¡®Heridas abiertas¡¯ y el mal rollo
M¨¢s que el misterio de lo ocurrido, la serie ha mostrado una familia (y un pueblo) donde el da?o y los traumas pasan de una generaci¨®n a otra
Del mismo modo que hay series en las que te quedar¨ªas a vivir ¡ªlos seguidores de Las chicas Gilmore, The Good Place, The Marvelous Mrs. Maisel o Parks and Recreation conocen bien esa sensaci¨®n¡ª, hay otras que transcurren en lugares enfermizos y malsanos, tenebrosos en su m¨¢s pura esencia. Hay algo que subyace en el ambiente que, incluso visto desde fuera, cuesta respirar con normalidad. El pueblo de Wind Gap, en el que transcurre la acci¨®n de Heridas abiertas, pertenece a esta segunda clase. El nada acogedor hogar de Adora Crellin irradia una atm¨®sfera insana. Y ver a la una de la noche el final de la serie de HBO quiz¨¢ no fue la mejor idea.
La producci¨®n protagonizada por Amy Adams no ha resultado tan redonda como pod¨ªa haber sido, sobre todo en una primera mitad que se desinfl¨® tras un gran cap¨ªtulo piloto. Pero s¨ª ha logrado convertirse en la serie m¨¢s malrollera y asfixiante del verano y, quiz¨¢, de lo que va de a?o. Desde esos t¨ªtulos de cr¨¦dito iniciales con diferentes versiones de la misma canci¨®n hasta esos habitantes del pueblo en el que la periodista Camille (Adams) investiga la desaparici¨®n de dos chicas. Ella juega con la ventaja de que conoce a muchos de los personajes que habitan este universo, y precisamente por eso huy¨® de ¨¦l. Los espectadores vamos adentr¨¢ndonos en ese mundo guiados por su mirada.
M¨¢s que el misterio de lo ocurrido, los ocho episodios han mostrado a una familia (y un pueblo) donde el da?o y los traumas pasan de una generaci¨®n a otra. El uso de los flashbacks, el montaje y la m¨²sica acent¨²an la sensaci¨®n de agobio y la inquietud constante hasta llevar al espectador a un lugar emocionalmente oscur¨ªsimo.
As¨ª hasta llegar a un cap¨ªtulo final que, poco a poco, hiela la sangre. La ¨²ltima mirada de Camille, la ¨²ltima frase, las ¨²ltimas im¨¢genes ¡ªincrustadas en medio de los t¨ªtulos de cr¨¦dito, ojo¡ª... Insisto, quiz¨¢ no era buena idea verlo de madrugada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.