Samuel Fosso: ¡°Un d¨ªa habr¨¢ un papa negro que ser¨¢ de ?frica¡±
Una exposici¨®n recorre la obra del fot¨®grafo africano premio PHotoEspa?a 2018
Durante m¨¢s de cuarenta a?os, Samuel Fosso (Kumba, Camer¨²n 1962) ha hecho de su propia imagen una obra de arte. El autorretrato le ha servido de veh¨ªculo para contar en un principio su historia y m¨¢s tarde una peque?a parte de la de ?frica, caracterizado como personaje hist¨®rico o arquetipo. Lo personal y lo colectivo se funden en su obra y se reflejan mutuamente como en un espejo que devuelve la mirada.
Acaba de recoger el premio PHotoEspa?a 2018, por ¡°su capacidad de experimentaci¨®n¡±, y ¡°su personal uso del autorretrato como herramienta para denunciar los grandes problemas del continente africano¡°. Se trata del segundo autor africano que recibe este galard¨®n (Malick Sidib¨¦ lo hizo en 2009), y con ello pone de manifiesto el auge de la fotograf¨ªa africana. En su veinte aniversario, el festival le dedica una peque?a retrospectiva individual, Una Odisea africana. Su obra nos habla de la identidad, de la pertenencia, el exilio y la migraci¨®n, temas tan viejos como el ser humano que no dejan de ser actualidad. ¡°Fosso, a pesar de hacer gala de una identidad fluida, no es un camale¨®n¡±, escribe Azu Nwagbogu, comisario de la muestra, en los textos que acompa?an a esta. ¡°No se adapta para confundirse con su entorno, sino que reacciona ante este para ser distinto y singular dondequiera que lo lleve su viaje de Odiseo¡±. As¨ª, ante la pregunta de Cristina de Middel - comisaria de la carta blanca Players, dentro de la cual se engloba la exhibici¨®n- ?qu¨¦ ve cuando se mira al espejo?, el fot¨®grafo contesta: ¡°A Samuel Fosso¡±.
¡°Estar¨¢s, guapo, elegante, delicado, y f¨¢cil de reconocer¡±, era el lema que reg¨ªa en su estudio, Studio Photo Gentil, en Bangui, la capital de la Rep¨²blica Centroafricana. Tan solo contaba con trece a?os, y su odisea en la vida hab¨ªa comenzado nada m¨¢s nacer. ¡°Nac¨ª paralizado y la medicina occidental no me pod¨ªa curar¡±, cuenta el fot¨®grafo. ¡°Para los africanos la enfermedad puede venir del cielo, o del hombre. Si proviene de Dios es imposible curarla, pero mi abuelo [ jefe de un poblado del este de Nigeria y curandero, a quien m¨¢s tarde dedico la serie El sue?o de mi abuelo]?parti¨® de la premisa que ven¨ªa del hombre¡±. As¨ª, su abuelo comenz¨® con una serie de procesos que concluir¨ªan el d¨ªa que Fosso fue capaz de saltar desde un tejado y caer en sus brazos cuando solo ten¨ªa tres a?os. Luego lleg¨® la guerra de Biafra: durante tres a?os, vag¨® de un lugar a otro como desplazado, junto con otros como ¨¦l pertenecientes a la etnia Igbo establecida en Nigeria. En el camino perdi¨® a su madre. Con diez a?os, su t¨ªo lo emple¨® a trabajar en una f¨¢brica de zapatos en Bangui.
Mas tarde trabajar¨ªa en un estudio de fotograf¨ªa al lado de su casa. En seis meses decidi¨® abrir el suyo propio. ¡°La fotograf¨ªa me cautiv¨® porque es un trabajo que me result¨® f¨¢cil. Tambi¨¦n me serv¨ªa para enviar im¨¢genes m¨ªas a mi abuela, para que supiera que estaba vivo¡±. As¨ª comenz¨® a hacer fotograf¨ªas para pasaportes, bodas y bautizos. Con el fin de no desperdiciar las fotos que quedaban en cada carrete utilizado para sus clientes que urg¨ªa revelar, comenzar¨ªa a autorretratarse. Con una botas de plataforma similares a las que llevaba el m¨²sico nigeriano Prince Nico Mbarga y unos pantalones de campana confeccionados por el sastre del barrio se ech¨® a la calle. ¡°Pareces un astronauta¡±, le dir¨ªa un cura con el que se cruz¨®. ?Quieres alcanzar el cielo?¡±.
Desde entonces no ha dejado de autorretratarse con distintas ropas, poses y escenarios. ¡°No me di cuenta de que mis fotograf¨ªas eran arte hasta que, en 1994 en Les Rencontres de la photographie africaine en Bamako, obtuve el primer premio¡±, recuerda el fot¨®grafo. Esto se lo debe al fot¨®grafo franc¨¦s Bernard Deschamps quien le descubri¨® y abri¨® las puertas al p¨²blico internacional. Lo que comenz¨® siendo un testimonio o recuerdo, base en la que se asienta la fotograf¨ªa, fue adquiriendo un giro m¨¢s profundo, reivindicativo y transgresor. No faltan las comparaciones del autor, que trabaj¨® en completo aislamiento, con la obra de los malineses Malick Sidib¨¦ o con Seydou Ke?ta, tambi¨¦n fot¨®grafos de estudio, as¨ª como con la americana Cindy Sherman. Su obra se forj¨® dentro del florecimiento de una juventud africana ansiosa por abrirse al mundo, transformarse y expresarse a trav¨¦s de la cultura pop. Pero su odisea no termin¨® all¨ª; en 2014 su estudio fue saqueado durante la guerra de la Rep¨²blica Centroafricana. Sus archivos fueron los ¨²nicos objetos de valor que se salvaron, al ser descubiertos casualmente entre la suciedad por dos fot¨®grafos, Jerome Delay y Marcus Bleasdale.
El jefe (que vendi¨® ?frica a los colonos) abre la muestra. Se trata de uno de los retratos m¨¢s conocidos del artista, y tambi¨¦n el m¨¢s temprano del conjunto, En ¨¦l aparece caracterizado como un jefe de tribu africano. Sentado en una silla cubierta por una piel de leopardo,cubierto con colgantes de oro, posa descalzo, pero con unos caros zapatos de cuero al lado. ¡°Representa a todos los l¨ªderes africanos que vendieron el continente a los blancos. Ten¨ªamos nuestro propio sistema, nuestros propios gobernantes, antes de que llegarais¡±, se?ala el fot¨®grafo en una entrevista con The Guardian. Cerca, y perteneciente a la misma serie, cuelga Mujer americana emancipada de los 70,?donde vestido como una mujer posa frente a unos campos de algod¨®n. ¡°Las ideas de g¨¦nero y sexualidad no eran tan r¨ªgidas en ?frica antes del colonialismo, cambiaron con los colonos y la religi¨®n¡±, recuerda el comisario. ¡°En la actualidad hay muchos fot¨®grafos j¨®venes en ?frica que tratan el tema del g¨¦nero, pero Fosso fue el primero¡±.
Martin Luther King, Mao Zedong, Malcolm X y Haile Selassie, entre otros muchos, forman parte de su imaginario.¡°El autorretrato me facilita contar la Historia ¡°, se?ala el artista. Para contar una historia de alguien me tengo que vestir como ¨¦l, identificarme y sentirme como ¨¦l se sentir¨ªa.¡± En su serie m¨¢s reciente, El papa negro, se plantea la posibilidad de que exista un pont¨ªfice negro. Sin embargo, no se siente c¨®modo con el t¨¦rmino activista: ¡°Si usted me encierra en mi casa y yo quiero salir y ser libre, ?es eso ser activista? Usted dir¨¢ yo no s¨¦ ¡°, dice el artista. ¡°Trato de defender los derechos c¨ªvicos, defender la independencia y la posibilidad de gozar de las libertades de la poblaci¨®n negra¡±. Su sentido del humor est¨¢ presente en todas sus series. ¡°Evita ser categorizado bajo una sola etiqueta¡±, subraya Nwagbogu. ¡°No quiere dirigirse a una ¨²nica audiencia. Utiliza la iron¨ªa y la tangencialidad para hablar de cosas importantes, de una manera que le resulta sencilla . No quiere aparecer como 'un negro cabreado'. Es muy reactivo y sensible a todo o que le rodea, as¨ª muy inteligente a la hora de comunicar a trav¨¦s de sus emociones¡±.
¡°El poder del autorretrato es muy grande¡± destaca el artista. A¨²n en un mundo donde los selfies inundan las redes. ¡°La diferencia entre los que se hacen selfies y yo est¨¢ en que aquellos se muestran pero no se explican a s¨ª mismos lo que son. Conservan sus secretos pretendiendo que son ellos; yo no soy as¨ª, yo cuento lo que veo¡±.
Samuel Fosso. Una Odisea africana. Fern¨¢n G¨®mez. Centro Cultural de la Villa. Madrid. Hasta el 29 de julio.
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