Bret Easton Ellis, la gran desesperanza blanca
Un encuentro en Los ?ngeles con el autor de 'American Psycho', la novela ic¨®nica del yupismo de Wall Street. Su capacidad provocadora sigue intacta en 'Blanco', unas memorias irritadas
Bret Easton Ellis trabaja en un peque?o cuarto de un apartamento en un piso alto de un edificio de West Hollywood, Los ?ngeles, con una espectacular vista hacia el sur de la ciudad. Adem¨¢s de papeles y libros, hay una mesa, un sill¨®n bajo, un ordenador de 27 pulgadas, un micr¨®fono y una televisi¨®n. Es martes por la tarde y est¨¢ viendo Fox News, un canal construido a partir de la defensa sin complejos de la derecha norteamericana. En el programa del periodista Bret Baier, el invitado es Eric Trump, hijo del presidente, defendiendo a su padre. Ellis explica a los visitantes sus gustos televisivos: ¡°Tenemos aqu¨ª Fox News, en el sal¨®n MSNBC y en el dormitorio Food Channel, porque es terreno neutral¡±.
La casa de Ellis (Los ?ngeles, 1964) ¡°es una sitcom¡±. ¡°La persona con la que vivo es un milenial izquierdista radical socialista furibundo partidario de Bernie Sanders. Yo no¡±. Su pareja es el cantante Todd Michael Schultz, de 33 a?os, que est¨¢ en el sal¨®n trabajando en su ordenador y descargando su desprecio a Donald Trump en las redes sociales. Hoy se celebran primarias en varios Estados clave y parece que Joe Biden puede sacar una ventaja definitiva sobre Sanders. ¡°Est¨¢ muy deprimido y odia a Joe Biden. Odia al Partido Dem¨®crata. Se ha hecho muy hardcore de la extrema izquierda¡±. La iron¨ªa es que Todd, con el que vive desde hace 11 a?os, representa en buena medida la cultura que Ellis critica en su ¨²ltimo libro.
¡°No creo que tengamos al Hitler Naranja en la Casa Blanca. No creo que Donald Trump sea el demonio¡±
Blanco (Literatura Random House) es un libro de memorias no convencional. En realidad es un ensayo. M¨¢s bien una diatriba nost¨¢lgica. Ellis utiliza los recuerdos de su educaci¨®n cultural en el cine de los setenta para trazar el contraste con la cultura de hoy en la que, seg¨²n ¨¦l, la ideolog¨ªa est¨¢ aplastando al arte, la correcci¨®n pol¨ªtica est¨¢ asfixiando la libertad est¨¦tica. La deriva pol¨ªtica de este argumento le lleva a criticar a una izquierda con la que se identificaba, pero ya no, porque considera que ha perdido la cabeza en su oposici¨®n a Donald Trump.
¡°No creo que estemos en el apocalipsis. No creo que tengamos al Hitler Naranja en la Casa Blanca. No creo que Trump sea el demonio. Creo que esto es algo que se han inventado algunos, como Hollywood, por ejemplo, y que hay mucha gente susceptible e hist¨¦rica¡±. Ni siquiera le hemos preguntado a¨²n por pol¨ªtica, solo est¨¢bamos comentando su gusto televisivo. Detesta MSNBC, la cadena de cabecera de los progresistas. ¡°Y CNN es la peor de todas. Me quedo con Fox antes que con esas dos¡±.
¡°He perdido amistades y conocidos, no porque apoye a Trump, sino porque no soy un opositor obstinado¡±, contin¨²a. ¡°Creo que vivimos en una sociedad justa y ¨¦l fue elegido. Nunca juzgar¨ªa a nadie por lo que ha votado ni le buscar¨ªa una moral profunda a su voto. Sin embargo, en la izquierda est¨¢ ocurriendo eso. En la derecha no. En la izquierda hay una facci¨®n a la que yo pertenec¨ªa, y espero seguir perteneciendo de alguna forma, que me ha echado al pasillo. Me han empujado al centro. Creo que nos pasa a algunos seg¨²n nos hacemos mayores. Simplemente, ves el mundo de otra manera. Desde luego no lo veo de la forma ut¨®pica como lo ve mi novio milenial. Me parece que las promesas de Bernie Sanders no son realistas para este pa¨ªs. No s¨¦. No s¨¦ nada. Creo que tienes que estar abierto a o¨ªr las opiniones de otros¡±.
Bret Easton Ellis es hoy un se?or de mediana edad. No ha cambiado tanto f¨ªsicamente, aparte del pelo blanco. Es f¨¢cil reconocer al escritor que alcanz¨® el ¨¦xito a los 21 a?os con Menos que cero, una novela en la que el p¨²blico descubri¨® a los j¨®venes que inauguraban la generaci¨®n X en la segunda mitad de los ochenta. No se esperaba que su carrera despegara tan pronto. ¡°Todo escritor cree que su libro va a cambiar algo. Todos. Si no, no pueden acabarlo. Cr¨¦ame, he editado muchos libros de debutantes en los ¨²ltimos 25 a?os. Todos tienen esa ambici¨®n y ese deseo. Yo pensaba que no iba a ser ese libro. Cre¨ª que iba a ser alguno posterior. Trabajas en ello cinco a?os. Empiezas a los 16 a?os como un proyecto personal. Era una forma de expresarme como no pod¨ªa hacerlo en mi grupo. En 1981, en un colegio privado de Los ?ngeles nadie era abiertamente gay. Nadie. Yo siempre he pensado que ser gay te hace ver el mundo como es de verdad. No est¨¢s encerrado en los papeles que te ofrece¡±.
Ellis logr¨® despu¨¦s el ¨¦xito mundial en 1991 con American Psycho, cuando su generaci¨®n ya se hab¨ªa hecho dominante en la cultura americana. El yuppy psic¨®pata Patrick Bateman se convirti¨® en un s¨ªmbolo de una cultura del exceso en Nueva York y tambi¨¦n de una forma de escribir que se regodeaba en la violencia gr¨¢fica. En Blanco afirma que nunca ha sido m¨¢s feliz que en el verano de 1991. ¡°Fue una felicidad muy corta. Aquel a?o fue una prueba de fuego. Fueron ocho o nueve meses de ataques en la prensa contra un libro que no se hab¨ªa publicado a¨²n. Si no lo has pasado, no sabes lo que es que toda la prensa se ponga contra ti y construya un relato que no es cierto para nada. Y entonces el libro sali¨® y cuando lo vieron se muri¨® todo. Un mont¨®n de cr¨ªticas negativas y despu¨¦s silencio. Me dejaron en paz¡±. Ten¨ªa una pareja. ¡°Viv¨ªamos en la playa y escuch¨¢bamos a REM¡±. Dur¨® muy poco. ¡°Fui muy feliz¡±.
¡°?Por qu¨¦ el victimismo es tan atractivo? Ya no te pasan cosas, ahora eres v¨ªctima de las circunstancias¡±
De aquel Nueva York, por cierto, dice que se ha desenamorado para siempre. ¡°Lo he dejado, ya lo puedo decir. Me mud¨¦ all¨ª porque ten¨ªa una visi¨®n rom¨¢ntica. Creo que vi Manhattan, de Woody Allen, demasiadas veces. Quer¨ªa vivir all¨ª. Pero cuando te quedas en Nueva York 20 a?os, la fiesta se acaba. El Nueva York al que yo me mud¨¦ no es el que dej¨¦, era muy distinto. Empez¨® a ser un espacio cerrado para ricos y turistas. Todos los j¨®venes que conoc¨ªa se fueron porque no se lo pod¨ªan permitir. Una ciudad sin j¨®venes y sin cultura joven es un museo, como San Francisco. Sigo teniendo all¨ª una casa que alquilo, la ¨²nica inversi¨®n inteligente que he hecho en mi vida¡±.
Han pasado tres d¨¦cadas de aquella novela y cuatro pel¨ªculas basadas en sus libros. La generaci¨®n X ya no es el centro de la cultura. En Blanco, su primer libro de no ficci¨®n, recoge en forma de ensayos algunos escritos antiguos y, sobre todo, las largas introducciones que escribe para su podcast, que publica en Patreon y por el que cobra por episodio. Es un programa de comentario cultural, a menudo centrado en el cine, que le da una plataforma para juzgar el momento de Estados Unidos mientras habla de los Oscar y entrevista invitados. Entre esos temas, uno importante era ¡°la ideolog¨ªa contra la est¨¦tica¡±. ¡°A la cultura¡±, afirma, ¡°ya no le importa el arte¡±.
¡°Si la cultura empieza a mirar el arte a trav¨¦s de un determinado filtro, es que ya no le importa el arte¡±, razona Ellis. ¡°Lo veo, por ejemplo, en la pol¨¦mica que hemos tenido en este pa¨ªs con la novela American Dirt. Una mujer escribe un libro y se le acusa de apropiaci¨®n cultural. Hay una facci¨®n que la est¨¢ desautorizando por su propia idea de lo que es apropiaci¨®n cultural y lo que ellos piensan que la novela deber¨ªa ser o, m¨¢s escalofriante todav¨ªa, qui¨¦n deber¨ªa escribir ese tipo de novela. Eso es un problema. Eso no es arte. No es que tu novela no sea buena, que a lo mejor ese es el problema. Es algo ideol¨®gico, no est¨¦tico. De eso trata Blanco y me preocupa mucho. Ves ejemplos por todas partes. Hay una divisi¨®n ideol¨®gica y parece que la est¨¦tica ya no importa¡±.
En ese contexto de ideologizar el arte, Ellis se queja tambi¨¦n de que en el arte parece obligatorio adoptar siempre el punto de vista de la v¨ªctima. Todo el mundo es v¨ªctima de algo y eso tiene que ser el centro de cualquier historia. Pone ejemplos, como la pel¨ªcula Moonlight. ¡°Hay unas olimpiadas del victimismo¡±, dice. ¡°Unas olimpiadas de la opresi¨®n donde todo el mundo est¨¢ oprimido y es v¨ªctima. No te pasan cosas en la vida, eres v¨ªctima de las circunstancias de la vida. Me pregunto por qu¨¦ el victimismo es tan atractivo. Qu¨¦ es lo que hace tan interesante presentarte como v¨ªctima, incluso si no lo eres. Te presentas como v¨ªctima porque te da mucha atenci¨®n medi¨¢tica. Si es aut¨¦ntico, si es real y tiene fuerza, siempre es bueno. Pero en demasiadas ocasiones no lo es. Y se convierte en algo muy atractivo para los medios¡±.
¡°No s¨¦ c¨®mo puedes vivir en este pa¨ªs y no estar irritado¡± con el Partido Dem¨®crata, dice Ellis. ¡°Es un desastre moral¡±. Ahora s¨ª estamos hablando de pol¨ªtica. Ellis advierte contra una facci¨®n izquierdista a la que llama ¡°opresora¡±. ¡°Es opresi¨®n. No se trata de libertad, es autoritario. Se trata de ocupar espacios de poder, que es de lo que va la vida. ?Realmente Trump es m¨¢s odiado de lo que era Abraham Lincoln en la ¨¦poca de la guerra civil? ?Es distinto lo que est¨¢ ocurriendo? Mi madre tiene 76 a?os y dice que todo el mundo se grita unos a otros, pero que 1968 daba miedo. A la gente la mataban. Hab¨ªa disturbios de verdad y asesinatos por las calles. No s¨¦, yo no he vivido una divisi¨®n como esta en mi vida. No creo que ninguno la hayamos vivido¡±.
Consigue ¡®Blanco¡¯
Autor: Bret Easton Ellis.
Traducci¨®n: Cruz Rodr¨ªguez Juiz.
Editorial: Literatura Random House, 2020.
Formato: 256 p¨¢ginas. 20,90 euros.
Publicaci¨®n: 19 de marzo.
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