Muere Hebe Uhart, escritora de lo m¨ªnimo
Reconocida antes por sus pares que por el gran p¨²blico, la mejor cuentista argentina abri¨® la literatura a los peque?os detalles
Uno de sus relatos m¨¢s famosos se titula El bud¨ªn esponjoso (1977) y dice as¨ª: ¡°Yo quer¨ªa hacer un bud¨ªn esponjoso. No quer¨ªa hacer galletitas porque les falta la tercera dimensi¨®n. Uno come galletitas y parece que les faltara alguna cosa¡±. Hebe Uhart, fallecida el jueves a los 81 a?os en Buenos Aires, fue una narradora de lo ¨ªnfimo, una esp¨ªa de mirada fina que pas¨® por el mundo como en un constante viaje, refractaria a la fama y el narcisismo que, seg¨²n ella misma dec¨ªa, llevaba a sus colegas argentinos a escribir para impresionar. Cuando le recordaban que Rodolfo Fogwill proclamaba que era ¡°la mejor escritora de la Argentina¡±, Uhart sol¨ªa responder siempre con la misma frase: ¡°?Qu¨¦ quiere decir eso? Nada¡±, y hu¨ªa a la mirada de su interlocutor. Fue maestra de escritores, amada y respetada para todos aquellos que la consideraban casi un tesoro personal. La fama alcanz¨® a Uhart en sus ¨²ltimos a?os de vida, cuando sus cuentos, novelas y relatos de viaje llegaron a las grandes editoriales.
Uhart naci¨® en Moreno, en las afueras de Buenos Aires, en 1936, y se mud¨® a la capital cuando ten¨ªa poco m¨¢s de 20 a?os para estudiar Filosof¨ªa. Fue tambi¨¦n maestra rural y, siempre, escritora. Desde que ten¨ªa memoria. A los nueve a?os, sin amigos para jugar, se sentaba para escribir entre l¨¢pices de colores. Luego fue su mirada aguda, oculta en unos peque?os ojos oscuros, la que la convirti¨® en esp¨ªa de la realidad. Sus relatos de viaje son evidencia de ello. Era curiosa y buscaba los detalles en los pueblos peque?os, donde habla el barro y la gente esconde tras frases hechas sus luces y sus miserias. ¡°Me siento en la plaza del pueblo y mir¨® los comercios, los carteles de publicidad¡±, cont¨® en una entrevista reciente. Se refer¨ªa a los carteles de las peque?as tiendas, esas que conocen muy bien a los clientes a los que debe convencer. A partir de all¨ª, Uhart creaba un mundo.
"Su escritura es tan simple que por momentos parece infantil. Pero de simpleza en simpleza uno penetra en honduras y laberintos donde solo se puede avanzar si se participa de la magia de ese nuevo mundo. Ni aclara, ni completa una realidad conocida. Revela o, mejor dicho, ella misma es una realidad ¨²nica, distinta", escribi¨® sobre ella Haroldo Conti, autor del pr¨®logo de su libro La gente de la casa rosa (1972). Era la ¡°mirada Uhart¡±. As¨ª, recorri¨® la Patagonia, decenas de pueblos peque?os de Buenos Aires, C¨®rdoba y otros muchos lugares ocultos. En una charla con la escritora argentina Mariana Enr¨ªquez, publicada en la revista Anfibia, record¨® su pasi¨®n por los animales, punto de encuentro obligado con los habitantes de esas zonas rurales que tanto exploraba con sobrevuelo an¨®nimo. ¡°Para variar, le ped¨ª que me hablara de las costumbres de los animales. Me dijo: el caballo es mejor guardi¨¢n que el perro, yo ten¨ªa uno que con el hocico me abr¨ªa la tranquera, al caballo hay que saber palenquearlo. Uno ve a un caballo de frente y es un cristiano¡±, cont¨®.
La muerte de la escritora encontr¨® a Enr¨ªquez en la presentaci¨®n en Buenos Aires del libro Kentukis, la ¨²ltima novela de su compatriota Samanta Schweblin. "Hebe Uhart fue una maestra de escritoras¡±, resumi¨®. A su turno, Schweblin dijo que la conoci¨® en una mesa organizada por el centro cultural San Mart¨ªn. Uhart habl¨® ¨²ltima, cuando el p¨²blico estaba casi dormido de escuchar a los escritores hablar de su vida. Y les dio un cachetazo en el rostro. "Les voy a contar un sue?o. So?¨¦ que cog¨ªa con Maradona", dijo, y comenz¨® a relatar ese sue?o.
Uhart public¨® la mayor parte de su obra en peque?as editoriales. Incluso hasta no hace muchos a?os, sus libros se consegu¨ªan en mesas de saldo de la calle Corrientes. Admirada en el ambiente, su consagraci¨®n lleg¨® hacia el final de su vida. Recibi¨® dos Premios Konex, uno de la Fundaci¨®n El Libro y otro del Fondo Nacional de las Artes, en 2015. Cuando llegaron los premios su luz llam¨® la atenci¨®n de Alfaguara, que public¨® sus Relatos reunidos. En los ¨²ltimos a?os se hab¨ªa convertido? en una autora fija en el cat¨¢logo del sello Adriana Hidalgo, que en los pr¨®ximos meses reunir¨¢ en tres tomos sus novelas, cuentos y cr¨®nicas. La fama no la alej¨® de su peque?o piso en Almagro, un barrio de clase media donde daba sus talleres y sol¨ªa recibir amigos. El a?o pasado fue galardonada en Chile con el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas. Cuando le toc¨® agradecer al jurado, ley¨® un texto que fue tambi¨¦n una declaraci¨®n de principios. ¡°Pienso y siempre pens¨¦ que la conciencia de la propia importancia conspira contra la posibilidad de escribir bien, m¨¢s a¨²n, pienso que la hipertrofia del rol le juega en contra a un escritor y a cualquier artista. Cuando veo que alguien hace gala de su rol, sospecho que no escribe bien¡±, dijo. Se mantuvo fiel a sus palabras hasta el ¨²ltimo d¨ªa, como habitante de fronteras.
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