Ure?a, una verdad a medias
El torero murciano cort¨® una sola oreja al lote de m¨¢s calidad de Puerto de San Lorenzo
Que Paco Ure?a es un gran torero es una afirmaci¨®n innegable. Pero los h¨¦roes artistas no siempre tienen la inspiraci¨®n a punto para culminar obras bellas.
Ayer, el torero murciano firm¨® una actuaci¨®n valerosa, sincera, emotiva a veces, emocionante en algunos destellos, pero no arrebatadora ni conmocionante, como, quiz¨¢, exig¨ªa el lote que le toc¨® en suerte. Pase¨® una oreja a la muerte del quinto despu¨¦s de una faena de median¨ªas y una voltereta en la suerte suprema que fue la que, de verdad, empuj¨® para la concesi¨®n del premio. Una actuaci¨®n a medio gas, por tanto, de un referente del mejor toreo actual al que se le debe exigir un mayor compromiso.
Todo comenz¨® en un quite por gaoneras ce?id¨ªsimas al primer toro de la tarde, anuncio de su plausible disposici¨®n. Recibi¨®, despu¨¦s al suyo con un manojo de ver¨®nicas embraguetadas y otras tres, en el quite, de gran empaque.
Empuj¨® el toro en el primer envite con el picador y sali¨® suelto en el segundo; galop¨® en banderillas y pronto mostr¨® su clase, hondura, prontitud y humillaci¨®n en la muleta. No lleg¨® a acoplarse Ure?a con la mano derecha, y el buen toreo comenz¨® a surgir con unos naturales largos, templados y bien ligados, que dieron paso a una magn¨ªfica tanda por el mismo lado, con el comp¨¢s abierto, en una demostraci¨®n evidente del toreo aut¨¦ntico. A¨²n hubo un gran pase de pecho, otro del desprecio monumental, una trincherilla y ayudados por alto finales. Mat¨® mal, muy mal, pero ya antes hab¨ªa quedado expl¨ªcito que brillaron trazos extraordinarios pero incapaces de crear una obra de arte. Fue una labor de menos a m¨¢s que cay¨® por el precipicio de los pinchazos. Sobraron muletazos y falt¨® remate y conmoci¨®n. El buen toro mereci¨® mejor suerte.
SAN LORENZO / EL FANDI, URE?A, SIM?N
Toros de Puerto de San Lorenzo, bien presentados; el primero, inv¨¢lido; segundo, mans¨®n y de calidad suprema en la muleta; cumplidor en varas y noble el tercero; deslucido el cuarto; manso y noble el quinto, y con movilidad el sexto.
El Fandi: casi entera (silencio); estocada ca¨ªda (silencio).
Paco Ure?a: dos pinchazos ¡ªaviso¡ª tres pinchazos y un descabello (ovaci¨®n); estocada (oreja).
L¨®pez Sim¨®n: media estocada, un descabello ¡ªaviso¡ª y un descabello (silencio); pinchazo ¡ªaviso¡ª media tendida y un descabello (silencio).
Plaza de Las Ventas. Octavo festejo de la Feria de San Isidro. 15 de mayo. Lleno. (22.275 espectadores, seg¨²n la empresa).
Bueno fue, otra vez, el recibo a la ver¨®nica al quinto, otro animal con movilidad y nobleza en el tercio final. Fue la de Ure?a una faena larga, en la b¨²squeda incansable e inoperante de una emoci¨®n que no se hizo presente m¨¢s que en destellos puntuales. Culmin¨® su labor con unas anodinas manoletinas que, sorprendentemente, cerr¨® con un remate y un pase de pecho torer¨ªsimos. El toro qued¨® cuadrado para la muerte, y Ure?a se tir¨® encima del morrillo con decisi¨®n, lo que le cost¨® una espectacular voltereta. Esta y la bella muerte del manso y noble toro propiciaron el premio de la oreja. Bien, pero puede y debe estar mejor. Es imprescindible que as¨ª sea por el bien de la tauromaquia.
El resto del festejo no tuvo color. El Fandi pech¨® con un lote infumable. Inv¨¢lido, muy protestado, un cad¨¢ver en puertas, fue su primero, ante el que fall¨® en un par de banderillas al viol¨ªn y con el que trat¨® de justificarse en una voluntariosa labor de brocha gorda.
No tuvo mejor fortuna con el cuarto, manso y deslucido, al que banderille¨® con m¨¢s fortuna, aunque desisti¨® de hacerlo en la suerte del instrumento musical, por si acaso.
Y el madrile?o L¨®pez Sim¨®n confirm¨® la impresi¨®n que dej¨® en la pasada Feria de Abril: que atraviesa un bache, que no est¨¢, que da muchos pases y torea poco, que su labor no llega a los tendidos, y que, en pura l¨®gica, aburre.
Tuvo toros de triunfo, nobles, obedientes y repetitivos los dos, pero a ninguno le cogi¨® el aire, ni se sinti¨® a gusto ni gust¨® a casi nadie. Alg¨²n muletazo largo, alguna tanda ligada, pero todo en un mar de aguas ins¨ªpidas.
C¨®mo har¨ªa mella el aburrimiento en los tendidos que, mientras L¨®pez Sim¨®n daba muletazos al sexto, se lanzaron vivas a Espa?a, a la tauromaquia y a san Isidro Labrador, motivo m¨¢s que suficiente para que el buen torero reflexione sobre la crisis de identidad que, por lo visto, padece.
Otra tarde m¨¢s deben subir al podio toreros de plata henchidos de gracia: Tito Sandoval por un buen puyazo al sexto, y Vicente Osuna, Yelco ?lvarez y Jes¨²s Arruga, por meritorios pares de banderillas. Los cuatro, miembros de la cuadrilla de L¨®pez Sim¨®n; lo que son las cosas¡
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