El triunfo de la imaginaci¨®n
'Las cr¨®nicas de Sanchidri¨¢n', de Jos¨¦ Padilla, vuelve tras su ¨¦xito el verano pasado
Acaba la temporada, y vuelven a la memoria funciones estupendas que rebasan los g¨¦neros y en las que relumbra la imaginaci¨®n. Engarzo a vuelapluma: Una vida americana, de Luc¨ªa Carballal; Mamm¨®n, de Nao Albet y Marcel Borr¨¤s; Un tercer lugar, de Denise Despeyroux; Todo el tiempo del mundo y El temps que estiguem junts, de Pablo Messiez; El tratamiento, de Pablo Rem¨®n (se me escap¨® Los mariachis: espero pillarla); Esmorza amb mi, de Iv¨¢n Morales; La valent¨ªa, de Alfredo Sanzol¡, y las que me dejo en el tintero. Mucha pasi¨®n y mucha locura.
Las cr¨®nicas de Peter Sanchidri¨¢n, de Jos¨¦ Padilla, fue un ¨¦xito en el Pav¨®n el pasado verano y vuelve a serlo ahora, hasta el 28 de junio. La representaci¨®n se da en el ambig¨², en horario golfo: inevitable pensar en una compa?¨ªa itinerante haciendo la obra de madrugada, en el bar de un hotel. No hay decorado. La desnudez de la barra y los seis actores a un paso del p¨²blico disparan las im¨¢genes. Nos dicen que estamos en un transbordador intergal¨¢ctico de ¨²ltima generaci¨®n y nos lo creemos. Y que nos habla C.R.I.S.T.I.N.A. (Computadora Reajustada Transplanetaria, y muy respondona, anoto), con la voz de Laura Barrachina, y lo mismo. Gu¨ªan la nave dos amantes en plena turbulencia emocional. Otto es Crist¨®bal Su¨¢rez. Me cost¨® reconocerle con las gafas de Ipcress, el pelo planchado y la altura. ?Es posible que siga creciendo? Su talento y poder¨ªo son inequ¨ªvocos. Pedro Sanchidri¨¢n, el gu¨ªa, es Juan Vinuesa. Padilla me hab¨ªa dicho: ¡°Vinuesa sabe bajar a la tierra el disparate, y hacerlo fluir, y que emocione. Yo le digo que es como Samuel L. Jackson, que te coge un texto imposible de Tarantino y lo convierte en ¨¦pico¡±. A m¨ª me hizo pensar m¨¢s bien en el torbellino el¨¦ctrico del gran Landa, su centrifugado de ternura y cabreo. Cuando acabe el pr¨®logo sabremos que el fin del mundo empezar¨¢ esta noche, como en un episodio de The Twilight Zone cosecha Matheson. Pero las tonalidades de Padilla me teletransportan a un c¨®ctel de influencias. Pedacito, el segundo episodio, podr¨ªa ser una historia de Robert Bloch en aquellos ¨®mnibus de la productora inglesa Amicus, en los setenta: cient¨ªficos vestidos de c¨®ctel y desafiando a los dioses. Julia (Mar¨ªa Herv¨¢s) quiere erradicar la muerte. Y Adri¨¢n (Jos¨¦ Juan Rodr¨ªguez) y Alba (Laura Gal¨¢n)¡, bueno, ya lo ver¨¢n ustedes. Los tres est¨¢n estupendos. Quiz¨¢s le falte un poco m¨¢s de punta al final. Hab¨ªa visto a Jos¨¦ Juan Rodr¨ªguez trabajando para Messiez. Y a Laura Gal¨¢n a las ¨®rdenes de Lima: pis¨® fuerte en Medea y Sue?o. Mar¨ªa Herv¨¢s est¨¢ m¨¢s cerca que nunca de Uma Thurman y de una jovenc¨ªsima Marisa Berenson. No es frecuente servir en un mismo a?o el desgarro de Ifigenia en Vallecas y una criatura de alta comedia exhalando ¨¢cido sulf¨²rico: no cuesta pronosticar un carrer¨®n.
No hay decorado. La desnudez del espacio esc¨¦nico y los seis actores a un paso del p¨²blico disparan las im¨¢genes
Hablando de sulfuros, Antonia Paso me record¨® muy mucho la furia de su hermana Paloma Paso Jardiel. En Fuego estamos en un camerino y vamos a asistir al duelo entre Flavia Coronado (Laura Gal¨¢n), actriz ascendente, y Carolina Trocadero (Antonia Paso), su maestra, en ca¨ªda libre. Aflora un oscuro hecho del pasado. Y aparecen tres misteriosos personajes (Rodr¨ªguez, Herv¨¢s, Vinuesa). ?Qu¨¦ digo misteriosos! ?Misterios¨ªsimos! S¨®lo dir¨¦ que encarnan el elemento fant¨¢stico (en su doble acepci¨®n) del relato. Fuego es una f¨¢bula redonda e inesperada sobre locura y dominaci¨®n, que pod¨ªa haber escrito Marta (Far¨¢ndula) Sanz.
Seguimos subiendo con 12 deseos, una adaptaci¨®n coral de La pata de mono, con todo el reparto encarnando a un grupo de ejecutivos. Malestar creciente, muy bien tensado. Antonia Paso le saca brillo (chispas, m¨¢s bien) a una criatura megahiperborde, y Crist¨®bal Su¨¢rez no le va a la zaga. Todos se lucen en el episodio m¨¢s sorprendente del cuarteto, cuajado de giros a partir de un esquema que parec¨ªa previsible: otra joya.
Tampoco se queda corto en pasmos Aracno, donde Padilla echa en la marmita las esencias de los se?ores Spiderman y Unamuno: aunque les cueste creerlo, le sale bien la mezcla. Volvemos a encontrarnos a Pedro y Otto. ?C¨®mo contarlo sin contarlo? Digamos que dos libros de cabecera para Pedro son los c¨®mics de la Marvel y Del sentimiento tr¨¢gico de la vida. Y no parece casual que Otto comparta nombre de pila con el temible doctor Octopus. Breves intervenciones estelares: Misterio, Kraven, Electro, El hombre de arena, Buitre, Gwen y Mary Jane. Padilla debe de ser de los pocos capaces de cerrar con un poema amoroso de Pedro Salinas y God Only Knows, de los Beach Boys. Aracno es un marcian¨ªsimo episodio de fan arrebatado, con una trama que roza la intensidad oper¨ªstica sin perder de vista el humor, pero 12 deseos sube tanto que cualquier cosa que viniera despu¨¦s palidecer¨ªa, por buena que fuera. Yo creo que 12 deseos naci¨® para cerrar la velada, pero Aracnos es m¨¢s cara a su coraz¨®n.
Lo s¨¦: no parece una gran idea proponer cambios en la ¨²ltima semana, y menos en pleno ¨¦xito, pero ten¨ªa que decirlo. Por cierto, Padilla me habl¨® de dos entregas m¨¢s de las Cr¨®nicas. ?Cu¨¢ndo, cu¨¢ndo, cu¨¢ndo?
Las cr¨®nicas de Peter Sanchidri¨¢n, escrita y dirigida por Jos¨¦ Padilla. El Pav¨®n Teatro Kamikaze (Madrid). Int¨¦rpretes: Crist¨®bal Su¨¢rez, Juan Vinuesa, Jos¨¦ Juan Rodr¨ªguez, Mar¨ªa Herv¨¢s, Laura Gal¨¢n y Antonia Paso. Hasta el 28 de junio.
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