Daniel Monz¨®n se pasa al cine quinqui de la mano de Javier Cercas
El cineasta ultima el montaje de ¡®Las leyes de la frontera¡¯, que adapta la novela hom¨®nima sobre una ¨¦poca ¡°esencialmente vital y rebelde¡±
A Daniel Monz¨®n (Palma, 52 a?os) se le escapa la risa a borbotones, como si fuera una riada. Y le ocurre incluso cuando cuenta c¨®mo la pandemia y el confinamiento de primavera tambi¨¦n afect¨® a su nueva pel¨ªcula, Las leyes de la frontera, adaptaci¨®n de la novela de Javier Cercas. ¡°Est¨¢bamos a punto de rodar. Yo decid¨ª afinar con las localizaciones y ped¨ª a los chavales que se dejaran gre?as, que vieran pel¨ªculas de la ¨¦poca y que se comunicaran entre ellos. Cuando llegamos al rodaje, iban con su propio pelo y convertidos en una pandilla¡±, recuerda. Encerrado en una sala de montaje en Madrid junto a Mapa Pastor, donde ultima esa fase de producci¨®n de su pel¨ªcula, Monz¨®n reconoce ante un grupo de periodistas que quiere recuperar un tiempo ¡°esencialmente vital y rebelde, reconstruyendo el pasado desde una mirada actual, porque hoy han vuelto los mismos anhelos. No es una pel¨ªcula solo para los que recuerdan lo que fue aquello, sino para todos los que alguna vez sintieron algo parecido. Al fin y al cabo, las pulsiones emocionales son las mismas para aquellos chavales y para los actuales: gritar, correr, bailar, follar¡±.
El director de El coraz¨®n del guerrero, Celda 211 o El ni?o ense?a una secuencia en la que el protagonista, Nacho, da su primer tir¨®n. Y en ese gesto y esa carrera, en esa entrada a la delincuencia enganchado emocional y sentimentalmente al Zarco y a Tere, que cierran el tri¨¢ngulo principal, se ve la transformaci¨®n de un chaval que se quiere hacer respetar en un nuevo mundo, el mundo quinqui, en el verano de 1978. Porque la novela no va solo de eso, pero Monz¨®n y el guionista Jorge Guerricaechevarr¨ªa se han centrado en esa parte, un tiempo que tambi¨¦n recuerda el cineasta, como otro m¨¢s de los chavales que viv¨ªan en barrios que colindaban con descampados: ¡°Yo crec¨ª al final de la ciudad. Mi familia era de clase media y, desde la ventana, miraba con fascinaci¨®n y miedo a ese territorio y a esa gente. L¨®gico: vives en una convenci¨®n y observas a alguien que se salta esas normas¡±. Y as¨ª cae en el cine quinqui, en el que entr¨® por la menos quinqui de todas aquellas pel¨ªculas: Deprisa, deprisa, de Carlos Saura. ¡°Hay ecos incluso en lo pol¨ªtico, porque hoy en d¨ªa se viven de nuevo tiempos de opresi¨®n, y miramos a aquella arcadia, en tiempos en que la cara A de la Transici¨®n era la celebraci¨®n y la esperanza de la libertad, y la cara B la sufr¨ªan toda la gente que se hacinaba en los suburbios de las grandes ciudades, y cuyos j¨®venes, los quinquis, quer¨ªan disfrutar de la misma fiesta. Y para ello, concluyeron que si no se lo daban, lo tomar¨ªan ellos mismos por la mano¡±, cuenta el cineasta, que lista las pel¨ªculas de Jos¨¦ Antonio de la Loma y Eloy de Iglesia.
Al cine de Monz¨®n, sea cual fuera el g¨¦nero que rodara, siempre le ha vertebrado una historia emocional. ¡°Al menos siempre lo he intentado. Aqu¨ª es una historia de amor, y es rom¨¢ntica en todo el sentido de la palabra, porque se vive un tri¨¢ngulo sentimental y porque refleja aquellos tiempos con forajidos de leyenda, aquellos quinquis que buscaban la libertad en la velocidad que les proporcionaba un seat 1430. Y porque adem¨¢s tanto la novela como la pel¨ªcula nacen del recuerdo del protagonista sobre aquel verano que vivi¨® intensamente¡±, resume. ¡°Adem¨¢s, disfruto que de fondo haya un marco poderoso¡±. Junto a actores m¨¢s profesionales como Marcos Ruiz (Nacho, el Gafitas), Chechu Salgado (el Zarco) y Tere (Bego?a Vargas, enorme en Malasa?a 32), el equipo ha buscado a algunos de los int¨¦rpretes que encarnan al Chino, el Piernas, el Flaco, el Gordo, el Guille o el Dr¨¢cula en los lugares de rodaje de Catalu?a (la novela original se desarrolla en Girona). ¡°Quer¨ªa conservar aquella frescura de las pel¨ªculas de los ochenta que cont¨® con gente de la calle. Antes de la pandemia, les junt¨¦ en Madrid, y tres de ellos, que ven¨ªan de Terrassa, al bajar de AVE en Atocha fueron retenidos por la polic¨ªa que no se cre¨ªa que ven¨ªan para un casting con Monz¨®n. Solo por sus pintas: las directoras de casting lo hab¨ªan clavado¡±. Y de la novela confiesa que no recuerda qui¨¦n se la regal¨®, aunque s¨ª ¡°de la sensaci¨®n brutal provocada por su lectura de conexi¨®n personal¡±. Sinti¨® que ¡°ten¨ªa que llevarla a la pantalla¡±.
Las leyes de la frontera se rod¨® de finales de agosto a inicios de noviembre, sujeta a todos los protocolos anticovid. En el festival de San Sebasti¨¢n ya se proyect¨® un teaser con im¨¢genes de los primeros 11 d¨ªas de filmaci¨®n. Ahora Monz¨®n ense?a m¨¢s, como los brutos de una secuencia de persecuci¨®n por calles estrechas y coches robados... porque no hay pel¨ªcula quinqui sin autom¨®viles ni velocidad. Ni siquiera en un cine quinqui m¨¢s estilizado como Hasta el cielo, de Daniel Calparsoro. ¡°En 1978 yo ten¨ªa 10 a?os, as¨ª que al cine quinqui llegu¨¦ despu¨¦s. Recuerdo mucho Perros callejeros¡±. De aquella oleada, Monz¨®n ha heredado su director de fotograf¨ªa habitual, Carles Gusi, que ya fue responsable de esa labor en Yo, El Vaquilla.
Hay m¨¢s ecos del quinqui en la sociedad actual, aunque Monz¨®n reconoce que ¡°tanto aquellos barrios como su ansia de libertad han sido allanados, aplastados por las autoridades¡±, y que la hero¨ªna ¡°fulmin¨® a su gente¡±. Para ¨¦l est¨¢ claro: ¡°La cultura urbana actual [y el nuevo cine quinqui] bebe de aquellas ra¨ªces. Pienso en Rosal¨ªa, en C. Tangana. Es el esp¨ªritu rebelde quinqui, y eso se ve en la ropa y en la m¨²sica¡±. En su banda sonora, adem¨¢s de los cl¨¢sicos, Monz¨®n apuesta por un grupo sevillano actual, Derby Motoreta¡¯s Burrito Kachimba, que con solo tres a?os de vida ya lideran la nueva ola de lo que, ellos mismos as¨ª la definen, la kinkidelia.
Babelia
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