Andamios para el talento
La escritura creativa avanza en Espa?a. Autores como Samanta Schweblin, Caballero Bonald, Jonathan Franzen y Marta Sanz debaten su impacto en las letras y en la sociedad

Harto de que le preguntaran si un escritor nace o se hace, Augusto Monterroso neutraliz¨® el manido debate con una respuesta definitiva: ¡°No recuerdo a ning¨²n escritor que no haya nacido¡±. Imposible llevar la contraria al ir¨®nico cuentista hondure?o¡ As¨ª que, zanjado el asunto, y ahora que los poetas, novelistas y ensayistas se hacen, cada vez m¨¢s, en las aulas, la discusi¨®n toma necesariamente otra deriva. ?Qu¨¦ ha supuesto el fenomenal florecimiento de talleres, escuelas y m¨¢steres de escritura creativa? ?Qu¨¦ impacto ha tenido en la literatura? ?Y en la sociedad?
¡°Una proliferaci¨®n de este tipo de estudios no puede m¨¢s que dar miles y miles de aspirantes a escritores y excelentes lectores, es decir, gente capacitada, culta y ¨¢vida de m¨¢s y m¨¢s literatura. ?Qu¨¦ tan malo podr¨ªa ser esto para una sociedad?¡±, dice la argentina Samanta Schweblin, disc¨ªpula de Liliana Heker y hoy tallerista. ¡°Creo que pueden tener un gran impacto social porque son lugares de reflexi¨®n y de construcci¨®n del conocimiento y del sentido cr¨ªtico en una ¨¦poca en la que estamos rodeados por el ruido y en la que es imprescindible aprender a leer por debajo de lo que ser¨ªan las superficies deslizantes de la realidad¡±, abunda la escritora Marta Sanz. Su colega Luis Landero se?ala algunas sombras. ¡°En un taller de escritura no se hace un escritor, pero tampoco se pierde porque asista a ¨¦l. Pero crea un tipo de relatos impersonales, intercambiables y, de alg¨²n modo, castrados por un atrac¨®n de t¨¦cnica, de fidelidad a un dogma que solo puede desembocar en el artificio¡±.
Con una reputada constelaci¨®n de autores como Raymond Carver, ?John Gardner o Joyce Carol Oates en su n¨®mina de alumnos y profesores, y, desde 1936, el simb¨®lico faro del Writer¡¯s Workshop de la Universidad de Iowa, la tradici¨®n estadounidense de los talleres literarios arraig¨® en Latinoam¨¦rica en un momento en el que las dictaduras expulsaban a los profesores de la universidad ¡ªmuchos optaron por instalarse con sus alumnos en sus casas¡ª y dio el salto oce¨¢nico a Espa?a en los setenta de la mano de intelectuales exiliados o emigrados de la regi¨®n como Jos¨¦ Donoso, Clara Obligado o Silvia Adela Kohan, que se encontraron con un inmenso p¨¢ramo.
¡°El taller crea relatos intercambiables y, de alg¨²n modo, castrados por un atrac¨®n de t¨¦cnica¡±, dice Luis Landero
No hab¨ªa en la Pen¨ªnsula escuelas donde el aspirante a escritor pudiera aprender el oficio y, como apunta Obligado, ¡°la universidad posfranquista era una universidad imposible¡±. Con cuatro duros, gran entusiasmo y una idea horizontal de la ense?anza, crearon espacios donde se aprende a leer, se deconstruyen textos cl¨¢sicos y contempor¨¢neos, se escriben y reescriben relatos, y donde profesores y alumnos someten a juicio sumar¨ªsimo las creaciones aun a riesgo de da?ar el corazoncito del pupilo o compa?ero de turno. ¡°Hab¨ªa muchas ganas de compartir, de leer, de cultura. Pensemos en la movida. Tiene un poco que ver con el clima de entonces¡±, recuerda.
Los talleres, con sus defensores y detractores ¡ª¡°siempre me ha parecido un desatino que la profesi¨®n de escritor se pueda cursar en una academia¡±, dice Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald¡ª, fueron la primera pica de lo que hoy es todo un fen¨®meno de democratizaci¨®n de la cultura del que participan miles de personas cada a?o. En un pa¨ªs que ha relegado las humanidades y, a base de especializaci¨®n, ha dejado hu¨¦rfanos de lecturas a muchos ciudadanos, ha proliferado una oferta de programas de escritura creativa ¡ªresponsable, seg¨²n Obligado, del auge del cuento y la microficci¨®n¡ª como para satisfacer todo tipo de inquietudes. Talleres organizados por escritores a 1.000 euros el curso; ense?anza presencial u online a un precio similar en centros privados como la Escuela de Escritores de Madrid, el Ateneu Barcelon¨¦s, Hotel Kafka o Fuentetaja; programas de 20 horas organizados por editoriales a 200 euros; m¨¢steres oficiales ¡ªen la Universidad de Sevilla (820 euros) y la Complutense¡ª o no; el grado de la Universidad de Navarra¡ Las opciones son infinitas. Para empezar, para el que quiere simplemente aprender a escribir mejor. ¡°Tenemos un gran d¨¦ficit de escritura desde la primaria a la universidad que hemos venido a cubrir las escuelas privadas¡±, afirma Javier Sagarna, director de la Escuela de Escritores de Madrid. En las aulas del centro que coordina predomina ese perfil de alumnado en los cursos. Si hablamos del m¨¢ster ¡ª?dos a?os, 576 horas de clase, 12.500 euros y un 35% de latinoamericanos¡ª la cosa cambia; las clases est¨¢n llenas de gente que aspira a vivir de la escritura, tarea harto complicada. Solo un 2% de los autores espa?oles se gana la vida exclusivamente con la literatura.
¡°Espa?a tiene una tradici¨®n maravillosa de escritores con much¨ªsimo ingenio. Pero necesitan interlocutores, espacios de di¨¢logo y de reflexi¨®n sobre el proceso creativo¡±, observa la poeta Ana Merino, directora del m¨¢ster de escritura creativa en espa?ol de la Universidad de Iowa. ¡°Y esto no es nuevo. El autor nunca ha esperado a que le llegase la musa. Solo hay que ver las correspondencias entre escritores, las tertulias¡ ?Y qu¨¦ es el boom latinoamericano en Barcelona sino un gran taller?¡±, prosigue.
¡°Una proliferaci¨®n de estos estudios no puede m¨¢s que dar miles y miles de aspirantes a escritores y excelentes lectores, es decir, gente capacitada, culta y ¨¢vida de m¨¢s y m¨¢s literatura", dice Samanta Schweblin
Los escritores aprenden en estas tertulias del siglo XXI t¨¦cnicas para desempe?ar su oficio; salen, dice Jorge Carri¨®n, codirector del M¨¢ster en Creaci¨®n Literaria UPF/BSM, ¡°con una visi¨®n de conjunto de c¨®mo opera la industria¡±; entablan relaciones que pueden servirles de ayuda a futuro ¡ª¡°sin gente que conoc¨ª hubiera tenido much¨ªsimo m¨¢s dif¨ªcil la posibilidad de entrar en el campo literario¡±, admite Sanz¡ª. Y, muchas veces, como le ha ocurrido en las aulas de Obligado a Cristina L¨®pez Barrio, finalista del Planeta 2017 por Niebla en T¨¢nger, encuentran a su ¡°familia literaria¡±. Incluso, empleo.
El problema es que no todo profesor, escritor o no, es un buen tallerista. Silvia Adela Kohan, autora de varios libros sobre el aprendizaje de la escritura ¡ªentre ellos Autoficci¨®n. Escribe tu vida real o novelada (Alba)¡ª, lo tiene claro. ¡°Son pocos los que tienen la capacidad de guiarlos, de modo que salga a relucir lo mejor de cada tallerista, en lugar de englobar a todos en el mismo saco desde una mirada acad¨¦mica o demasiado subjetiva¡±. Y un instructor que no logra entrar en la po¨¦tica de cada autor, y apoyarla, corre el riesgo de crear escritores de serie y uniformizar la literatura.
Ese debate, m¨¢s que en Espa?a est¨¢ vivo en EE?UU, donde el aprendizaje de la escritura est¨¢ muy consolidado en la universidad a trav¨¦s de los MFA, camino por el que avanza firme Latinoam¨¦rica. Pero m¨¢s que por la pedagog¨ªa, lo est¨¢ por el coste de los m¨¢steres ¡ªun m¨¢ximo de 48.000 d¨®lares (40.600 euros) en Iowa¡ª. Aunque muchos centros buscan financiaci¨®n para sus estudiantes, los cr¨ªticos alertan del riesgo de alumbrar una literatura que reproduce los valores y preocupaciones de una clase pudiente. ¡°Algunas de las voces m¨¢s distinguidas de la ficci¨®n estadounidense reciente ¡ªRachel Kushner, George Saunders, David Foster Wallace, David Means, Alice Sebold¡ª salieron de programas de escritura, as¨ª que no estoy demasiado preocupado por el efecto de ¡°uniformizaci¨®n¡±, rebate el estadounidense Jonathan Franzen.
En Espa?a, a diferencia tambi¨¦n de lo que ocurre en el norte de Europa, este tipo de programas no acaba de afianzarse en la universidad. El primer obst¨¢culo para una ense?anza que se quiere impartir mayoritariamente con escritores son las exigencias de la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n ¡ªm¨ªnimo, el doctorado¡ª. El segundo es m¨¢s estereot¨ªpico que otra cosa. ¡°Ha sido muy com¨²n ver a la universidad y a la escritura como incompatibles, si no es que antit¨¦ticas¡±, afirma Cristina Rivera Garza, responsable del doctorado de escritura creativa en espa?ol de la Universidad de Houston.
Goethe dec¨ªa que la buena literatura es un 95% de trabajo y un 5% de talento. ¡°Y el talento a veces para descubrirlo precisa de mentores¡±, dice Schweblin. ¡°A veces son los libros, familiares, un enemigo, otro escritor, una revelaci¨®n particular en un libro particular¡±. O la universidad. ¡°Un aspirante a escritor deber¨ªa entender que todo sirve¡±, contin¨²a, ¡°y que nadie va a entregarle nada ordenadito, que el que tiene que estirar la mano para agarrar lo que sea que necesite para crecer tiene que ser ¨¦l mismo¡±.
Reflexiones desde fuera del taller
Samanta Schweblin, escritora
"Los talleres fueron para m¨ª una experiencia fundante, pero por supuesto vi cientos de personas pasar por esos talleres sin aprender absolutamente nada. Me encantar¨ªa decir que todo depende del "profesor", pero en realidad, gran parte depende del alumno".
"Como alumna aprend¨ª a leer lo que realmente dicen mis textos, y no lo que yo quisiera que digan. Como profesora, (impartir talleres) te abre miradas continuamente, te expone a situaciones y dilemas en los que uno es tan novato como el alumno".
Ana Merino, poeta y directora del m¨¢ster de escritura creativa en espa?ol de la Universidad de Iowa
"No todos los escritores celebran el talento ajeno o pueden ver las posiblidades de un escritor primerizo. Por eso los programas de escritura creativa necesitan un perfil de escritor docente muy abierto, que tenga curiosidad y ganas de crecer con el alumnado. Los cr¨ªticos suelen ser escritores que tienen procesos creadores muy ensimismados y no van a perder el tiempo en la evoluci¨®n creativa de los dem¨¢s".
"Los talleres son un espacio de est¨ªmulo que te hace crecer a marchas forzadas (...). Si tienes una buena biblioteca? y sabes c¨®mo escribir porque en la escuela te dieron una buena base de escritura y lectura -subrayo ese dato clave-, tal vez uno puede seguir solo a base de mucho trabajo y mucha lectura. Pero cuando hay una din¨¢mica de trabajo interactiva que te gu¨ªa, te explica, te hace reflexionar y te da pautas, te conviertes en mejor escritor".
"Para muchos escritores, la carrera de docente tallerista es una buen¨ªsima opci¨®n. Saber escribir bien y apreciar la literatura no te obliga a querer ser escritor. Por otra parte, el mundo editorial tiene salidas interesantes o la gesti¨®n cultural".
Luis Landero, escritor
"En un taller de escritura no pueden, de ning¨²n modo, ense?ar la invenci¨®n. Lo m¨¢s importante para un escritor es encontrar su mundo, aquello que solo ¨¦l puede escribir, y nadie m¨¢s que ¨¦l. Quien vaya a buscar su mundo a un taller, ese no es un verdadero escritor. Porque all¨ª solo te podr¨¢n ense?ar trucos para estimular la fantas¨ªa, trucos que, en efecto, son m¨¢s o menos iguales para todos".
"El arte de escribir tiene tres patas: la invenci¨®n, la composici¨®n y la escritura propiamente dicha. Qu¨¦ vas a contar, c¨®mo lo vas a estructurar y, lo m¨¢s dif¨ªcil, c¨®mo vas a transformar todo eso en palabras. Quien se encomiende solo a la estructura y a otras tecniquer¨ªas adyacentes, ser¨¢ un escritor de piscifactor¨ªa, no m¨¢s".
Jorge Carri¨®n, codirector del m¨¢ster en creaci¨®n literaria UPF/BSM
"Es muy dif¨ªcil evaluar qu¨¦ han aportado estos programas a la literatura espa?ola porque el taller o el m¨¢ster es solo una de las variables que se combinan para que un escritor sea un escritor. Habr¨ªa que valorar tambi¨¦n qu¨¦ han aportado la educaci¨®n primaria, secundaria y universitaria, qu¨¦ han aportado las bibliotecas... Lo que s¨ª creo importante y tangible son las relaciones personales que han provocado".
"Hay varios estudios que demuestran que, seguramente, el cuento en la literatura norteamericana tiene que ver con Iowa. En efecto, es perfecto para la din¨¢mica de un taller, se puede escribir en pocas semanas y leer y discutir entero en pocas horas. Creo que s¨ª hay una relaci¨®n entre el g¨¦nero del cuento y el formato del taller literario".
Cristina Rivera Garza, responsable del doctorado de escritura creativa en espa?ol de la Universidad de Houston
"Vivimos en sociedades que enaltecen la ganancia inmediata y desprecian profundamente las labores del pensamiento y la pr¨¢ctica cr¨ªtica. Entre otras cosas, un taller es una comunidad de aquellos que comparten el trabajo y la devoci¨®n por el lenguaje, especialmente el lenguaje escrito. Y, ya con eso, me parecen espacios necesarios -espacios irrenunciables- hoy".
"Las nociones del genio incomprendido o del poeta maldito han diseminado la idea de que la escritura, en lugar de ser un proceso material terreno, es algo inexplicable que, adem¨¢s, nace ya hecho. Estas ideas auto-glorificantes y ahist¨®ricas han hecho pensar a muchos que la escritura no tiene m¨¦todo, tecnolog¨ªa, cr¨ªtica. Por eso es importante dinamitar la idea del autor as¨ª, en singular, y repensar las ra¨ªces plurales y materiales de todo el proceso de escritura".
Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, escritor
"A m¨ª, eso de aprender a escribir en un taller no me parece ni aconsejable ni viable. Lo ¨²nico que pasa en esos talleres es que fomentan el trato entre personas que comparten el gusto por la literatura".
"Lo que se entiende por t¨¦cnica de la escritura literaria se puede ir aprendiendo a trav¨¦s de lecturas y ejercicios, pero el car¨¢cter literario del texto, su calidad art¨ªstica, depende de la aptitud personal del escritor".
Jonathan Franzen, escritor
"Recomiendo un MFA (m¨¢ster de escritura creativa en EE UU) a cualquier escritor joven que a) Disfrute de estar cerca de otros escritores; b.) disponga de uno o dos a?os para enfocarse intensivamente en la escritura; y c) pueda conseguir que otra persona pague por ello. Los programas de escritura creativa no valen la pena si es necesario pedir un pr¨¦stamo. Nada es peor para un escritor joven que cargar con una deuda. Crec¨ª horrorizado por las deudas, y cuando era joven era demasiado t¨ªmido y arrogante como para querer estar cerca de otros escritores, as¨ª que no asist¨ª a programas de escritura creativa".
"Debido a que los departamentos de literatura acad¨¦mica b¨¢sicamente han abandonado la ense?anza de la literatura -ahora todo es teor¨ªa,? "textos" y pol¨ªtica-, los MFA se han convertido de facto en refugios para los estudiantes que realmente disfrutan leyendo literatura. Esto en s¨ª mismo presta un gran servicio a las letras estadounidenses. En t¨¦rminos de la industria, ahora enfrentamos una audiencia cada vez m¨¢s reducida de ficci¨®n seria y de poes¨ªa, una clasificaci¨®n cruel de escritores en "estrellas" y "don nadie"... Creo que la red de programas de escritura es valiosa. Permite a los escritores cuyas obras no se venden mucho ganarse la vida mediante la ense?anza, y mantiene vivas cientos de revistas peque?as donde los escritores j¨®venes pueden publicar sus primeros trabajos".
Clara Obligado, escritora
"Yo dir¨ªa que, a partir de la crisis, en Espa?a la gente est¨¢ menos jugando y m¨¢s queriendo tomarse en serio la literatura. Los talleres constituyen un ¨¢mbito de pensamiento. En una ¨¦poca de crisis cultural como la que tenemos son una protecci¨®n contra la intemperie".
"Yo creo que reglamentar un taller es un poco matarlo. El taller germina bien en un clima un poco libre, o sea, si t¨² tienes un programa muy r¨ªgido quiz¨¢ matas lo que tiene de espont¨¢neo, que es lo interesante".
Silvia Adela Kohan, escritora
"La escritura creativa, bien entendida es necesaria no solo para los fil¨®logos, sino para todo el mundo, tanto para la creaci¨®n literaria como para el autoconocimiento y la expansi¨®n de ideas, en todas las profesiones".
"El talento es libertad interior y constancia, escribir cada d¨ªa (el escritor se hace escribiendo), sin pudor y a la manera de uno o una misma: no es escribir una novela, sino "tu" novela, la sinceridad da como resultado la diferencia y la calidad".
Javier Sagarna, director de la Escuela de Escritores de Madrid
"Nosotros hicimos una s¨ªntesis entre la tradici¨®n norteamericana y latinoamericana y creamos nuestro propio m¨¦todo de ense?anza. Digamos que si el sistema latinoamericano est¨¢ muy basado en el 'juega, juega, atr¨¦vete e innova y jugando llegar¨¢s" -yo a?adir¨ªa, 'si eres Cort¨¢zar'- y el sistema norteamericano es 'el oficio, el oficio, el oficio', nosotros integramos las dos cosas".
"El sistema educativo espa?ol siempre ha estado basado en el aprendizaje en vertical: 'yo ense?o, t¨² aprendes'. Pero no se puede ense?ar en vertical la escritura".
Marta Sanz, escritora
"Para m¨ª, como alumna, el taller fue un lugar important¨ªsimo donde conoc¨ª a gente que si la cual habr¨ªa tenido much¨ªsimo m¨¢s dif¨ªcil la posibilidad de entrar en el campo literario. Y, sobre todo, fue util¨ªsimo porque me ayudaron a desaprender todos los t¨®picos que se construyen en torno a la genialidad de los escritores o escritoras a lo largo de nuestra vida. Lo importante de este tipo de talleres o escuelas es que no parten de una genialidad o de una impronta innata que tengan los talleristas, sino que lo que hacen es confiar en la posibilidad de la educaci¨®n, en la posibilidad de construir".
"Cuando doy clases, procuro salir del carrilito de ciertas ortodoxias vinculadas a los talleres de escritura que pueden tener que ver con la narrativa carveriana, con el minimalismo, con el realismo sucio... para que mis alumnos intenten explorar en otros territorios, pero evidentemente, esos territorios nunca van a estar alejados de los intereses que los configuran como individuos y que tienen que ver con su identidad y su lugar en el mundo".
Cristina L¨®pez Barrio, escritora
"Apuntar que todos los escritores que van a un taller uniformizan su forma de escribir me parece que denota muy poco conocimiento de lo que es un taller, al menos al que yo he asistido siempre. La originalidad siempre ha sido potenciada y bienvenida en el taller de Clara Obligado".
"Aprender a contar historias puede ser muy ¨²til para el desarrollo de distintos trabajos, no solo para la creaci¨®n literaria como tal".
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