Los europeos ya pueden viajar con sus pel¨ªculas
Los ciudadanos de la UE que visiten otro pa¨ªs del continente podr¨¢n acceder, desde este domingo, a los cat¨¢logos de cine, series o deporte que tengan suscritos en su Estado de residencia
La Uni¨®n Europea elimina otra barrera molesta para los consumidores. En junio pasado, el fin del roaming abarataba las llamadas de un pa¨ªs a otro del bloque para ponerlas al mismo precio que las dom¨¦sticas. A partir de este domingo 1 de abril llega el turno de los contenidos culturales y de entretenimiento online: los ciudadanos podr¨¢n usar?en sus viajes por los Veintiocho sus suscripciones a plataformas de series y pel¨ªculas, deportes, m¨²sica, videojuegos y libros digitales como si estuvieran en su propio pa¨ªs. Sin muros geogr¨¢ficos, cargos extra, ni cambios en la oferta de entretenimiento disponible online o por descarga.
Los ejemplos de la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de la norma son variados: un usuario de Netflix Espa?a de vacaciones en Francia tendr¨¢ acceso al cat¨¢logo espa?ol, mientras que hasta ahora su cuenta mutaba autom¨¢ticamente a su p¨¢gina francesa, con menos oferta en el idioma habitual del consumidor; un suscriptor de HBO no sufrir¨¢ el mensaje de disculpas que aparec¨ªa hasta ahora al entrar desde un territorio donde no est¨¦ disponible. Tampoco habr¨¢ impedimentos para usar Movistar+. Lo mismo en toda la UE: un alem¨¢n que viaje a Espa?a por negocios podr¨¢ ver en su cuenta de Sky Sports la Bundesliga o en Eurosport otros deportes. Esa l¨®gica funcionar¨¢ para Spotify o Deezer en el ¨¢mbito musical ¡ªaunque estas tienen pocas restricciones¡ª, o para Amazon Prime en pel¨ªculas y series.
"Hay que estar contentos con la portabilidad, esto es el futuro", asegura Juan Carlos Tous. El CEO y socio fundador de la plataforma de cine independiente Filmin explica que la aplicaci¨®n de la medida es t¨¦cnicamente "f¨¢cil": a los portales les bastar¨¢ con eliminar el geobloqueo en el resto de la UE, ahora mismo activo para sus suscriptores.
Eso s¨ª, la progresiva apertura de las instituciones europeas hacia un mercado ¨²nico digital deja m¨¢s interrogantes a Tous y preocupa a parte de la industria cinematogr¨¢fica. Su temor, m¨¢s que la portabilidad, es el fin de las fronteras online en el continente.?"Hay que distinguir claramente entre portabilidad durante un viaje de los servicios suscritos y acceso sin fronteras. La primera preserva la territorialidad de los derechos, el segundo tiene consecuencias negativas para la capacidad de productores y distribuidores de financiar y difundir pel¨ªculas y series europeas; supondr¨¢ menos diversidad cultural en los contenidos y servicios ofrecidos y menos puestos de trabajo en nuestro sector", defiende Beno?t Ginisty, directivo de la Federaci¨®n Internacional de las Asociaciones de Productores Cinematogr¨¢ficos (FIAPF).
La financiaci¨®n del cine europeo depende entre un 37 y un 60% seg¨²n distintos estudios, de la venta territorio a territorio. Actualmente, un productor calcula los porcentajes del coste del filme que va a recuperar gracias a la concesi¨®n de la licencia en cada pa¨ªs, a la vez que el distribuidor que adquiere el derecho a nivel nacional conoce su ¨¢rea y c¨®mo explotarla. "La territorialidad es uno de los pilares clave para que cine y televisi¨®n contin¨²en ofreciendo una amplia variedad de obras audiovisuales espa?olas, para que las producciones europeas se estrenen en Espa?a en versi¨®n doblada y con subt¨ªtulos? y, m¨¢s importante a¨²n, con el suficiente respaldo de promoci¨®n para que sean conocidas en el pa¨ªs", agrega Ginisty.
Con un mercado ¨²nico, en cambio, un solo operador comprar¨ªa un filme para todo el continente, y los productores sostienen que perder¨ªan dinero y poder de negociaci¨®n. Calculan que desaparecer¨ªan hasta 8.200 millones de euros, se reducir¨ªan los contenidos en televisi¨®n un 48% y se har¨ªa un 37% menos de pel¨ªculas, seg¨²n un informe que la consultora Oxera present¨® en la edici¨®n 2016 del festival de Cannes.
Pero, en un momento en que capitales, bienes, servicios y personas se mueven sin obst¨¢culos por el continente, la UE est¨¢ decidida a dar un empuj¨®n a la libre circulaci¨®n de contenidos. Las instituciones buscan acabar con la sensaci¨®n de injusticia que acompa?a a los ciudadanos al moverse por el espacio comunitario sin poder utilizar servicios que han contratado en su pa¨ªs de residencia previo pago. "Uno de cada cinco europeos pasa al menos diez d¨ªas al a?o en otro pa¨ªs de la UE y a muchos les gustar¨ªa tener acceso a los contenidos digitales que han adquirido legalmente", defiende Andrus Ansip, vicepresidente responsable de la cartera de Mercado ?nico Digital.
Las nuevas reglas, aptas para ordenadores, tabletas y m¨®viles, obligan a los proveedores de pago a asegurar la portabilidad transfronteriza a todo aquel que se desplace de un punto a otro de la UE por un periodo limitado de tiempo, ya sea por turismo, ocio, estudios o negocios. No as¨ª a los que establezcan su residencia en otro estado, que una vez sean detectados no podr¨¢n acceder a esos contenidos. El reglamento no concreta cu¨¢nto tiempo entra en esa categor¨ªa de "limitado", y deja en manos de las empresas averiguar el lugar de residencia real del cliente. Para ello podr¨¢n analizar los datos de pago, el domicilio facilitado por el usuario, o en caso de duda, la informaci¨®n m¨¢s fiable: la direcci¨®n IP desde la que se conecta. En medio de la sensibilizaci¨®n global por el esc¨¢ndalo Cambridge Analytica, la UE ha insistido a las compa?¨ªas en que deben ser extremadamente cuidadosas al menejar datos personales, protegidos por ley.
Mismo contenido, mismo precio, mismo n¨²mero de dispositivos en que usarlos. La UE es clara en la formulaci¨®n de la norma. Los tiempos en que los europeos cuando viajaban no pod¨ªan acceder online a servicios por los que han pagado en su pa¨ªs llegar¨¢n as¨ª a su fin. Y una puerta se abre a que lo mismo suceda con los contenidos gratuitos, por ejemplo de cadenas p¨²blicas de televisi¨®n, aunque en su caso no hay obligaci¨®n: pueden elegir sumarse a las reglas voluntariamente siempre que cumplan los requisitos sobre la comprobaci¨®n del Estado miembro de residencia de sus abonados. De lo contrario, un espectador podr¨ªa ver de forma perenne en televisiones de otro pa¨ªs contenidos por los que las operadoras audiovisuales del lugar en el que vive han pagado derechos.
Bruselas proporciona una riada de datos para justificar lo oportuno de la medida: el 30% de los europeos que ve pel¨ªculas, series y otros v¨ªdeos online paga una suscripci¨®n o los alquila por separado. La tendencia indica un claro cambio en la forma en que los ciudadanos se relacionan con lo audiovisual. El gasto en estos contenidos ha conocido un crecimiento espectacular: seg¨²n la Comisi¨®n Europea ha subido un 113% anual entre 2010 y 2014.
Cifras parecidas ofrece el Observatorio Audiovisual Europeo: la recaudaci¨®n de las plataformas de suscripci¨®n a contenidos en streaming aument¨® un 128%, hasta 2.500 millones de euros, entre 2011 y 2016. Por comparar, ese a?o las salas ingresaron 7.044 millones. El mismo organismo calcula que los abonados fueron creciendo a un ritmo medio anual del 55%, hasta 38,7 millones de personas en los Ventisiete. Y Espa?a est¨¢ muy por encima de la media europea: en 2016 hubo un 141% m¨¢s de suscriptores respecto al a?o anterior, tambi¨¦n gracias a la llegada al pa¨ªs de Netflix, justo a finales de 2015. ? ?
El coloso estadounidense ha sido uno de los paradigmas del crecimiento global del sector del pago por pel¨ªculas y series, con un valor en Bolsa de m¨¢s de 100.000 millones de euros. Yann Lafargue, directivo de la compa?¨ªa, afirma a este diario: "Desde el 1 de abril los suscriptores de la UE que visiten otro pa¨ªs comunitario tendr¨¢n disponible con ellos su cat¨¢logo de origen por un periodo limitado de tiempo". Dicho de otro modo, cuando un europeo suba a un tren o un avi¨®n, sus pel¨ªculas tambi¨¦n se ir¨¢n de viaje.
Babelia
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