Matar al padre, devorar a los hijos
La agresividad de los nuevos marchantes y la saturaci¨®n de ferias ponen en cuesti¨®n el modelo tradicional de galer¨ªa
Desde su m¨ªtica galer¨ªa del 420 de West Broadway, el marchante Leo Castelli fue la apoteosis de un modelo galer¨ªstico hoy en extinci¨®n. Su mayor virtud, aprendida en sus a?os triestinos, fue una aguda perspicacia para establecer v¨ªnculos y tejer una red de contactos con la gente adecuada. Era capaz de estar en varios sitios a la vez, influir en jurados y seducir a cr¨ªticos y coleccionistas. Adorado y adorador de artistas, los cuidaba como si fueran sus hijos. Todo cambi¨® el d¨ªa que Larry Gagosian, su astuto aprendiz reci¨¦n llegado de Los ?ngeles, le regal¨® un reloj Patek Philippe de 8.000 d¨®lares. Castelli recompens¨® la generosidad present¨¢ndole a uno de sus coleccionistas, el due?o del grupo editorial Cond¨¦ Nast, S.?I. Newhouse. Larry Go-Go, apodado as¨ª por su tenacidad, logr¨® su primer big one en el safari de Sotheby¡¯s. Puj¨® para Newhouse hasta hacerse con un jasper johns por 17 millones de d¨®lares. Corr¨ªan los felices ochenta y el galerismo comenzaba a recibir los r¨¦ditos de una nueva forma de entender al dealer, para quien el cliente ya no es el artista, sino el coleccionista.
La cultura occidental siempre se ha sostenido en figuras rivales que se envidian y confrontan. Ca¨ªn y Abel, Leonardo y Michelangelo, Mozart y Salieri, Cristiano y Messi. Gagosian y Pinault son los nuevos Ciudadano K del arte. Controlan subastas, seleccionan a sus clientes, camelan a directores de pinacotecas, arquitectos y actores. Bajo su influencia, los museos se llenan como si fueran estadios de f¨²tbol. Treinta a?os despu¨¦s del episodio del Patek Philippe, el viejo zorro angelino se invent¨® otro hat-trick el d¨ªa que Lehman Brothers se declar¨® en quiebra, con la liquidaci¨®n exclusiva en Sotheby¡¯s de un lote de Damien Hirst que acab¨® volviendo a sus manos. La pirula le sirvi¨® para mantener la burbuja a flote. Los artistas, liberados de modelos sublimes, se entregaban con facilidad a una pr¨¢ctica basada en la comercializaci¨®n del producto. ?Y los cr¨ªticos? No estaban ni se les esperaba.
El pasado noviembre, la firma Christie¡¯s, propiedad de Fran?ois Pinault, puso a la venta el Salvador Mundi en la sesi¨®n de Post-War and Contemporary en lugar de Old Masters. Las razones del rejuvenecimiento del ¡°¨²ltimo leonardo en manos privadas¡± eran la relevancia de la pintura y que en las subastas de contempor¨¢neo se concentran un mayor n¨²mero de compradores billonarios. Durante la puja, el subastador blanque¨® las connotaciones religiosas del cuadro, que llam¨® ¡°la Mona Lisa masculina¡± para as¨ª excitar a los apostadores musulmanes. Un pr¨ªncipe saud¨ª, que tambi¨¦n actuaba de intermediario, adquiri¨® el cuadro por la cifra r¨¦cord de 382,1 millones de euros. Parad¨®jicamente, el dedo de Cristo no anunciaba la salvaci¨®n de nada, sino el advenimiento de una era en la que el arte es compatible con la constante demanda y competici¨®n global.
Inestabilidad pol¨ªtica global, econom¨ªa acelerada y saturaci¨®n de ferias exigen una relaci¨®n con los artistas m¨¢s sostenible
El mercader bret¨®n se invent¨® un nuevo ardid durante la ¨²ltima Bienal de Venecia. Aprovechando la avalancha de coleccionistas y connaisseurs, Pinault puso taimadamente a la venta las ¨²ltimas piezas de Hirst en sus dos boutiques del Palazzo Grassi y Punta della Dogana. Venecia se hunde, pero eso no parece importar a las galeristas Alberta Pane (Par¨ªs) y Victoria Miro (Londres), que tambi¨¦n abrir¨¢n all¨ª sus showrooms. Italia es el nuevo target de los marchantes n¨®madas. El ingl¨¦s Thomas Dane acaba de inaugurar en N¨¢poles. No ocurre lo mismo en Alemania, un mercado que deber¨ªa ser un gigante y que sin embargo promueve una discreta competitividad entre ferias.
La crisis de 2008 torpede¨® a los mid-size dealers, que promueven a sus artistas a costa de afrontar elevados gastos de salarios y alquileres solo por estar en los distritos de moda. No son pocos los artistas que al alcanzar notoriedad los abandonan para irse con los m¨¢s poderosos, que acaban capitalizando la inversi¨®n de los medianos. En los ¨²ltimos meses, Raeber y Matthias von Stenglin y Freymond Guth (Z¨²rich), Janine Foeller, Lisa Cooley, Janice Guy, Nicole Klagsbrun, y Andrea Rosen (NY) anunciaron el cierre de sus espacios.
El mercado del arte est¨¢ saturado. Solo en Nueva York hay 1.200 galer¨ªas. Cada a?o nacen nuevas ferias y se clonan a un ritmo demencial. En un contexto de inestabilidad pol¨ªtica global, con una econom¨ªa acelerada y los coleccionistas cada vez m¨¢s ricos, hay que diferenciarse y moverse como un rayo. Al igual que ocurre con la movilidad en las grandes metr¨®polis, el arte necesita plataformas y mercados m¨¢s flexibles y comunitarios. Bienvenida la crisis.
Tres inventores nacidos en la vieja Europa proponen modelos de transporte limpios y r¨¢pidos. El Hyperloop de Tim Houter es un m¨¦todo para transportar cabinas de pasajeros a 1.200 km/h. Stephan Wolf defiende el Volocopter, parecido a un dron gigante. El m¨¢s disruptivo es Christophe Sapet y su taxi-robot NAVIA, que circula a una velocidad de 50 km/h.
Las subastas han sido las primeras en subirse a los carros virtuales. Thread Genius es el hyperloop del arte. Funciona como una tecnolog¨ªa basada en algoritmos que miden el impacto de las fuerzas macroecon¨®micas y sociales en el mercado y predicen los gustos de posibles compradores, conect¨¢ndolos con vendedores. ?Y qu¨¦ ocurre con el arte cuando es menos dependiente del mercado? El volocopter busca su avatar en ferias de arte nacidas como reacci¨®n a las estructuras fijas del mercado global. Condo Fair (London-NY) ofrece espacios compartidos y expande su modelo a Shangh¨¢i y Ciudad de M¨¦xico. Y Frieze, que comenz¨® en 2003 en Londres como una feria ¡°desencajada¡±, anuncia que tendr¨¢ espacios para los dealers que no tengan galer¨ªa. La lista de medios h¨ªbridos que no son propiamente ferias ni exposiciones comisariadas crece exponencialmente: Independent NY- Brussels, Sunday Fair (Londres), Paris Internationale, Okei Okei (Colonia/D¨¹sseldorf) o Art-O-Rama (Marsella)¡
El coche autodirigido encaja con las galer¨ªas bla bla bla, que funcionan m¨¢s por procesos que por resultados. En Espa?a, Green Parrot, HalfHouse y ADN (Barcelona), The Goma (Madrid) y Trastero 109 (Mallorca) participan de ese ideario. En Nueva York y Los ?ngeles, comisarios y j¨®venes dealers siguen el ejemplo que The Kitchen implant¨® a principios de los setenta: experimentan con nuevos modelos relacionales en naves y antiguas f¨¢bricas, desarrollan actividades en todas las disciplinas, editan revistas y ofrecen residencias sin dejar de colaborar con instituciones y museos. Participant Inc, The Knockdown Center, Art in General, Nurture Art, Pioneer Works, Eyebeam Art ¨Cque suministra soporte t¨¦cnico a artistas¨C o No Longer Empty ¨Cque funciona como pop art¨C fortalecen ese otro polo creativo alejado de la arrogancia del dinero. De nuevo el par: David frente a Goliat.
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