado marzo, con una huelga escalonada. Primero fueron dos d¨ªas de paros, luego 18 m¨¢s. Y la sede central en Madrid acept¨® negociar. ¡°Les presentamos informes en los que se ten¨ªa en cuenta la variaci¨®n del euro y la inflaci¨®n en ese periodo. Lo aceptaron, pasaron por los filtros de los economistas y finalmente firmamos un acuerdo en junio con la secretar¨ªa general para solamente reponer la p¨¦rdida¡±, cuenta. Sin embargo, a?ade Dom¨ªnguez, el Ministerio de Hacienda rechaz¨® el pacto. Y en septiembre los profesores volvieron a la carga, esta vez con paros todos los d¨ªas.
En paralelo a la movilizaci¨®n en Brasil, funcionarios espa?oles en otros pa¨ªses han convocado paros a lo largo del a?o. Los trabajadores en Argentina, un pa¨ªs donde la inflaci¨®n super¨® el 40% el a?o pasado, fueron los primeros en convocar una huelga, en la pasada primavera. En octubre, una huelga general del personal en el exterior tuvo el respaldo del 75% de los trabajadores, seg¨²n el sindicato CSIF.
En el mismo d¨ªa en el que charlaba con EL PA?S, Eleonora Pascuale, de 47 a?os, ten¨ªa que dar una clase entre las siete y las nueve de la ma?ana. Pero solo empez¨® a las ocho. ¡°Los alumnos lo entienden, nos apoyan, preguntan c¨®mo pueden ayudar... Pero tambi¨¦n se ven afectados. Por un lado est¨¢n enfadados, pero por otro tambi¨¦n est¨¢n sensibilizados¡±, cuenta. A estas alturas ya saben que tienen que llegar m¨¢s tarde, asegura.
Sentada en un caf¨¦ a pocas manzanas del Cervantes de S?o Paulo, ubicado en la imponente y agitada avenida Paulista, Pascuale explica c¨®mo es su vida. Todos los d¨ªas tiene que pagar seis billetes de autob¨²s y metro para dejar y recoger a su hijo en la escuela antes y despu¨¦s del trabajo. Unos 130 euros al mes solo en transporte p¨²blico. ¡°Tardo una hora para llegar a la escuela desde mi trabajo y otra media para llegar a mi casa¡±, cuenta. Vivir en una casita peque?a en un barrio de las afueras le cuesta unos mil euros al mes. Y como la educaci¨®n p¨²blica en Brasil no da la talla, tiene que pagar otros 400 euros para que su hijo de 4 a?os se quede en la escuela ¡ª¡°una normal, de las m¨¢s baratas¡±¡ª hasta el mediod¨ªa. Y en eso va su sueldo. ¡°Es un gasto gigante que si viviese en Espa?a no tendr¨ªa. Podr¨ªa llevar a mi hijo a una escuela p¨²blica buena a la que tal vez hasta podr¨ªa ir a pie¡±.
Si su hijo tambi¨¦n estudiara por la tarde, tendr¨ªa que pagar el doble. O sea, imposible. Tampoco puede pagar a una persona que le cuide. Tuvo que pedir una reducci¨®n de jornada: ah¨ª se fue otro 20% del sueldo. ¡°No puedo conciliar mi vida laboral con mi vida familiar¡±.
Serafina Vallejo, de 48 a?os, tiene dos hijos y, tambi¨¦n, muchos gastos. ¡°Cuando voy a Espa?a todo me parece barat¨ªsimo. Antes con 300 reales [unos 80 euros] hac¨ªa la compra, ahora llevo como cuatro cosas. Un pescado barato que antes val¨ªa 20 reales ahora vale 40 y no s¨¦ cu¨¢nto¡±, explica. Pero su hijo acaba de entrar en la USP, una universidad p¨²blica ¡ªgratis en Brasil¡ª con bastante prestigio. Lo cuenta con suspiro de alivio por el ahorro que supone. Sin embargo, en ese momento lo que pesa much¨ªsimo es la distancia de su familia. ¡°Mis padres se hacen mayores y es muy dif¨ªcil ir una vez al a?o a Espa?a. En el d¨ªa a d¨ªa me aprieto aqu¨ª y all¨¢, pero esa parte emocional de la familia, de ver que se est¨¢n haciendo mayores y que necesitan ayuda, y que si yo estuviera en otro lugar m¨¢s cerca o ganase m¨¢s, podr¨ªa ir a estar con ellos¡±, lamenta.
Es verdad que a partir del tercer a?o en un pa¨ªs un docente puede postularse a un traslado a otro pa¨ªs. Pero estos movimientos de profesionales se congelaron. De los 28 profesores de plantilla que estaban en Brasil, nueve dejaron sus puestos y dos lograron volver a Madrid para hacer otras labores en el Instituto. Quedan 17.
El salario anual de los profesores en Brasil es de 31.982,90 euros brutos al a?o, dividido en 14 pagas. Est¨¢n entre los peores pagados: en media cobran un 30% menos que los dem¨¢s profesores de la red en todo el mundo, aseguran. Y viven en ciudades caras como S?o Paulo, R¨ªo de Janeiro y la capital Brasilia. ¡°Entendemos que cuando se ve este sueldo en Espa?a, uno puede decir ¡®Dios m¨ªo, ?qu¨¦ bien ganan!¡¯. Pero aqu¨ª nuestro sueldo vale un tercio de lo que valdr¨ªa en Espa?a¡±, argumenta Barcell¨®s. Aparte de la inflaci¨®n, los profesionales extranjeros del Cervantes cobran en euros y est¨¢n sujetos a las variaciones del cambio ¡ªalgo que puede ser ventajoso o no¡ª. As¨ª, en 2011 un euro lleg¨® a valer solo 2,20 reales; en 2015, hab¨ªa aumentado a 4,50 reales; en marzo de 2017 val¨ªa 3,30 reales; Hoy, 3,81 reales.
Adem¨¢s, los altos cargos ¡ªdirectores, administradores y jefes de estudio¡ª perciben complementos a sus salarios. Los sueldos de los profesionales locales, que cobran en reales y tienen contratos bajo la legislaci¨®n brasile?a, son ajustados anualmente seg¨²n la inflaci¨®n. Pero los profesores de plantilla no han visto ning¨²n incremento desde 2009. ¡°Un auxiliar administrativo est¨¢ ahora mismo ganando m¨¢s que nosotros que somos titulados superiores¡±, explica Dom¨ªnguez. Barcell¨®s matiza: ¡°No queremos que ganen menos, sino ¨²nicamente que haya una equiparaci¨®n para acabar con el agravio comparativo que hay entre los profesores del instituto en Brasil con nuestros compa?ero que est¨¢n en el centro y en todo el mundo¡±.
La pareja vive en un barrio de clase media baja alejado del centro. Aun as¨ª paga unos mil euros de alquiler y 500 euros de comunidad. ¡°Otra opci¨®n seria vivir en zonas muy peligrosas. No se puede vivir en todo lugar. Todos los a?os mueren 61.000 personas, ?son n¨²meros de pa¨ªses en guerra!¡±, apunta Dom¨ªnguez. Adem¨¢s, han tenido que renunciar a h¨¢bitos sencillos que ten¨ªan en Espa?a, como ir al cine, cenar y luego volver a casa en taxi. Un lujo en S?o Paulo, dicen. ¡°Nuestra queja es no llegar a fin de mes¡±.
EL PA?S ha intentado sin ¨¦xito hablar con la sede del Cervantes en Madrid y con el Ministerio de Hacienda. En marzo, cuando arrancaba la primera huelga, fuentes del Instituto expresaron su preocupaci¨®n por los salarios desfasados, pero a la vez subrayaron que el organismo no fija los sueldos de su personal sino el Ministerio de Hacienda. ¡°Desde que empezamos los paros diarios no hemos tenido ninguna respuesta. Es como si no existi¨¦semos¡±, afirma Barcell¨®s. Despu¨¦s de sucesivos recortes (un 13,9% menos entre 2012 y 2013), ventas de inmuebles y cierre de centros (uno de ellos en Brasil), el Instituto volvi¨® a aumentar su presupuesto en 2014.?El pasado mes julio, el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, anunci¨® m¨¢s dinero para el Instituto y la apertura de centros en Suiza, Senegal y Corea del Sur.
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