Camilla L?ckberg: ¡°Los hombres piensan que son una raza superior o algo as¨ª¡±
La escritora sueca experimenta con las etiquetas que se le pueden colgar a una mujer "que alberga m¨¢s oscuridad de la que deber¨ªa" en su ¨²ltima novela 'Una jaula de oro'
Nada hace pensar que en una de las alegres casitas blancas de la calle S?lviksv?gen, convivan la escritora Erika Falck y el kriminalkommissar Patrick Hedstr?m, la pareja que ha visto m¨¢s labios c¨¢rdenos y cuerpos sin vida de toda Suecia despu¨¦s del comisario Wallander. La traves¨ªa de S?lvik se extiende entre el mar y una hilera de antiguas viviendas de pescadores, que lleva hasta el muelle desde el que se despiden los barcos de Fj?llbacka. ?C¨®mo puede ser que esta tranquila localidad de la costa occidental sueca haya inspirado los horrendos cr¨ªmenes que aparecen en las p¨¢ginas de los populares libros de Camilla L?ckberg (Suecia, 1974)? "No lo s¨¦", responde, en una entrevista que tiene lugar tras la presentaci¨®n de Una jaula de oro (Maeva), en la Embajada de Suecia en Espa?a. "Desde que tengo uso de raz¨®n me ha fascinado lo oscuro y s¨®rdido".
Antes de Lackberg, Fj?llbacka era conocido por sus cigalas y por Ingrid Bergman, cuyas cenizas fueron esparcidas en las aguas que bordean la isla de Dannholmen. Pero despu¨¦s de que publicara su primer libro en el a?o 2002, La princesa de hielo, su pueblo natal se convirti¨® en uno de los lugares m¨¢s peligrosos de la tierra para el imaginario colectivo, y ella, en una superventas. Como ni?a, era ¡°una rareza". Espoleada por sus lecturas iniciales ¡ªnovelas de Agatha Christie que le prestaba su padre¡ª, escribi¨® su primera historia de cr¨ªmenes cuando ten¨ªa cuatro a?os. La titul¨® Santa, pues en la primera escena aparec¨ªan Tomte, el Santa Claus sueco, y su esposa. "Cuatro p¨¢ginas m¨¢s tarde todo se iba al infierno: Mam¨¢ Noel aparec¨ªa tirada en el suelo y la sangre brotaba de su cabeza", recuerda.
Consciente de que de la literatura es casi imposible vivir, en aquel entonces el sue?o de la escritora sueca era poder dedicarse a su vocaci¨®n "de manera humilde". Cuatro d¨¦cadas y diez novelas despu¨¦s de Santa, ha hecho una caja de 23 millones de ejemplares vendidos en 60 pa¨ªses de todo el globo, seg¨²n los datos que aporta su editorial. El pasado abril, su ¨²ltima obra se situ¨® en el n¨²mero tres de las listas de m¨¢s vendidos en Italia, Espa?a y Portugal, pese a que ni siquiera hab¨ªa llegado a las librer¨ªas. No parece abrumada, al contrario. L?ckberg estira un brazo sobre el respaldo del sof¨¢, se acomoda entre los cojines, cruza las piernas y, simplemente, da las "gracias" con una sonrisa menos g¨¦lida de lo que cabr¨ªa esperar de la reina del la novela negra n¨®rdica.
Sexo y sangre, la clave del ¨¦xito
La saga de Los cr¨ªmenes de Fj?llbacka consta de diez libros en los que las escenas de sexo se funden a negro y lo oscuro se narra con claridad quir¨²rgica. Sin embargo, en?Una jaula de oro?hallamos m¨¢s sangre caliente que fr¨ªa. "Esto se debe a que est¨¢ inspirada?en Vida y amores de una diablesa, de la escritora feminista Fay Weldon, y en ella hay sexo a montones. Mi novela contesta a la pregunta de qu¨¦ pasar¨ªa si actualiz¨¢semos esa historia de los 80". De momento, ¨¦xito. ?Se debe quiz¨¢, a la capacidad de L?ckberg de mezclar el g¨¦nero negro con los pastelones? "No. Creo que mi ¨¦xito reside en que las personas tienen que lidiar con lo horrible que nos rodea, y no creo que lo m¨¢s s¨®rdido que pueda escribir en mi vida sea peor que lo que aparece en la prensa cada d¨ªa".
Lleva el pelo te?ido de oscuro, y bromea con que no cumple el estereotipo que los latinos requieren de una mujer sueca. Tampoco en sentido literario. La inclinaci¨®n de escritoras como Asa Larsson, Anna Jansson o Tove Alsterdal ha sido m¨¢s hacia la sangre que hacia la carne; sin embargo, Una jaula de oro abunda en el sexo expl¨ªcito desde la p¨¢gina cinco. A trav¨¦s de ¨¦l, Jack reduce a su esposa, la protagonista, a mero juguete sexual. Cuando ¨¦l la abandona por su amante, la abnegada Faye (alter ego de la autora) se percata de que lo ¨²nico que puede aliviar los a?os perdidos es la venganza, que ser¨¢ "bella y cruel", seg¨²n reza la portada del libro. El uso de este tipo de adjetivos suscita una pregunta: ?No le preocupa dar una imagen equivocada del feminismo, estereotipada y revanchista? "No. Obviamente no quiero que las mujeres vayan matando t¨ªos por ah¨ª. Mi libro es una met¨¢fora sobre el poder y las mujeres necesitan recuperar el suyo".
No se siete c¨®moda con ese feminismo "que responsabiliza de todo a los hombres" y tacha a algunas mujeres de "ingenuas". "Un d¨ªa dices 'no te preocupes, me quedar¨¦ en casa con los ni?os' y 15 a?os despu¨¦s, ¨¦l te ha dejado por la secretaria y no tienes carrera, ni sustento". Esta es, precisamente, la historia de Faye, que naci¨® del hast¨ªo de que se clasifique a las mujeres ¡°como buenas o malas¡± y Jack, que es la consecuencia de que "los hombres controlen esta sociedad y tiendan a ver a las mujeres como personas por debajo de ellos". No todos los hombres son como ¨¦l, matiza, pero "muchos piensan que son un poco m¨¢s listos, un poco mejores, que hacen chistes sobre mujeres, sobre sus propias esposas, sobre lo sexys que son, sobre esta y aquella. Los hombres piensan que son una raza superior o algo as¨ª".
A este respecto, cree que los medios no dan respuesta a las preguntas que se plantean de manera superficial, como "qu¨¦ derechos tiene una mujer para defenderse a s¨ª misma y a su familia o cu¨¢nta oscuridad le permitimos llevar dentro".?Le enfada especialmente que los periodistas contin¨²en pregunt¨¢ndole c¨®mo concilia su ¨¦xito con el hecho de ser madre. Cuando eso pasa, celebra, "a las mujeres les asusta no agradar, pero yo ya no siento la necesidad de responder educadamente. A los escritores no les importa ser groseros, maleducados, borrachos, o rechazar entrevistas. A nosotras, en cambio, no se nos permite ser chicos malos.?Pero ya sabes lo que dicen: las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes", r¨ªe, sabi¨¦ndose presente a lo largo y ancho del globo. "Adem¨¢s, es mucho m¨¢s divertido".
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