Libros para entender la Conquista de M¨¦xico: relatos de una herida hist¨®rica
A 500 a?os del encuentro entre Cort¨¦s y Moctezuma, personajes y pasajes clave en la historia que comparten Espa?a y M¨¦xico exigen una revisi¨®n
Entre el papel y la tinta que emple¨® el gran cronista de Indias Bernal D¨ªaz del Castillo y el teclado del acad¨¦mico brit¨¢nico Matthew Restall hay varios siglos de diferencia, una brecha insalvable de experiencias y tres pu?ados de interpretaciones sobre lo que fue y no fue la Conquista: el encuentro entre dos mundos, una invasi¨®n aberrante, la salvaci¨®n de miles de almas perdidas en los horrores del canibalismo y el sacrificio humano... Incluso hay quien defiende la teor¨ªa de que Bernal no fue m¨¢s que un invento de Hern¨¢n Cort¨¦s, una muestra m¨¢s de su car¨¢cter genial y maquiav¨¦lico.
Desde hace m¨¢s de un siglo, el proceso de conquista de los territorios que hoy son M¨¦xico es una m¨¢quina de producir literatura, sobre todo acad¨¦mica, pero tambi¨¦n (y m¨¢s ¨²ltimamente) divulgativa. El caso de Restall es un buen ejemplo. Cuando Moctezuma conoci¨® a Cort¨¦s (Taurus, 2019) es el ¨²ltimo t¨ªtulo de la rama interpretativa de la historia de la Conquista que toma el momento del encuentro entre dos de sus protagonistas para cuestionar las narrativas construidas alrededor. Otro ejemplo es ?Qui¨¦n conquist¨® M¨¦xico? (Debate, 2019), del historiador mexicano Federico Navarrete, que parte de un alejamiento del relato en blanco y negro, sin matices, con argumentos picantes como chiles habaneros: "La idea de la victoria absoluta de los espa?oles en 1521 no es m¨¢s que una versi¨®n parcial e interesada, inventada por el propio Hern¨¢n Cort¨¦s, para ensalzar y exagerar su papel en los eventos y que ha sido repetida por los de la 'visi¨®n colonialista' desde entonces".
La Conquista est¨¢ de moda y no solo en las librer¨ªas. Amazon acaba de estrenar una serie centrada en Cort¨¦s, Hern¨¢n, que parece encaminada a una segunda temporada. Spielberg y Ciro Guerra, director de la hipn¨®tica El abrazo de la serpiente, empezar¨¢n a grabar su propia serie el a?o que viene. En 2018, Canal Once estren¨® en M¨¦xico una producci¨®n centrada en Malintzin, la esclava entregada a Cort¨¦s, convertida luego en su traductora, que gust¨® mucho en la academia. En FilminLatino, una de las sensaciones del a?o pasado fue Epitafio, cinta sobre el ascenso de tres soldados espa?oles a un volc¨¢n en busca de azufre para sus arcabuces.
Se cumplen 500 a?os de la Conquista. Editoriales y productoras han encontrado una veta en la gran efem¨¦ride hispanomexicana. Tanta producci¨®n ha desempolvado debates adormilados por d¨¦cadas en los sigilosos cajones de la academia, qu¨¦ fue la Conquista, qu¨¦ se nos ha contado. Ayuda tambi¨¦n el quehacer pol¨ªtico: los exabruptos de L¨®pez Obrador en M¨¦xico este a?o y los cuadros de Vox y el PP han avivado la discusi¨®n. No hay mejor retrato del revival pele¨®n que la foto de Santiago Abascal con el morri¨®n en un balc¨®n de la sede de su partido.
Los ojos de los de all¨¢
La impresionante imagen de dos mundos que chocan (fuera de la forma que fuere) resulta forzosamente atractiva. Historiadores, divulgadores y en menor medida novelistas le han dedicado esfuerzos tit¨¢nicos durante siglos. Primero, para poner en orden las fuentes y saber qu¨¦ pas¨® y luego, para discutir c¨®mo contarlo. De los primeros, los que trataron de poner orden, destacan varios, aunque entre ellos dos: La Conquista de M¨¦xico (1994), de Hugh Thomas, y Visi¨®n de los Vencidos (1959), de Miguel Le¨®n-Portilla. Las dos son obras totales, la primera, centrada en el punto de vista de los espa?oles, los que llegaron; la segunda, en los ojos de los que ya estaban. Son, por decirlo as¨ª, narraciones del proceso, construidas minuciosamente a partir de fuentes originales: las cr¨®nicas y relaciones de soldados y frailes espa?oles, caso de la Historia verdadera de la Conquista de la Nueva Espa?a, que D¨ªaz del Castillo escribi¨® ya viejo, en su retiro en Guatemala. Y tambi¨¦n de los poemas nahuas, testimonios recogidos por los mismos frailes y la famosa Relaci¨®n de Tlatelolco, escrita en 1528 por estudiosos mexicas, a escasos siete a?os de la victoria militar de la alianza coordinada por Cort¨¦s y sus hombres.
La bibliograf¨ªa es interminable, aunque prevalece la visi¨®n de los vencedores. La obra de Le¨®n-Portilla es en realidad una excepci¨®n. La oralidad de los pueblos nahuas, mayas ,etc¨¦tera y la destrucci¨®n que los espa?oles llevaron a cabo en sus ciudades y templos engendraron una anemia hist¨®rica, una falta de referentes documentales del mundo anterior a la Conquista.
Del lado ib¨¦rico, las narraciones totales, que tratan de hacer recuentos minuciosos de lo ocurrido estos a?os, comparten espacio con estudios centrados en personajes o pasajes concretos y obras de divulgaci¨®n. De Cort¨¦s, por ejemplo, una de las m¨¢s importante es la que escribi¨® el mexicano Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez, Hern¨¢n Cort¨¦s, (FCE, 1990). M¨¢s de mil p¨¢ginas sobre el extreme?o, que dedica largos pasajes a detalles aparentemente insignificantes, como aquel tibur¨®n que asalt¨® uno de los nav¨ªos de la flota que sali¨® de Cuba, ya frente a Yucat¨¢n, y se llev¨® "diez tocinos enteros, que para desalarse estaban colgados" de los barcos. Luego, escribe Mart¨ªnez, los marineros pescaron a ese mismo tibur¨®n y cuando lo destazaron, encontraron los tocinos en el est¨®mago, adem¨¢s de "un plato de esta?o, tres zapatos viejos y un queso".
El pol¨¦mico historiador franc¨¦s Christian Duverger tambi¨¦n ha dedicado varios libros al extreme?o. En Cr¨®nica de la eternidad, (Taurus, 2013) Duverger defiende que la cr¨®nica de Bernal la escribi¨® en realidad Cort¨¦s (?!). Antes, en Cort¨¦s (Taurus, 2005) Duverger cuenta la historia del espa?ol con el verbo fuera del cors¨¦, mostrando descaradamente su aprecio por ¨¦l y sus aventuras y ?oh, sorpresa! su desprecio por Fray Bartolom¨¦ de las Casas, a quien llama directamente esclavista, pint¨¢ndolo casi como el primer gran hip¨®crita de Nueva Espa?a. Al fin y al cabo, De las Casas no ten¨ªa en buena estima a Cort¨¦s. Pocos libros se han llevado tantas cr¨ªticas como este ¨²ltimo.
De Veracruz a Malintzin
En 2013, la valenciana Carmen Mart¨ªnez public¨® Veracruz, 1519. Los hombres de Cort¨¦s. Trata uno de los momentos clave de los primeros pasos del capit¨¢n en Veracruz. La historiadora tom¨® prestado un documento encontrado d¨¦cadas antes en el Archivo General de Indias, en Sevilla, la "petici¨®n de los vecinos de la Villa Rica de la Vera Cruz". Firmado por 400 de sus hombres, el documento independiza a Cort¨¦s del gobernador de Cuba y cambiaba la naturaleza de la expedici¨®n. Si en un principio el permiso era para hacer reconocimiento, desde entonces la intenci¨®n ser¨ªa poblar.
Malintzin tambi¨¦n ha interesado a la academia desde hace muchos a?os, quiz¨¢ porque en su figura se proyectan las mayores controversias y prejuicios de esta historia. Desde que Octavio Paz la consagra como traidora en El laberinto de la soledad (1950), la academia ha tratado de aportar contexto y se?alar que, primero, una adolescente entregada a Cort¨¦s como esclava no ten¨ªa muchas m¨¢s opciones que hacer lo que le dec¨ªan y segundo, su capacidad ling¨¹¨ªstica result¨® de una pericia extraordinaria.
En Malintzin: una mujer ind¨ªgena en la conquista de M¨¦xico (Era, 2015), Camilla Townsend trata de agrandar el contexto y detallarlo, para llegar a varias conclusiones, todas evidentes una vez le¨ªdas. Va una: si Malintzin es culpable de algo, fue de inventar el concepto ind¨ªgena en Am¨¦rica, aunque no como un todo conquistable, sino m¨¢s bien como un elemento redentor. Antes de la llegada de los espa?oles a Am¨¦rica, no hab¨ªa un nosotros ind¨ªgena. Hab¨ªa pueblos distintos que compart¨ªan algunas cosas y se diferenciaban en otras. Pero la irrupci¨®n de Cort¨¦s y los dem¨¢s provoca la aparici¨®n de un nosotros y un ellos. Malintzin se dio cuenta y aconsej¨® a los caciques que cedieran. "Les dijo que mejor se aliaran con los extranjeros en vez de convertirlos en enemigos", escribi¨® Townsend en un art¨ªculo en Letras Libres a modo de presentaci¨®n del libro, "porque de lo contrario los europeos derramar¨ªan m¨¢s sangre de la que jam¨¢s hab¨ªan derramado los aztecas en sus pueblos".
?Y la ficci¨®n?
Extra?a la falta de libros de ficci¨®n basados en el proceso de Conquista. Consultados por EL PA?S, arque¨®logos e historiadores mexicanos mencionan El coraz¨®n de piedra verde, de Salvador de Madariaga, o Azteca, de Gary Jennings, este ¨²ltimo un tomo de m¨¢s de 800 p¨¢ginas que cuenta las andanzas de Mixtli, un viejo de Xaltocan que despu¨¦s de la derrota cuenta su historia a unos frailes. Pero no hay muchos.
El historiador Alfredo ?vila, investigador del Instituto de Investigaciones Hist¨®ricas de la UNAM, argumenta que "la ficci¨®n hay que buscarla en otra parte: en la serie de Amazon Prime actual Hern¨¢n o en la magn¨ªfica serie sobre Malinche que hizo Canal Once".
El arque¨®logo Leonardo L¨®pez Luj¨¢n sugiere otro: "La cultura americana no impacta en lo cotidiano espa?ol. Mira, en Espa?a no hay tortiller¨ªas ni comen mole y en Inglaterra beben t¨¦ y comen curri como locos". Eso, pese al auge de restaurantes mexicanos en la capital espa?ola.
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