El monstruo era un hombre
'22 July', de Paul Greengrass, reconstruye en la competici¨®n de La Mostra de Venecia el atentado en el que el neonazi Anders Breivik asesin¨® a 69 personas en la isla de Utoya
Un hombre se acerca al muelle. Viste de negro y dice que ha venido a traer protecci¨®n. Una bomba acaba de volar un rinc¨®n de Oslo, Noruega entera es presa del caos y la prioridad nacional es evitar un segundo ataque. En todo el pa¨ªs, as¨ª que tambi¨¦n en la isla de Utoya. Ante el terror, el chaleco del hombre ofrece un mensaje confortante: ¡°Polic¨ªa¡±. Arrastra dos maletas, que suben al barco con ¨¦l. ¡°?Qu¨¦ contienen?¡±, le pregunta la mujer que le recibe. ¡°Armas¡±, responde serio, para la seguridad de los j¨®venes acampados en la otra orilla. Un escalofr¨ªo recorre la sala. El p¨²blico sabe que miente.
En su equipaje, aquel 22 de julio de 2011, Anders Breivik llevaba el infierno: desembarc¨®, desenfund¨® pistolas y rifle y empez¨® su barbarie. Durante 79 minutos, trunc¨® 69 vidas. Fr¨ªo, implacable, apuntaba, disparaba y hasta remataba a los heridos. La pesadilla revive ahora, ante la c¨¢mara de 22 July, que le sigue de cerca, igual de siniestra y glacial. El filme de Paul Greengrass alterna la visi¨®n del verdugo con la de los chicos que huyen en desbandadas, lejos del demonio. En la pantalla, la masacre dura una media hora. Cuando al fin las balas callan, queda la sensaci¨®n de que todos hemos perdido algo.
A partir de ah¨ª, sin embargo, la pel¨ªcula, presentada hoy en Venecia, no se reencuentra. La noruega Utoya. 22 de julio, que ya recre¨® la tragedia en la Berlinale, propon¨ªa un plano secuencia desde la perspectiva de una de las v¨ªctimas. En 22 July ¨Cque distribuir¨¢ Netflix-, Greengrass quiere abarcarlo todo, pero se queda en la superficie de varias pel¨ªculas distintas: el posatentado, la recuperaci¨®n de los heridos, la batalla ideol¨®gica del neonazi Breivik contra inmigraci¨®n y multiculturalismo y el juicio que le puso cara a cara con los supervivientes, donde acab¨® condenado a 21 a?os de c¨¢rcel. Cuando ambas obras se estrenen en Espa?a, cada cual podr¨¢ recordar y valorar.
¡°La pel¨ªcula va de la lucha de Noruega por su democracia. Tambi¨¦n sirve como alerta para todo el mundo occidental, en un momento en que la derecha extrema est¨¢ en auge y se dispara en las encuestas¡±, aseguraba hoy Greengrass en Venecia, el mismo d¨ªa en que Steve Bannon, baluarte de esos movimientos, tambi¨¦n anda por La Mostra. El cineasta brit¨¢nico relat¨® que pidi¨® permiso a las organizaciones de familiares de las v¨ªctimas y se reuni¨® en distintas ocasiones con los afectados. Aunque aclar¨® que buscaba su visto bueno, no necesariamente su apoyo. El filme, por m¨¢s que Greengrass hablara con todos y estuviera abierto al debate, era cosa suya. Con un reparto noruego, pero en ingl¨¦s. Y con sus saltos de montaje fren¨¦ticos, que ya propon¨ªa en la saga de Bourne o en Bloody Sunday.
Respecto a su obra m¨¢s conocida o a United 93, tambi¨¦n basadas en hechos reales, 22 July planteaba dilemas parecidos: ?c¨®mo retratar la violencia? ?Qu¨¦ mostrar y qu¨¦ ocultar? Pero, en este caso, se sumaba otra cuesti¨®n clave: Breivik. En Utoya. 22 de julio, nunca aparec¨ªa. Greengrass, en cambio, lo pone en el centro del foco. Una decisi¨®n controvertida, que ya le ha atra¨ªdo cr¨ªticas por el posible efecto contagio que genere el exterminador. ¡°Siempre tuve claro que s¨ª hab¨ªa que incluirlo. Ignorarlo, o mirar hacia el otro lado frente a la derecha extrema, solo les ayuda a crecer. Hay que combatirlo con las ideas¡±, agreg¨® el director.
El actor noruego Anders Danielesen interpretar¨ªa al individuo m¨¢s odiado y temido de la historia reciente de su pa¨ªs
El peso recay¨® en Anders Danielesen Lie. El actor noruego interpretar¨ªa al individuo m¨¢s odiado y temido de la historia reciente de su pa¨ªs. ¡°No tengo que estar siempre en la mente del personaje, tampoco quer¨ªa imponer mi opini¨®n sobre ¨¦l. Intent¨¦ centrarme en sus comportamientos, m¨¢s que en su psique¡±, relat¨® en Venecia. Vision¨® horas de interrogatorios, ley¨® y hasta pidi¨® un encuentro con Breivik. El asesino lo rechaz¨®. Tal vez en esa cita hubiera entendido un misterio que a¨²n le inquieta: ¡°?C¨®mo es posible que, en unos de los mejores pa¨ªses del mundo para vivir, mat¨® a 77 personas [su bomba en Oslo dej¨® ocho muertos]?¡±.
Las investigaciones sobre Breivik han ofrecido algunas respuestas. Conservador, nacionalista, xen¨®fobo, odia el islam y el comunismo. No por nada atac¨® justamente una isla donde se hab¨ªan reunido las juventudes del Partido Laborista. En el filme, tacha a sus v¨ªctimas - de entre 14 y 20 a?os- de ¡°traidores e hijos de las ¨¦lites¡±. Se considera un ¡°cazador de marxistas¡± y declar¨® una y otra vez que hab¨ªa empezado una guerra, junto con los Caballeros Templarios que aseguraba liderar. Por eso, el asesino se empe?¨® en comparecer ante el tribunal: su testimonio ser¨ªa otro ataque, as¨ª como el saludo nazi con el que se present¨®.
Pese a un informe que le diagnostic¨® esquizofrenia, Breivik siempre insisti¨® en que no padec¨ªa problemas mentales. Y lo mismo sostuvo el pueblo noruego, preocupado de que esquivara la condena. Ambos lados estaban de acuerdo en una ¨²nica cuesti¨®n: durante el ataque, estaba perfectamente l¨²cido y consciente. El monstruo era un hombre.
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