?Y si ahora sale Pablo Aguado y dice que quiere la corrida de Victorino?
Juan Pedro, Garcigrande, Victoriano, Cuvillo... modernas factor¨ªas de toros como churros
?Y si ahora sale Pablo Aguado y dice que quiere la corrida de Victorino?, se preguntaba Fran P¨¦rez, codirector de Elmuletazo.com, en su cuenta de twiter (@frantrapiotoros).
Se refer¨ªa el buen aficionado murciano a las negociaciones sobre el Domingo de Resurrecci¨®n en Sevilla, en las que parece que Aguado se resist¨ªa a entrar en el cartel si la ganader¨ªa elegida para esa tarde era la de Garcigrande, que no est¨¢ entre sus preferencias.
Le asiste a Aguado una circunstancia atenuante: fue el triunfador indiscutible de la Feria de Abril de 2019, con derecho de preferencia en las consultas previas de la empresa sevillana. Y as¨ª hubiera sido si el empresario de la Maestranza, Ram¨®n Valencia, no representara, adem¨¢s, los intereses de Roca Rey y antepusiera, como parece que ha hecho, los de este al torero que le correspond¨ªa. Craso error del empresario.
Sea como fuere, no caer¨¢ la breva de que el torero sevillano d¨¦ un golpe en la mesa, se comporte como una figura del toreo, -que es lo que se supone que ¨¦l se considera-, d¨¦ un paso al frente y sorprenda a todos con una ¡®chuler¨ªa¡¯ de torero de ¨¦poca.
Pablo Aguado alcanz¨® la gloria el 10 de mayo de 2019 en la Maestranza y parece dispuesto, como todos, a disfrutarla desde la zona de confort que la capacidad de negociaci¨®n de su apoderado le permita.
Y Aguado no es un caso especial. Aguado es un torero de su ¨¦poca, de esta en la que los cuatro que est¨¢n arriba luchan a brazo partido en los despachos para sacar tajada -toros, compa?eros, fechas y horas- de su posici¨®n privilegiada, al margen de cualquier otra circunstancia, porque as¨ª ha sido toda la vida, seg¨²n aceptan los conformistas.
Es una verg¨¹enza que las figuras hayan decidido encumbrar a un corto ramillete de ganader¨ªas
Claro que s¨ª; la ¨²nica diferencia es la que fiesta actual est¨¢ en horas bajas y necesitada con urgencia de sorpresas, gestos y gestas, nuevas ideas, combinaciones innovadoras¡
Pero, no. Los empresarios, a la vista de los primeros carteles, siguen actuando con los mismos par¨¢metros de temporadas pasadas; y las figuras sestean en una burbuja de otra galaxia, empe?adas en gozar de los privilegios de anta?o cuando escasean las colas en las taquillas y el cartel de ¡®no hay billetes¡¯ est¨¢ criando telara?as.
Es una verg¨¹enza con todas las letras que las llamadas figuras hayan decidido encumbrar a un corto ramillete de ganader¨ªas en detrimento de todas las dem¨¢s, como si la tauromaquia se acabara en Garcigrande, N¨²?ez del Cuvillo, Victoriano del R¨ªo y Juan Pedro Domecq, por citar los nombres de los cuatro hierros que lidiar¨¢n dos tardes en el abono de plaza de la Maestranza. La gracia y la esencia de la tauromaquia radican, precisamente, en la diversidad de ganader¨ªas y el compromiso de los que dicen mandar.
Si la tauromaquia actual acepta sin rechistar tama?a imposici¨®n es que padece una muy seria descomposici¨®n interna.
Pero no es Sevilla la ¨²nica plaza que se aviene a los antojos de las figuras.
Ah¨ª est¨¢n los carteles de la feria de La Magdalena de Castell¨®n: cinco corridas de toros (Garc¨ªa Jim¨¦nez y Olga Jim¨¦nez, Garcigrande, Victoriano del R¨ªo, Juan Pedro Domecq y el aliciente excepcional de Adolfo Mart¨ªn). O los que se rumorean sobre las Fallas, del mismo tenor.
O las combinaciones de la otrora prestigiosa feria de Olivenza: tres corridas con toros de Garcigrande, Victoriano del R¨ªo y Zalduendo.
O el cartel del 8 de marzo en Illescas: toros de Jos¨¦ V¨¢zquez; o el del 18 de abril en Brihuega: Juan Pedro Domecq.
No es dif¨ªcil imaginar que los due?os de estas vacadas no dan abasto a criar toros como churros, con decenas de sementales a pleno rendimiento y hembras en fila, en una factor¨ªa de producci¨®n, pariendo a destajo becerros como huevos las gallinas.
Es doloroso que algunos ganaderos se arrodillen ante las exigencias de los toreros
Se puede aventurar cu¨¢l ser¨¢ el nivel de exigencia en la selecci¨®n de la bravura, la casta, la fortaleza. Ya lo dijo el ganadero Victoriano del R¨ªo el 24 de agosto de 2018 en el Club Cocherito de Bilbao: ¡°He tenido que quitar vacas por exceso de bravura. No me han servido para el tipo de toro que busco por exceso de bravura¡±.
Y una pregunta: ?qui¨¦n manda en esas ganader¨ªas? ?Los due?os o lo toreros? ?Qu¨¦ criterio prevalece, el del ganadero o el del apoderado?
En fin, que las figuras parecen dispuestas a enriquecer y prestigiar a cuatro o cinco hierros que han conseguido la piedra filosofal de la raza brava: el toro artista, exquisito producto sin igual, una mezcla de guapeza, armon¨ªa f¨ªsica, bondad, calidad, obediencia, infinita nobleza¡
?Y que no se alteren los aguafiestas publicistas del sistema! Claro que esos toros pueden herir y matar a un torero, como puede hacerlo una vaquilla en un tentadero, claro que s¨ª, pero trasladan al torero una confianza impropia del toro bravo, del mismo modo que suelen garantizar al aficionado el sopor necesario para plantearse seriamente el definitivo abandono.
Es lastimoso, lamentable y nada edificante que los toreros m¨¢s interesantes del escalaf¨®n, los que lideran la fiesta y concitan el inter¨¦s de la mayor¨ªa sean, precisamente, quienes insistan una y otra en desnudar de emoci¨®n un espect¨¢culo cimentado esencialmente en la fiereza, la fortaleza, la casta y la movilidad de un toro bravo exigente al que hay que someter.
Es doloroso que algunos ganaderos se arrodillen ante las exigencias de estos ¡®enemigos declarados¡¯ de la tauromaquia eterna, cr¨ªen toros a su medida y contribuyan, y de qu¨¦ manera, a la degradaci¨®n del espect¨¢culo; como lo es que los empresarios organicen las ferias al dictado de los caprichos de las figuras, empecinadas en las mismas ternas de siempre, sin un ¨¢pice de arrestos ni imaginaci¨®n.
Por cierto, no hubo golpe en la mesa de Pablo Aguado. Hubiera sido un gesto de figura aut¨¦ntica, un bombazo, y esta fiesta carece de ambos desde tiempo ha. Y su puesto en Resurrecci¨®n lo ha ocupado Alejandro Talavante, que vuelve tras un a?o de asueto, cuya ¡®gesta¡¯ inicial se reduce a incluir dos toros de Adolfo Mart¨ªn en su reaparici¨®n en Arl¨¦s el d¨ªa antes de la cita sevillana, mano a mano con Juan Leal. (Maldita la gracia que le habr¨¢ hecho a Juan Bautista, el empresario franc¨¦s que lo ha contratado, pero no tienen los toreros fama de gente seria en los despachos).
Gesta de verdad la de Rafaelillo, quien sufri¨® una aparatosa y grav¨ªsima cornada de un toro de Miura el pasado 14 de julio en los Sanfermines, y, tras una muy larga y dolorosa rehabilitaci¨®n, anuncia que vuelve a vestir el traje de luces para enfrentarse a dos toros de la misma legendaria ganader¨ªa el 13 de abril en Arl¨¦s.
Pero ya se sabe que no todos los toreros nacen con estrella; aunque as¨ª de injusta sea la tauromaquia y la vida, ah¨ª quedan la gallard¨ªa y el compromiso de uno de los verdaderamente grandes.
Qu¨¦dense en la retina, como contrapunto, las reticencias de Pablo Aguado ante la corrida de Garcigrande. Pues ni que le hubieran ofrecido una de Cebada Gago¡
El tiempo dir¨¢ si Aguado se consagra como figura; de momento, el desaire de Sevilla es una profunda decepci¨®n para sus muchos seguidores. Pero el primero que ha decepcionado ha sido Ram¨®n Valencia. Una vez m¨¢s queda patente que ser gestor de una plaza importante y apoderado de una figura es una contradicci¨®n inaceptable.
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