¡°El verdadero Renacimiento comenz¨® en Bagdad¡±
La historiadora brit¨¢nica revela en ¡®La ruta del conocimiento¡¯ el periplo de la ciencia griega hasta ser ¡®recuperada¡¯ en los inicios de la Edad Moderna
El periplo por el devenir de la ciencia griega desde la Antig¨¹edad hasta el Renacimiento que Violet Moller propone al lector en La ruta del conocimiento?(Random House, 2019) naci¨® de un viaje real. Partiendo desde Inglaterra y al volante de un viejo Volvo, una amiga y ella atravesaron Francia hasta perderse en N¨¢poles, quedarse boquiabiertas en Pompeya y degustar mozzarella de b¨²fala en Paestum, en la Campania italiana. Todo ello antes de cruzar en ferri el estrecho de Mesina y llegar a Sicilia, donde aguardaba "un lugar que envolv¨ªa m¨²ltiples capas de historia". Las que hab¨ªan dejado griegos, romanos, ¨¢rabes o cristianos. Moller ten¨ªa 21 a?os y el "estrecho" prop¨®sito de aquel viaje era estudiar el rastro hel¨¦nico en la isla.
Ahora, con 44, la historiadora londinense recuerda aquella escapada como una "peque?a conmoci¨®n intelectual". Le hizo dudar del viejo relato que tanto le hab¨ªan repetido de que la ciencia era obra de los griegos, desarrollada en la pr¨¢ctica por sus hijos romanos y recuperada en el Renacimiento por los florentinos. Una tesis de la que iba a desprenderse completamente tiempo despu¨¦s, cuando, sumergida en la biblioteca de un erudito ingl¨¦s del siglo XVI, descubri¨® que la mayor¨ªa de los libros estaban escritos por ¨¢rabes. Aquello enlazaba con lo que hab¨ªa visto en Sicilia. El rastro hab¨ªa que seguirlo en los musulmanes. ?Hab¨ªan salvado del olvido a los griegos?
"Si no hubiese sido por los ¨¢rabes, hoy no tendr¨ªamos ni la mitad de los conocimientos e ideas que tenemos", sentencia la historiadora en una entrevista este jueves en Madrid. Moller defiende esa posici¨®n remont¨¢ndose en su libro al itinerario que siguieron las obras de Euclides, Ptolomeo y Galeno,?tres de los grandes cient¨ªficos griegos,?antes de imprimirse en la Italia del siglo XVI. El viaje parte de la Alejandr¨ªa que levantaron los sucesores de Alejandro Magno, donde residieron estos tres sabios, y pasa por Bagdad y al-?ndalus (Moller se detiene en la corte omeya de C¨®rdoba y en el Toledo de la Escuela de Traductores) antes de llegar a las ciudades italianas de Salerno, Palermo y Venecia.
En la capital iraqu¨ª se detiene largamente su relato. Ah¨ª encontr¨® muchas de las respuestas que "pon¨ªan en entredicho el imaginario occidental". "Fue una ciudad fascinante. En el siglo VIII, los abas¨ªes desplazan a los omeyas del poder y arranca una verdadera edad de oro. El califato ocupa m¨¢s kil¨®metros cuadrados que el Imperio Romano en su ¨¦poca de mayor esplendor, y esa primac¨ªa tambi¨¦n se utiliza para promover el saber", asegura la historiadora. Moller defiende que esta recuperaci¨®n "probablemente"?fue impulsada a ra¨ªz de las traducciones al ¨¢rabe de obras cient¨ªficas griegas realizadas por eruditos siriacos, cristianos que hab¨ªan roto con la Iglesia bizantina y creado una comunidad en Bagdad.
?Pone en cuesti¨®n esta realidad la propia idea de Renacimiento? "Ese es un concepto dif¨ªcil. Las traducciones directas del griego al lat¨ªn de finales de la Baja Edad Media generaron la falsa experiencia de que se estaban recuperando las fuentes originales. Pero ese proceso ya hab¨ªa arrancado antes, si es que en alg¨²n momento se detuvo", asegura Moller. "Bagdad forma parte de ¨¦l. El Renacimiento verdaderamente arranc¨® ah¨ª", a?ade. "Es rid¨ªculo pensar que porque no se recuperaba el conocimiento cient¨ªfico en la Europa medieval, este hubiera dejado de existir".
El contraste entre las im¨¢genes de cristianismo e islam que presenta Moller en su libro, fuertemente intolerante la primera confesi¨®n; mucho menos la segunda, augura una recepci¨®n pol¨¦mica. "Creo que los musulmanes fueron no s¨¦ si m¨¢s tolerantes, pero s¨ª m¨¢s pragm¨¢ticos. Es cierto que en al-?ndalus tambi¨¦n hubo dinast¨ªas radicales, como la almor¨¢vide, pero no eran la t¨®nica general", defiende.?
Otra de las ideas que combate la historiadora es la de que en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica tuviera lugar una reconquista cristiana. No solo por los episodios en los que musulmanes moderados respaldaron a reyes cristianos frente a almor¨¢vides, como ocurri¨® con la familia Bunu Hud en Zaragoza a comienzos del siglo XII. Tambi¨¦n porque "ese concepto niega el legado de al-?ndalus en la cultura actual".?"No es aceptable el marco de que unos reconquistaron el territorio que gobernaban otros y todo volvi¨® a ser como era antes: esa imagen es ilusoria", sostiene.
Reacia a opinar m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de su investigaci¨®n, Moller traza al final de la conversaci¨®n, sin embargo, un paralelismo entre la exclusi¨®n de al-?ndalus de la cultura espa?ola y una realidad que le resulta pr¨®xima, el retrato "temible" que "en ocasiones se hac¨ªa" de Irlanda desde Inglaterra. Pronto se da cuenta de que la comparaci¨®n no le convence demasiado, y entonces regresa a su terreno recordando c¨®mo, un siglo y medio despu¨¦s de que los musulmanes perdieran Toledo, "a¨²n hab¨ªa eruditos cristianos preguntando por los libros de los ¨¢rabes".?
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