La revoluci¨®n de pap¨¢
Laurence, hija de R¨¦gis Debray, rememora en un premiado libro una infancia marcada por el compromiso pol¨ªtico de sus progenitores


A los diez a?os, decidi¨® bautizarse. El gesto, que puede entenderse como un acto de rebeld¨ªa contra su padre, uno de los revolucionarios m¨¢s famosos en su tiempo y su pa¨ªs, era inhabitual. Pero es que su familia era inhabitual.
"Yo buscaba pertenecer a algo, una identidad, y ser como mis abuelos. Supe bastante r¨¢pido, extra?amente, que no ser¨ªa como mis padres. Desde siempre me parecieron como extraterrestres. No s¨¦ a qu¨¦ se debe¡±, dice Laurence Debray (Par¨ªs, 1976), autora del premiado Hija de revolucionarios, reci¨¦n publicado en castellano por la editorial Anagrama.
Los revolucionarios del t¨ªtulo son sus padres. ?l, R¨¦gis Debray, el intelectual franc¨¦s que pas¨® cuatro a?os en una prisi¨®n en Bolivia, pa¨ªs en el que hab¨ªa intentado crear junto a Ernesto Guevara un foco para la revoluci¨®n mundial. Ella, la antrop¨®loga Elizabeth Burgos, una venezolana tambi¨¦n revolucionaria pero, seg¨²n su hija, con los pies m¨¢s en el suelo.

El libro ¡°no es un ajuste de cuentas¡±, precisa Laurence Debray en un caf¨¦ del Barrio Latino. La mirada es m¨¢s ben¨¦vola con Elizabeth, pero tampoco es ¨²nicamente severa con R¨¦gis. El libro es a la vez una cr¨ªtica y una declaraci¨®n de amor filial.
¡°Es una homenaje al compromiso¡±, dice. ¡°Mucha gente pensaba como ¨¦l, pero muy pocos fueron a luchar y a hacerlo de verdad. Hoy la pol¨ªtica es politiquera. Me pareci¨® importante subrayar que en otra ¨¦poca exist¨ªa la gran pol¨ªtica¡±.
Laurence Debray creci¨® en un ambiente at¨ªpico ¡ªella envidiaba la vida ordenada de sus compa?eros de clase y se aferraba a la familia muy burguesa de sus abuelos paternos¡ª pero rodeada de personas excepcionales. Su nombre lo eligi¨® Yves Montand. Jane Fonda le regal¨® al nacer una manta de beb¨¦ que la acompa?¨® durante a?os. Julio Cort¨¢zar frecuentaba su casa. Jorge Sempr¨²n la anim¨® a escribir su primer libro como historiadora, una biograf¨ªa de Juan Carlos I.
El Rey de Espa?a hab¨ªa contribuido, a?os antes, a complicar la relaci¨®n.
Laurence era una ni?a y un d¨ªa colg¨® en la pared de su habitaci¨®n un p¨®ster del Rey. R¨¦gis ¡ªel revolucionario, el compa?ero de fatigas del Che y por entonces consejero del presidente Fran?ois Mitterrand¡ª la quit¨® y puso en su lugar una foto de Mitterrand. La ni?a se enfad¨® y se escap¨® de casa. Estuvo deambulando sola dos o tres horas por Par¨ªs.
¡°Para m¨ª fue una falta de respeto total¡±, recuerda Laurence Debray. ¡°La cosa viene de lejos...¡±
La lista de reproches es larga. Cuando R¨¦gis Debray va a Venezuela para integrarse en la guerrilla a principios de los a?os sesenta, dice, ¡°no toma en consideraci¨®n que Venezuela era una democracia con un desarrollo social importante¡±. ¡°?Por qu¨¦ cree que hay que pasar por las armas?¡±. Cuando llega a Cuba, ¡°?no se da cuenta de que [este pa¨ªs] se est¨¢ convirtiendo en un r¨¦gimen autocr¨¢tico con pena de muerte, prisioneros pol¨ªticos, sin libertad de expresi¨®n y d¨®nde la violencia es un modo de acci¨®n pol¨ªtica?¡± Las preguntas contin¨²an cuando, tras el cautiverio boliviano, R¨¦gis Debray vuelve a Francia y es una figura de la izquierda intelectual. ¡°?C¨®mo se pueden dar lecciones pol¨ªticas, tener posturas muy radicales y definidas, y no ser coherente con la vida personal en la que uno no siempre tiene el mismo rigor moral?¡±, pregunta Laurence Debray. Tambi¨¦n le reprocha su apoyo a figuras como Hugo Ch¨¢vez en Venezuela, el otro pa¨ªs de la autora. ¡°?l no ve las consecuencias sobre un pa¨ªs y su gente: est¨¢ encerrado en la teor¨ªa y deslumbrado por un jefe de Estado que le recita tres versos de Victor Hugo en una cena con [el entonces primer ministro franc¨¦s] Dominique de Villepin", dice. "Es una prueba de falta de juicio pol¨ªtico total¡±
M¨¢s que reproches, Laurence Debray tiene preguntas. Preguntas a las que no ha tenido respuesta, ni antes ni despu¨¦s de publicar el libro, que su padre se tom¨® mal.
¡°Me pidi¨® que quitase algunos fragmentos. Los quit¨¦¡±, dice. ¡°Me dijo que el libro era impublicable, que era demasiado malo, aunque ¨¦l no se opondr¨ªa a su publicaci¨®n, que se vender¨ªan mil ejemplares. Su ¨¦xito le pareci¨® insoportable. Me pidi¨® que dejase de promocionarlo. Le dije que no. Era la primera vez que le desobedec¨ªa¡±. Las cosas se han calmado. ¡°Creo que lo ha digerido, todo est¨¢ bien¡±.
Quiz¨¢ no desobedeci¨® as¨ª antes, pero s¨ª hab¨ªa afirmado su rebeld¨ªa cuando de ni?a declar¨® su admiraci¨®n por Juan Carlos, o cuando se hizo bautizar. Ya adulta, marc¨® distancias march¨¢ndose a Estados Unidos y trabajando en Wall Street.
Otras veces s¨ª obedeci¨®, como aquel verano de su infancia que pas¨® en un campamento de j¨®venes pioneros en Cuba, lugar donde se qued¨® at¨®nita al descubrir que su padre era considerado un ¡°h¨¦roe de la revoluci¨®n¡±.
R¨¦gis Debray sigue siendo un enigma para Laurence Debray. ¡°Hay una pregunta a la que le sigo dando vueltas. Nunca he recibido respuesta. ?En qu¨¦ piensas cuando pasas cuatro a?os en una prisi¨®n perdida en el fondo de Bolivia en condiciones no muy confortables? ?C¨®mo se aguanta? Yo no creo que aguantase¡±.
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