La cultura gratuita en la Red no convence a todos
El sector se debate entre el servicio p¨²blico y el riesgo de regalar sus productos ante la debacle econ¨®mica
¡°La cultura nos salva de esta locura¡±, se lee en las redes sociales estos d¨ªas de confinamiento, en reconocimiento al acompa?amiento que artistas e instituciones est¨¢n procurando a una parte de la poblaci¨®n, a trav¨¦s de las distintas plataformas de contenidos. Para superar la emergencia sanitaria se reclama ¡°solidaridad¡± a la industria cultural que, a pesar de sostenerse en un tejido precario y vulnerable, el a?o pasado dio trabajo a 710.200 personas, la cifra m¨¢s alta registrada, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica. Por un lado, los creadores han respondido ofreciendo su talento y su obra en la Red, a menudo de forma gratuita o con precios reducidos, para que cualquiera pueda acceder. Pero, mientras siguen los conciertos en streaming o las muestras virtuales, tambi¨¦n emerge un debate: tanta oferta sin retribuci¨®n, en un sector donde abundan aut¨®nomos y empresas min¨²sculas, arroja la duda de qui¨¦n salvar¨¢ a la cultura.
¡°De igual manera que otros ofertan su solidaridad con lo que pueden, est¨¢ fenomenal que nosotros aportemos lo mismo para entretener a la gente¡±, asegura Borja Cobeaga, cineasta y presidente de Dama, la entidad de gesti¨®n de los derechos de autor audiovisuales. ¡°Si limitamos el fen¨®meno a esta excepcionalidad -y as¨ª se est¨¢ dejando claro-, es un gesto de apoyo en una situaci¨®n complicada¡±, defiende Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, la asociaci¨®n que re¨²ne a las principales discogr¨¢ficas. Todos coinciden en que mantener esta oferta gratuita a largo plazo es insostenible para el sector. Pero, si se circunscribe a un contexto cr¨ªtico como el actual, tanto Guisasola como Carlota Navarrete, directora general de la Coalici¨®n de Creadores, creen que la explosi¨®n cultural online puede tener adem¨¢s varios efectos positivos, tal vez duraderos: acercar definitivamente al p¨²blico a nuevos formatos y modelos de consumo; reforzar la relaci¨®n con los creadores y, de paso, generar un efecto promocional: el que descargue gratis y disfrute un videojuego o un c¨®mic tal vez s¨ª quiera pagar por comprar otro.
¡°Sin duda, esto ha supuesto de manera forzosa una inmersi¨®n de muchos hogares en el ¨¢mbito digital. Intentamos que en este espacio se den a conocer los mejores servicios y los ciudadanos se familiaricen con la enorme oferta que hay¡±, afirma Navarrete. ¡°Hemos ganado la batalla a la pirater¨ªa, el consumo se ha disparado¡±, agrega Juan Carlos Tous, CEO de Filmin. En su portal de cine online, la media de visionados por familia ha pasado de dos filmes por semana a una pel¨ªcula diaria.
Pero el entusiasmo creativo no esconde ciertos temores hacia el futuro. O incluso el presente. ¡°Los pr¨®ximo dos meses van a ser una debacle antes del gran despertar¡±, dice Enrique Redel, director de la editorial Impedimenta. ¡°Esto es un par¨¦ntesis y debemos tener paciencia para esperar a las librer¨ªas. No podemos regalar libros, porque restamos valor a nuestro producto y a nuestro trabajo. Tampoco podemos rebajar su precio¡±, a?ade Redel. S¨ª han liberado cap¨ªtulos de algunas obras, como de Mircea C?rt?rescu.
Planeta ha optado por lo contrario y ofrece descargas gratuitas -hasta el 31 de marzo- de los cl¨¢sicos superventas de la casa, como El c¨®digo da Vinci, de Dan Brown; El tiempo entre costuras, de Mar¨ªa Due?as. A la campa?a del lanzamiento del libro electr¨®nico la han llamado #keepreadingencasa y aseguran que el fin es ¡°seguir acompa?ando a los lectores y hacerles m¨¢s llevadera esta situaci¨®n¡±. ¡°Era el momento de anteponer el valor al precio¡±, explican desde Planeta, donde prefieren no facilitar los datos de descargas. Su competidor directo, Penguin Random House, ha liberado dos audiolibros a la semana y bajado los precios de sus obras electr¨®nicas. ¡°La cultura no es gratis, pero en esta situaci¨®n excepcional hay que hacerla m¨¢s accesible¡±, comentan fuentes oficiales del grupo. ¡°Su valor no se va a ver alterado¡±, a?aden.
En Libranda, la distribuidora l¨ªder del libro electr¨®nico, han detectado un crecimiento de ventas del doble de lo habitual, en la primera semana de confinamiento. Tambi¨¦n comentan que han aumentado las descargas gratuitas, fruto de las campa?as de liberaci¨®n de editoriales como Errata Naturae o Anagrama. Juan Pablo Villalobos, autor de este ¨²ltimo sello, ha liberado Fiesta en la madriguera, su primera novela. Es uno de los cinco escritores que han puesto gratis una de sus obras antiguas. ¡°Es un gesto para llamar la atenci¨®n de cinco autores que tienen novedad, pero que no pueden seguir con su promoci¨®n. Es una medida puntual y restringida, no apoyo la idea de crear y compartir gratis¡±, apunta. Cree que es un buen momento para leer esos libros de las estanter¨ªas que est¨¢n pendientes: ¡°No he le¨ªdo al menos un 30% de mi biblioteca¡±.
El editor de Libros del Asteroide, Luis Solano, cree que la industria se ha ¡°pasado de frenada¡± al regalar libros. Pide reflexi¨®n antes de seguir improvisando campa?as de publicidad que puedan da?ar el valor de la industria cultural que m¨¢s aporta al PIB.
Al igual que otras actividades, al fin y al cabo, la cultura tambi¨¦n es un negocio. ¡°Nos enorgullece mucho como sector lo que est¨¢ ocurriendo pero no escondemos la preocupaci¨®n de consolidar una serie de h¨¢bitos que no son sostenibles en un mundo no restringido. Va a ser una prueba de cu¨¢nto hemos progresado en ese ¨¢mbito¡±, insiste Navarrete. ¡°Volveremos a un modelo de rentabilizaci¨®n¡±, profetiza Guisasola. Aunque tal vez quede alguna lecci¨®n de la crisis. ¡°El tiempo ha demostrado que si hay un cat¨¢logo de contenidos legal y amplio no se piratea. El siguiente paso es que la oferta que hay en los cines pueda ir r¨¢pidamente a teles y plataformas¡±, defiende Cobeaga.
La solidaridad s¨ª es responsabilidad de las instituciones culturales, como indica Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional de Espa?a (BNE). ¡°Una instituci¨®n tiene la obligaci¨®n de escuchar a su sociedad y debemos ofrecer nuestro contenido para acompa?arla. Somos un servicio p¨²blico y tenemos que aportar valor con generosidad¡±, mantiene Santos. En esta semana la web de la BNE ha disparado su tr¨¢fico al doble, ahora son 46.000 visitas al d¨ªa. La Biblioteca Digital Hisp¨¢nica ofrece m¨¢s de 200.000 libros y m¨²sica, entre otras opciones. Por ejemplo, toda la obra de Gald¨®s est¨¢ lista para ser le¨ªda gratis. Hay 990 t¨ªtulos de autores y autoras en las mismas condiciones.
Babelia
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