Todo el universo en un pueblo de Sicilia
Hay escritores que no necesitan moverse para describir el mundo: Andrea Camilleri era uno de ellos
En uno de sus relatos m¨¢s reveladores, titulado El largo viaje, el gran escritor italiano Leonardo Sciascia relata la partida de un grupo de inmigrantes sicilianos hacia Am¨¦rica en un peque?o barco. Su objetivo es llegar a un lugar llamado "Bruquilin" en "Nuevaoir". Tras toda una noche de viaje infernal, desembarcan pero enseguida se dan cuenta de que los traficantes les han dejado m¨¢s o menos en el mismo sitio del que hab¨ªan salido: estaban otra vez en Sicilia. Algo parecido les ocurr¨ªa a los personajes de Andrea Camilleri, fallecido este mi¨¦rcoles en Roma a los 93 a?os: que nunca lograban salir de la isla m¨¢s grande del Mediterr¨¢neo.
Hay escritores que no necesitan moverse para describir todo el mundo: Sciascia era uno de ellos y Camilleri otro. La inmensa mayor¨ªa de sus novelas transcurren en la imaginaria localidad de Vig¨¤ta, un trasunto de su ciudad natal, Porto Empedocle, aunque concentra en ella todo el sur de Sicilia y, en general, todo el universo. Las novelas del comisario Salvo Montalbano ¡ªpublicadas en Espa?a por Salamandra¡ª le convirtieron en uno de los escritores m¨¢s le¨ªdos de Europa y solo por ellas merece pasar a la historia de la literatura.
Pero su producci¨®n va mucho m¨¢s all¨¢ y, pese a que empez¨® a escribir a los 53 a?os, es autor de un centenar de libros. Solo en los ¨²ltimos meses se publicaron en Espa?a un nuevo tomo de las aventuras de su comisario Montalbano, El carrusel de las confusiones, que se suma a la novela El sobrino del emperador (Destino), ambientada en la Sicilia de los a?os 20, y a la maravillosa La moneda de Akragas (Gatopardo), que arranca en la ¨¦poca de la conquista griega. Sin embargo, por muchas novelas que escribiese, millones de lectores de todo el mundo le estar¨¢n eternamente agradecidos por haberles presentado al comisario Montalbano y a toda la troupe de la comisar¨ªa de Vig¨¤ta: Mim¨¬ Augello, Fazio, Galluzzo, Catarella...
El nombre del irascible comisario es un homenaje a su amigo Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n. Adem¨¢s de la vieja complicidad, compart¨ªa con ¨¦l dos certezas absolutas: que hay que tomarse muy en serio la comida y que no podemos tolerar vivir en una sociedad injusta y desigual. Los dos fueron grandes comedores ¨CMontalbano y Montalb¨¢n¨C y los dos cre¨ªan en un mundo m¨¢s justo. Los casi 30 libros protagonizados por el comisario est¨¢n llenos de platos sicilianos ¨Carancini (una especie de croqueta de arroz rellena), la caponata (un pisto de berenjena con pi?ones), los espaguetis negros o con almejas, los salmonetes fritos, la pasta al horno o a la Norma, las sardinas rellenas¨C y de injusticias, un hecho que su personaje se negaba a ignorar.
Desgraciadamente, Camilleri no pudo sentirse un extra?o en la Italia de Matteo Salvini porque la hab¨ªa contado en sus novelas: inmigrantes, incluso ni?os, que tienen que buscarse la vida despu¨¦s de haber sobrevivido al mar; la corrupci¨®n y los abusos del poder; los pol¨ªticos que solo defienden sus intereses e ignoran los de los ciudadanos. Sus libros representan un tremendo fresco de la Europa a la que hemos llegado, de aquellos que se dejan llevar por el ego¨ªsmo y lo fomentan, pero tambi¨¦n de aquellos que no se rinden. Camilleri y Montalbano est¨¢n entre estos ¨²ltimos.
Uno de los libros m¨¢s bellos de Italo Calvino, otro viejo escritor comunista italiano, se titula Las ciudades invisibles y en ¨¦l imagino que Marco Polo le va contando al Gran Kan todos sus viajes hasta que el emperador se da cuenta de que, en el fondo, solo le est¨¢ hablando de su ciudad, Venecia. Ocurre lo mismo con Camilleri: es dif¨ªcil saber si habla del mundo o de Sicilia porque su poder literario consisti¨® en que logr¨® fundirlos. Solo podemos darle las gracias por habernos presentado a un pu?ado de personajes que han hecho mucho mejor y m¨¢s grande el mundo en el que vivimos, aunque no salgamos de Sicilia.
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