Claudio Bravo Camus, el maestro del superrealismo que nunca pintaba vacas
El autodidacta artista chileno destac¨® por el efecto de extremo realismo en sus trabajos, siempre influenciados por pintores del barroco espa?ol
Mucho antes de que el f¨²tbol convirtiera en estrellas mundiales del arte del bal¨®n a los fichajes estratosf¨¦ricos en las ligas espa?ola e inglesa, hubo un Claudio Bravo, tambi¨¦n chileno, pero artista autodidacta del pincel, en el que confluyeron con unanimidad todos los elogios sobre la est¨¦tica y el realismo en sus obras.
Hace d¨¦cadas era m¨¢s dif¨ªcil triunfar al traspasar fronteras, pero Claudio Bravo Camus lo consigui¨®. Incluso logr¨® vender en 2004 su cuadro White Package, de 1967, por m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares. Adem¨¢s de un amplio legado art¨ªstico, el pintor chileno, que lleg¨® a decir que era sudamericano solo por el pasaporte y sin influencias art¨ªsticas del continente que lo vio nacer, tambi¨¦n dej¨® un importante patrimonio inmobiliario y de obras de arte en diferentes pa¨ªses que echaba por tierra la creencia de que del arte era imposible vivir¡
Su primer contacto con el arte lo tuvo a los nueve a?os, visitando una exposici¨®n junto a su madre y a su hermana. Se qued¨® prendado de los vaciados de yeso de esculturas antiguas y la experiencia marcar¨ªa su vida. Desde aquel primer instante siempre sinti¨® admiraci¨®n por las esculturas antiguas, que incluso lleg¨® a coleccionar.
Sus pinturas pusieron siempre el virtuosismo t¨¦cnico al servicio de una imaginaci¨®n formada por la pintura maestra antigua, especialmente el trabajo de artistas espa?oles del siglo XVII como Zurbar¨¢n, Cot¨¢n y Vel¨¢zquez, aunque tambi¨¦n con influencia de notas surrealistas de Dal¨ª.
Claudio Nelson Bravo Camus naci¨® el 8 de noviembre de 1933 en Valpara¨ªso (Chile), aunque pas¨® gran parte de su infancia en el campo, en Melipilla. Su padre era un adinerado terrateniente con tres fincas y su madre hab¨ªa sido una artista aficionada en su juventud. Fue una familia numerosa de ocho hijos, con una hermana mayor y Claudio el mayor del resto de hermanos, todos varones. Esa situaci¨®n lo convirti¨® por decreto en el heredero de las propiedades familiares, aunque ¨¦l nunca mostr¨® inter¨¦s alguno ni por las fincas ni por las vacas que pose¨ªa la familia, hasta el punto de no querer pintar jam¨¢s a ese animal, al que calificaba como ¡°el m¨¢s feo del mundo¡± al verlo en cuadros de los maestros holandeses.
El peque?o Claudio siempre quiso ser pintor. Estudi¨® con los jesuitas en el Colegio San Ignacio, donde ya despunt¨® con dibujos realistas en sus cuadernos e ilustr¨® la revista colegial. Sin embargo, su padre se neg¨® a que fuera artista antes de acabar los estudios y le augur¨® el peor de los futuros: ¡°Te morir¨¢s de hambre, ser¨¢s un fracaso, un vagabundo¡±, le repet¨ªa a menudo, e incluso en una ocasi¨®n le quem¨® sus herramientas de pintura.
Fue precisamente en la escuela cuando un jesuita que se convirti¨® en su confesor, el padre Dusuel, lo anim¨® a pintar y lo recomend¨® al maestro Miguel Venegas, que era el ¨²nico profesor de arte en la ciudad. Con ¨¦l estuvo tres a?os y se familiariz¨® con todo tipo de obras de arte y artistas europeos a trav¨¦s de libros y peri¨®dicos, raz¨®n por la que a lo largo de su carrera tuvo mucho de autodidacta y ninguna influencia hispanoamericana.
A los 17 a?os Bravo realiz¨® su primera exposici¨®n en el prestigioso Sal¨®n 13 de Valpara¨ªso. Durante su adolescencia y parte de su juventud tambi¨¦n compagin¨® su vocaci¨®n pict¨®rica con el baile en la Compa?¨ªa de Ballet de Chile, pero despu¨¦s de mudarse a Concepci¨®n dej¨® el baile y lo cambi¨® por las artes visuales, convirti¨¦ndose en un retratista muy solicitado.
En la d¨¦cada de los 60 se estableci¨® como retratista en Madrid, donde obtuvo un inmediato y un¨¢nime reconocimiento por su asombrosa capacidad de crear verosimilitud en sus obras. Su habilidad para representar objetos y formas complejas hicieron que fuera comparado con Vel¨¢zquez. Siempre record¨® como una de sus mayores satisfacciones ver las obras del Prado a tama?o natural, cuando antes siempre las hab¨ªa visto en revistas y peri¨®dicos.
A finales de la d¨¦cada, en 1968, Bravo Camus recibi¨® una invitaci¨®n del dictador filipino Ferdinand Marcos para pintarlos a ¨¦l y a su esposa, Imelda Marcos, as¨ª como a miembros de la alta sociedad filipina, pero acab¨® rechazando la oferta porque se negaba a que sus trabajos fueran realizados a partir de fotograf¨ªas y prefer¨ªa tener al modelo presente. Siempre defendi¨® que hab¨ªa que "capturar la esencia del objeto a pintar, y eso solo se puede realizar teniendo en frente al modelo¡±.
En 1970 realiz¨® su primera exposici¨®n en la Staempfli Gallery de Nueva York y su fama internacional se convirti¨® en mundial. En este periodo empez¨® a pintar paquetes envueltos y atados con cuerdas en un estilo realista realzado. ¡°Los fotorrealistas, como las m¨¢quinas, copiaron directamente de las fotograf¨ªas¡±, dijo a la revista Am¨¦ricas?en 2001 para defender su autodefinici¨®n de pintor superrealista: ¡°Siempre he confiado en el tema real porque el ojo ve mucho m¨¢s que la c¨¢mara: medios tonos, sombras, peque?os cambios en el color o luz¡±.
Tras conocer Marruecos junto al escultor Ra¨²l Valdivieso, estableci¨® su lugar de residencia en T¨¢nger en 1972. All¨ª compr¨® una mansi¨®n de tres pisos del siglo XIX. Con el tiempo, las adquisiciones patrimoniales se hicieron una constante al tener un gran ¨¦xito y no tener que depender de los retratos para vivir: ten¨ªa cuatro villas en Marruecos, un apartamento en Manhattan y otro en Par¨ªs.
Aunque la fuerte demanda de sus pinturas lo liber¨® de tener que trabajar para vivir, siempre acept¨® los encargos ocasionales, como en 1978, cuando pint¨® un retrato de Malcolm Forbes vestido con un mono de piloto de motos y rodeado de cascos de moto.
En 1994 el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile organiz¨® una exposici¨®n retrospectiva de su obra por la que pasaron m¨¢s de 280.000 visitantes. Nadie imagin¨® que asistir¨ªan tantas personas despu¨¦s de haber pasado las ¨²ltimas d¨¦cadas viviendo en Marruecos y ser pr¨¢cticamente un desconocido en Chile.
A?os m¨¢s tarde, en 2000, don¨® al Museo del Prado 19 esculturas grecorromanas. Fue precisamente el 24 de mayo de aquel a?o cuando, despu¨¦s de inaugurar la muestra?La donaci¨®n de Claudio Bravo, los ahora reyes em¨¦ritos de Espa?a, don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa, le impusieron la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio.
Bravo realiz¨® a lo largo de su vida una cincuentena de exposiciones individuales y particip¨® en much¨ªsimas colectivas, formando parte sus obras de las colecciones de una treintena de museos.
Desde 2000 fij¨® su residencia de invierno en Marrakech y el resto del a?o lo pasaba en T¨¢nger. Su ¨²ltima exposici¨®n tuvo lugar en octubre de 2010 en la Galer¨ªa Marlborough de Nueva York. El 4 de junio de 2011 sufri¨® un ataque de epilepsia en Marruecos. Trasladado de urgencia al hospital, le sobrevinieron dos infartos que le causaron la muerte. Ten¨ªa 74 a?os.?
Su fallecimiento le impidi¨® hacer frente a los proyectos que ten¨ªa en mente, como crear una fundaci¨®n en Espa?a y hacer un museo en Chile con su colecci¨®n privada y objetos personales, como las esculturas romanas, sus obras de Andy Warhol, de Francis Bacon o de Manolo Vald¨¦s, sus lacas chinas antiguas y sus vidrios romanos, las esculturas de Botero, Rodin, Benjam¨ªn Lira y Vicente Gajardo, y su fant¨¢stico conjunto de muebles contempor¨¢neos.
Su consolidada trayectoria internacional de m¨¢s de 50 a?os convirti¨® a Claudio Bravo Camus en uno de los pintores con mayor prestigio en todo el mundo gracias a su estilo realista muy cercano al hiperrealismo.
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