Navegar las turbulencias de lo contempor¨¢neo
El Cuarteto Quiroga, uno de los grandes espa?oles y quiz¨¢ el m¨¢s valiente y divertido, ofrece un concierto en el Museo Reina Sof¨ªa, en Madrid
El Cuarteto Quiroga es uno de los grandes espa?oles, y dentro de esa selecta n¨®mina, es quiz¨¢ el m¨¢s valiente y divertido. El programa que ha ofrecido el pasado lunes en el auditorio 400 del Museo Reina Sof¨ªa roza lo antol¨®gico: un viaje por esa interminable y espesa idea de la ¡°m¨²sica contempor¨¢nea¡±, con dos estaciones b¨¢sicas, dos obras faro de la Escuela de Viena, y otras dos espa?olas, una de ellas el estreno absoluto del Cuarteto de cuerda n? 5 En tiempos turbulentos, de la madrile?a Marisa Manchado. Una declaraci¨®n de intenciones para un cuarteto de cuerda que no tiene ya nada que demostrar.
Cuarteto Quiroga
Rodolfo Halffter: Ocho tientos, op. 35; Marisa Manchado: Cuarteto de cuerda n? 5 'En tiempos turbulentos'; Anton Webern: Seis bagatelas, para cuarteto de cuerda, op. 9; Alban Berg: Cuarteto de cuerda, op. 3. CNDM. Auditorio 400 del MNCARS. 16 de diciembre.
Pero si faltaba alg¨²n elemento para convertir este concierto en una cita dif¨ªcil de olvidar, ese elemento se llama Auditorio 400, una sala que es casi un quinto instrumento y que convierte la presencia de un buen cuarteto de cuerda en algo m¨¢gico. No olvidemos que esta sala se abri¨®, hace tres lustros, con un cuarteto de cuerda precisamente, los Arditti. As¨ª pues, la sala fetiche de las Series 20/21 del CNDM volvi¨® a mostrar sus poderes.
Los ocho tientos de Rodolfo Halffter cobraron una presencia especial. Aqu¨ª lo neocl¨¢sico, lo popular y el referente hist¨®rico brillaban junto al aparato politonal o disonante con el que Rodolfo, el m¨¢s espa?ol de los exiliados ¡°mexicanos¡±, o el m¨¢s mexicano de la di¨¢spora republicana, aportaba modernidad a una obra compuesta a los 73 a?os y que muestra la libertad alcanzada por el m¨¢s oscurecido de los Halffter.
La siguiente obra del concierto era el estreno, encargo del CNDM, de Marisa Manchado (1956). Obra ambiciosa y muy bien planteada, la pieza de Manchado tiene un punto de excelencia que nos hace lamentar que una figura como la suya a¨²n no alcance el reconocimiento que merece. La m¨²sica de Manchado es una de las m¨¢s personales e intensas de nuestro panorama patrio. Posee una individualidad que la hace diferente de cualquier otra y, en mi opini¨®n, una de las claves remite a una cierta biograf¨ªa; pero no una biograf¨ªa narrativa, sino la voz de un cuerpo que gime y respira, que calla y reposa o que grita y a¨²lla. Su Cuarteto En tiempos turbulentos, se articula en dos d¨ªpticos, agitaci¨®n-reposo que en manos de otro cuarteto habr¨ªan corrido mayores riesgos, pero que el Quiroga convierte en documento sonoro formidable. Sus murmullos, su respiraci¨®n agitada, su entrega ante el improbable silencio suenan como el testimonio del cuerpo, una llamada casi tel¨²rica que contrasta a la vez que se hermana con las prodigiosas Seis bagatelas, de Webern, que vinieron despu¨¦s.
Las Bagatelas son obra fetiche del Cuarteto Quiroga. Se las he escuchado en espacios diferentes, pero en el Auditorio 400 suenan ceremoniales. Cualquier pian¨ªsimo que busca o emerge del silencio tiene en esta sala un perfil sonoro sacramental.
Y quedaba el final, otra de las referencias del Quiroga, el Cuarteto de cuerda op. 3 de Berg. Dec¨ªa el fil¨®sofo y alumno de Berg, T. W. Adorno que: ¡°Si se quisiera rehabilitar alguna de sus obras es sin duda el Cuarteto el que sigue teniendo el mayor derecho a ser extra¨ªdo de las sombras en las que le introdujo el ¨¦xito de la Suite L¨ªrica.¡± Y a ello se aplica el Cuarteto Quiroga extrayendo hasta la ¨²ltima gota de romanticismo oculta en una sombrosa red de relaciones estructurales escrita a los 25 a?os.
En suma, un regalo de concierto que los del Quiroga explicitaron ofreciendo como propina el primer Coral del Oratorio de Navidad de Bach.
Babelia
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