Pesadilla bajo el suelo de la ciudad
V¨ªctor Moreno, director del documental ¡®Edificio Espa?a¡¯, rueda un viaje sensorial a la oscuridad de t¨²neles y alcantarillas en ¡®La ciudad oculta¡¯
A V¨ªctor Moreno (Santa Cruz de Tenerife, 37 a?os) el largo camino que recorri¨® hasta que estren¨® Edificio Espa?a (2014) no le quit¨® las ganas de rodar. ¡°Me cans¨® la espera del estreno, sent¨ª que para un siguiente proyecto deber¨ªa alejarme de la actualidad, lanzarme a volar... y me reconcili¨¦ con sus proyecciones¡±, recuerda. Durante 15 meses el grupo Santander ¡ªpropietario en ese tiempo del rascacielos madrile?o que da nombre al documental¡ª prohibi¨® su proyecci¨®n. Hasta que el caso lleg¨® a la prensa, se levant¨® el veto y Moreno vio en pantalla proyectado un largo trabajo de cuatro a?os.
Tampoco La ciudad oculta ¡ªque se estrena hoy¡ª ha sido un paseo: ¡°Ha sido un rodaje intenso, duro, aunque lo he disfrutado... Me gust¨® filmar en condiciones complicadas durante dos meses, con permisos para muy pocas horas en cada jornada, y en sitios muy complejos de acceder. Por eso, el gran trabajo fue la elecci¨®n previa de localizaciones¡±. Si Edificio Espa?a sacaba de los escombros del rascacielos un retrato humano, La ciudad oculta pone la c¨¢mara al lado de los operarios que trabajan por t¨²neles del metro y alcantarillas para levantar un filme inhumano, cercano incluso al terror. ¡°Ahora me he centrado m¨¢s en el espacio, el ser humano es otro elemento m¨¢s, porque me interesaba m¨¢s generar estados de ¨¢nimo, acercarme a la contemporaneidad dentro de ese gran engranaje¡±, afirma Moreno, que decidi¨® que no se escucharan apenas voces, y subray¨® las expresiones en los rostros. ¡°Fue muy premeditado... Pero a la vez, curiosamente, es el mundo m¨¢s humano, porque es una creaci¨®n exclusiva nuestra para nuestro uso¡±.
Desde el principio, Moreno ten¨ªa claro que el g¨¦nero predominante ser¨ªa el terror. ¡°Hay una imagen que no deja de perseguirme que es la de un t¨²nel hacia la oscuridad. Al contrario que lo habitual en el cine, donde lo normal es que al final est¨¦ la luz. Es como asomarte a un abismo, a un lugar de misterio donde proyectas tus miedos¡±, recuerda. Por eso, en un inicio, quiso trabajar sin luz, ¡°en un terror sin monstruo¡±.
Para las localizaciones, el cineasta se bas¨® en charlas con los trabajadores del subsuelo y con sus propias ¡°intuiciones¡±. Nunca se hab¨ªa hecho en Madrid una pel¨ªcula similar, y por ello el equipo ten¨ªa que explicar muy bien en qu¨¦ consist¨ªa el proyecto al pedir los permisos. ¡°Bajo la ciudad visible, hay otro mundo del mismo tama?o: galer¨ªas de comunicaciones, estanques de tormentas, colectores... Rehu¨ª cualquier pasillo que hiciera referencia al pasado de la ciudad, sino que constru¨ª un mundo sin referencias, desubicado¡±, asegura, y explica que refleja lo que ¨¦l, y cualquiera, siente al bajar a esos mundos. ¡°Tu percepci¨®n cambia, te mueves por un lugar indefinido¡±.
Un gran trampantojo
Moreno disfruta con m¨¢s trampantojos y trucos visuales: estrellas que no lo son, suelos que se confunden con techos y viceversa... Y un cuidadoso sonido, que se agradece en su proyecci¨®n en la gran pantalla. ¡°Quiero que La ciudad oculta sea una experiencia audiovisual, en la que las im¨¢genes y los sonidos prevalezcan sobre la narrativa o los personajes o un guion en el sentido cl¨¢sico. He luchado por crear una pel¨ªcula inmersiva, en el que el espectador se deje llevar por lo que ve y escucha. De forma absolutamente sensorial, y por eso creo que mi documental est¨¢ m¨¢s pr¨®ximo a la m¨²sica que la literatura, la defino como una sinfon¨ªa urbana¡±, dice.
En esas tinieblas que aplastan a los humanos, Moreno disfruta jugando con referentes como Solaris, 2001, una odisea del espacio, las vi?etas de Moebius sin luz o toda la labor de dise?o de H. R. Giger para Alien. ¡°Por supuesto, Giger y Alien... La oscuridad tiene algo que no entendemos, que alertan a nuestros sentidos y en la que proyectamos todos los miedos que escondemos en nuestra cabeza. All¨ª, cualquier haz de luz, cualquier rayo, se convierte en una revelaci¨®n casi m¨ªstica¡±.
En ese mundo en el que el cineasta deja rastros de las heterotop¨ªas de Michel Foucault, rueda alg¨²n animal como un excelso observador y convidado activo del paisaje humano y reflexiona sobre los espacios pr¨®ximos aunque desconocidos, se vislumbra el futuro: ¡°Al menos as¨ª lo creo. Usa la realidad para llegar a otro terreno, probablemente la ficci¨®n¡±.
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